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HALLEY

Me levanté antes que el resto, lo supe precisamente porque la casa derrochaba paz y tranquilidad, algo muy poco común aquí en verano, apenas estaba amaneciendo, llevaba dos años sin poder dormir bien, me desvelaba en mitad de la noche, me despertaba demasiado pronto o simplemente era incapaz de conciliar el sueño, y la principal culpable era yo misma, mi cabeza era mi peor enemigo, simplemente repetía una y otra vez el peor momento de mi vida, cuando pensé que después de ver lo que vi en aquella fiesta podría de alguna manera estar en paz yo sola, conmigo misma, tuve que encontrármelo borracho...

Me puse un short vaquero con un top blanco de tirantes básico y decidí salir al porche, e intentar pintar, llevaba sin hacerlo mucho tiempo, y necesitaba volver a intentarlo, poder decir que al menos lo había intentado. La luz de naranja del amanecer iluminaba el trozo de papel en blanco justo delante de mí, sentí que todos los colores me observaban, me llamaban. Cerré los ojos y simplemente pinté lo que el corazón me dictó, una tontería, ni siquiera fui consciente de lo que era hasta que una voz me hizo volver a la realidad.

-Hacía mucho que no te veía pintar.- Dijo el capullo en voz baja.

-Es solo un boceto-. dije con un extraño nerviosismo arrancando la hoja para que no pudiera ver más.

-¿Tan guapo soy?, creo que eres tu que me ves con buenos ojos.- Dijo el con una sonrisa burlona haciéndome rodar los ojos.- ¿Te apetece desayunar tortitas?-Me preguntó de nuevo con una sonrisa, sabiendo que la receta de tortitas de su madre era mi favorita de siempre, yo asentí y lo seguí hasta la cocina, donde el empezó a rebuscar en todos los armarios y todos los cajones de la cocina en busca de todos los ingredientes que necesitaba.

-Y... ¿Qué haces despierto tan pronto?- Le pregunté a la vez que me senté en el asiento de la isla, frente a el, levanto la vista de la masa que estaba mezclando para mirarme con una pequeña sonrisa.

- Supongo que llevo una temporada durmiendo mal.- Me comentó encogiéndose de hombros restándole importancia.

- Y tu ¿Por qué no querías venir aquí este verano?.-Volvió a preguntarme, me tensé un poco por su pregunta.

- No me apetecía mucho.-Le contesté bajito, mirándome las manos.

- ¿Acaso no sabías que va a ser el mejor verano de tu vida?.- Me apuntó amenazante con la espátula a la ver que reía al ver mi cara. Yo me limité a responderle un lo dudo, que hizo que se llevara la mano al corazón dramáticamente.

-¿Me estás retando enana?.- Me preguntó de nuevo levantando una ceja, yo no pude evitar soltar una risita.

-Bien pues tendré que organizar planes a diestro y siniestro para que veas que este va a se el mejor verano de tu vida.- Comentó a la vez que se concentraba para continuar las tortitas.

- ¡Yo no he dicho eso!.- Me quejé mirándole incrédula.

-Tarde enana, ya he aceptado el reto.-Dijo el super normal.- Eres incansable,- le contesté bostezando.

Terminó de hacer las tortitas ágilmente mientras yo casi me quedaba durmiendo sobre la encimera, nos sirvió un plato bien grande de tortitas con chocolate, el continuó haciendo bromas y haciéndome reír de alguna manera cuando la presencia de mamá en la puerta, llamó mi atención. Se acercó a nosotros, besándome el pelo, y acariciando el pelo de Cohen. Tras ella poco a poco fueron bajando absolutamente todos, quienes al ver que Cohen no había hecho tortitas suficientes para todos lo obligaron a volver a hacer, pues lo cierto es que no era la única fan de esas tortitas.

-¡Halley prepárate que salimos en diez minutos!.- me gritó Cohen llamando la atención de todos, la mía incluida, que nos miraban de una forma muy extraña, no entendía nada.

El boceto de tu piel (MD 2.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora