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Otra vez, ahí se encontraba el pequeño pecoso, tras un muro, intentando observar sin ser cachado.

Llevaba unas cuantas semanas así, espiando a un rubio de mal carácter. Era un grado mayor que el pequeño pecosito, se notaba la diferencia de estatura.

Izuku, quien era el pecoso, de ojos verdes y cabello de igual color, estaba algo asombrado por lo genial que le pareció Katsuki, el niño rubio.

Desde que lo vio en un festival de deportes que organizó su pequeña escuela, el peliverde quedó flechado por lo increíble que era el rubio cenizo.

En el pecoso había florecido un amor y admiración por Katsuki, quien ni tenía idea de quién era Izuku.

Desde ahí el pecoso se prometió poder ser alguien cercano a el joven Bakugō. Pero sólo había un pequeño problema... ¡El pecoso ni podía acercarse al rubio!

¿Por qué es tan difícil?

Pensaba Izuku, mientras se daba valor para poder hablarle. El rubio estaba con su grupo de amigos sentado en una de las mesas del lugar, entretenido dándole golpes a un joven de cabello puntiagudo y rojo, muy llamativo.

El pequeño niño de ojos verdes, tras una pared, observaba a ese rubio.

Hoy será el día

Decidido, da un paso al frente. Sus piernas comenzaban a temblar, dio otro paso, y otro y otro. Estaba demasiado nervioso y aún ni siquiera estaba cerca de la mesa donde se encontraba su rubio.

Cuando estaba cerca, a una distancia prudente como para poder al menos saludarle, una niña llega de la nada, y le choca con su hombro y saluda a Katsuki.

El pecoso, sobando su brazo, veía a la pequeña niña hablar con el cenizo con demasiada normalidad; no sabía cómo sentirse, envidiaba a la niña por poder hablarle con tanta confianza.

El rubio le respondía sin gritos, estaba calmado, se podría decir. El pecoso decidió irse, era algo incómodo estar ahí parado viendo a los dos niños hablar.

Nadie se dio cuenta de que estaba ahí, parado, observando cada movimiento de Bakugō al hablar con la pequeña.

Quizá tenía celos de no poder ser como ella

Se retiró del lugar, no sé sentía parte de él, y un sentimiento comenzó a crecer en su pecho, suponía que eran celos, celos de que ella pudiera hablarle y él ni siquiera podía acercarse.

Simplemente se fue lejos del lugar donde estaban ellos, quería dejar de sentirse mal.

¿Por qué ella puede y yo no?

Se preguntaba una y otra vez, comenzaba a sobre pensar, ideando una y más cosas.

Caminando por ahí, se encontró a dos de sus amigos; un niño de cabello bicolor y una niña de cabello castaño; sus dos mejores amigos.

Se acercó a ellos, a pasos lentos. Cuando ambos niños se dieron cuenta de que el pecoso se acercaba a ellos, estos comenzaron a saludarlo, moviendo sus manos de un lado a otro.

Izuku trató de poner su mejor sonrisa, ignorando el sentimiento que aún tenía. Saludó a ambos de forma gentil

— No sabía que estabas por aquí, Midoriya — Dice el bicolor, cuyo nombre era Shōto.

— Ah... Pues... Vengo de la cafetería, no tenia... apetito así que decidí salir de allí — Responde Izuku a Shōto, tratando de mentir para no ser descubierto.

— ¡Entonces pasemos lo que resta del receso juntos! Tengo algunas cosas que decirles — Entra Uraraka a la conversación, la otra niña amiga del oji verde.

— Oh, claro, espero que no sea malo... — Agrega Izuku, comenzando a caminar, viendo que la chica lo había tomado del brazo junto a Shōto, llevándolos hacia no sabía dónde.

La castaña de linda sonrisa, había llevado a ambos chicos a unos asientos que estaban por ahí casualmente, los obligó a sentarse y comenzó a hablar.

— Chicos... He pensado hacer una fiesta de piscina por mi cumpleaños, quiero invitar a todo el salón y algunos amigos más, solo que no sé si mi idea sea buena — Comenta, observando a ambos amigos, esperando a que ellos le dieran el visto bueno a su idea, quería hacer una gran fiesta, ¡cumplía 10 años! Y quería festejar en grande.

— Me parece una gran idea, Uraraka-kun — Afirma Midoriya acerca de lo que pensaba su amiga, aunque no le agradaba la idea de que fuera todo la clase, estaba feliz porque se notaba el entusiasmo en el rostro de la castaña, no quería hacer entristece a la pequeña niña.

— Digo lo mismo que Midoriya, suena bien la idea, con tal de que haya comida está bien — Habla Shōto, dejando en claro que sólo le interesaba la comida.

— ¡Entonces está hecho! Haré la fiesta en la piscina e invitaré a muchas personas, le pediré a Tenya que me ayude con algunas cosas... — Entusiasmada, Uraraka se levanta de su silla y da pequeños saltitos de felicidad.

Izuku observaba a su amiga alegre, una sonrisa se dibujo en su rostro al verla tan feliz, aunque un mal presentimiento se comenzaba a ser presente. Lo ignoró pensando que era el sentimiento de celos de hace un rato, no quiso darle tantas vueltas al asunto... Se comenzaba a marear.

Espero que no pase nada malo...

Primera historia Katsudeku que hago, tenganme paciencia

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Primera historia Katsudeku que hago, tenganme paciencia.

Espero les agrade estos pequeños relatos de un Izuku queriendo acercarse a Katsuki.

Los capítulos serán cortos, puede variar, depende de cuán inspirado esté.

Disculpen los errores ortográficos y demás, no te tengan duda en corregirme.

besos a los que leen mis escritos.


900 palabras.

"Si Tan Solo Pudiera..." [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora