PROLOGO

6 2 0
                                    

Era una mañana cálida, los rayos de luz entrando por mi ventana alumbrando mi pequeña habitación, mientras que de fondo se escucha un muy bajo canto de las aves.

Despierto desconcertada mirando a mi alrededor, tratando de localizar la ubicación del dispositivo móvil que fue causante de interrumpir mis sueños. Finalmente logro palparlo y observo que es una llamada entrante.

"¿Y ahora qué? estoy lo suficientemente cansada como para atender una llamada a esta hora" (eran las 8:30am). Claro que cualquier persona preferiría seguir dormida en lugar de atender una llamada. Apagué el celular y volví a cerrar mis ojos. Pero tal parece que a la gente le encanta llamar a esa hora. (Exclame bajo mi propio pensamiento).

Finalmente me decido atender esa llamada... "Mas vale que sea para algo importante, porque si no..." Me dije a mi misma.

-"Hola Daniela, buenos días" Escuché a Emilia decir eso mientras me acomodaba en mi suave cama.

-Hum, hola Emi, buen día. 

-"Disculpa la molestia, se que es muy temprano" -Al menos sabe identificar que si es muy temprano para la hora en la que suelo despertar.

-Nah, no importa, dime, ¿Qué pasó? ¿Todo en orden?

-"En realidad no, antes que nada quiero que me respondas la siguiente pregunta, ¿Ya sabes lo que le paso a Salem?". 

Lo dice con un tono bastante serio, algo en mi interior se comienza a preocupar.

-No, estaba dormida, no tengo nada de ella, ¿Por?

Hay un silencio profundo que hace que mi corazón comience a latir fuertemente. Se siente como si hubieran pasado los minutos más largos de mi vida, pero en realidad solo fueron unos segundos. 

-¿Emilia? ¿Qué paso? ¿Todo bien?.

-"Da Da Daniela..." -Ella comienza a sollozar- pero continua hablando -"Salem tuvo un accidente en la noche, ella falleció".

No tengo idea de las fuerzas que tuve para levantarme, cuando reaccioné estaba de pie, alado de mi puerta. Pero sin haber una descripción exacta la cual me haga definir como fue que me sentí en esos momentos. 

Como si hubiesen tirado encima de mi un balde grande y lleno de agua fría, o como si estuvieran encajando miles y miles de agujas en mi cuerpo pero mi piel no sintiera el mas mínimo dolor. 

Como si en ese justo momento, en ese minuto, en ese segundo el tiempo se detuvo. Por un momento creí que mi corazón había dejado de latir también. 

Ya no estaba en mi habitación; mi mente me había transportado a un lugar completamente desconocido, donde no había nada, donde solo estaba yo. 

Intentaba caminar pero mis pies no lo hacían, quería mover mis brazos, pero ellos no obedecían, deseaba expresar alguna palabra, pero ni siquiera pude formular alguna. 

Supe que mi vida se había desmoronado cuando sentí una lagrima rodar por mi mejilla y al mismo tiempo perder el equilibrio de mi cuerpo. 

No se cuanto tiempo pasó, pero de algo estaba segura y es que jamás volvería a ser la misma. 

El ultimo adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora