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“Hey TaeHyun, permíteme romper tu corazón informándote de la manera más atenta posible que aquel texto que recibiste ayer en el transcurso de la tarde era originalmente escrito para Heo YuRim...”

No.

Oye Tae, no quiero lastimarte, pero en realidad no quise decirte eso a ti...”

Definitivamente no.

Taehyunnie, eres mi mejor amigo, obviamente no me gustas...”

¡Carajo, no!

Sentado a un lado de la ventana dentro del bus, BeomGyu aún pensaba sobre su respuesta. Jamás esperó que TaeHyun se sintiera de esa manera, ¿por qué nunca lo notó? ¿Era su miopía la que no le permitía ver eso?

Apretó sus labios mientras cambiaba la canción en su reproductor, lo que menos quería era escuchar tristeza reflejada en música que solía escuchar a diario, pero en ese momento no ayudaba en nada.

Estaba convencido de que TaeHyun no le gustaba, a pesar de haber firmado un pacto con él de vivir juntos y casarse si es que ambos permanecían solteros a los 30 años. Lo veía como algo imposible y una simple broma de adolecentes sin conciencia de sus actos como aquel beso tras las gradas del gimnasio luego de jugar verdad o reto mientras esperaban que del cielo cayera algo mejor que hacer mientras mataban el tiempo para que su siguiente clase comenzara por haber faltado por rebeldía a la primera.

Abandonó sus pensamientos cuando el autobús se detuvo casi como casualidad anunciando que estaba cerca de casa. En poco tiempo se levantó y corrió hasta que las puertas se abrieron y pudo bajar con nerviosismo pensando que TaeHyun podría estar en la parada esperándolo como lo hizo el día anterior, la semana pasada y algunos días del mes anterior. No es que le molestara, pero en ese momento no quería ver su rostro, moriría de vergüenza al tan solo intentar hablarle. Aunque para su fortuna, TaeHyun no estaba ahí y su ansiedad se esfumó de repente.

Comenzó a caminar sobre la cera del callejón iluminado por las luces artificiales que guiaban su andar. La idea de huir del país no se veía extrema en ese momento porque tal vez bajo otra identidad dejaría de cometer tantos desatinos.

Se preguntaba por qué nunca notó que TaeHyun podría gustar de los hombres, ¿o es qué acaso solo gustaba de él? Se veía demasiado heterosexual ante sus ojos, pues ese chico no era ni de cerca como unos de esos personajes de los dramas tailandeses que su amigo HueningKai le obligaba a ver con él. TaeHyun jamás le habló acerca de sus gustos y eso lo hacía sentirse traicionado; si era su mejor amigo, ¿cómo jamás se atrevió a hablar de eso?

¿Qué me vio?

Al llegar al edificio en el que vivía tomó las escaleras como todos los días hasta el piso 5, acto seguido, tomó las llaves de su mochila y abrió la puerta del apartamento 503 para después tirarse sobre el sofá más cercano sin siquiera haber quitado la mochila de sus hombros. Pronto, cerró sus ojos intentando pensar, pero no consiguió nada en lo absoluto, pronto se quedó dormido sobre el sofá para dos en su living.

[...]

—¿Qué mierda?

—Cállate antes que te corte las bolas.

Los pasillo de la academia de enfermería estaban repletos de personas que entraban y salían de sus clases, incluso aunque recién comenzaba el día. Kang TaeHyun se encontraba entre ellos con su compañero Choi SooBin, un alto rubio que conoció al concluir su primer semestre en la academia, quizás su primer encuentro no fue ni la mitad de extraño que el que tuvo con BeomGyu en la secundaria, pero sí se habían vuelto un par inseparable ante los ojos de sus compañeros.

¡Número Equivocado! | TaeGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora