Nadie como él.

193 21 133
                                    

 "¡El rey de Regulus ha muerto!"

"¡Qué desgracia, qué desgracia!"

"¿Qué será ahora de uno de los planetas más importantes de la galaxia?"

"¡Ah, no hay que preocuparse! ¡El antiguo rey de Regulus, que el extenso universo tenga en su gloria, tiene un hijo!"

"Kang Hyun Gu, tú serás ahora el rey de Regulus. Felicidades, joven príncipe. Confiamos en que sabrás gobernar tan bien como tu padre. ¡Que el extenso universo tenga en su gloria!"


Después de tres meses de ser coronado, el consejero de Hyun Gu le recordaba que él era el primer rey de Regulus que había subido al trono estando soltero. Ante esas palabras, Hyun Gu se encogía de hombros y apartaba la vista. A esa respuesta, Dong Myeong inflaba las mejillas. ¡Estaba tan harto de ser ignorado!

Pero ese día, el guapo y cansado consejero del joven rey se llevó una sorpresa: pasados unos minutos en los que Hyun Gu miraba por la enorme ventana que tenía a la derecha, soltó un suspiro, se echó el pelo hacia atrás y miró a Dong Myeong. ¿Sería posible?

—¿Qué opciones tengo? —preguntó el rey. De hecho, él estaba igual de cansado de esa situación. Al escuchar esa pregunta, Dong Myeong sonrió satisfecho y se aclaró la garganta. Le ofreció la lista que llevaba en la mano. Hyun Gu cogió las hojas, se dio cuenta que había cinco llenas de nombres y pequeñas explicaciones de quién era cada persona y bufó. Tiró las hojas a un lado, sorprendiendo otra vez a su consejero—. No voy a leer todo eso, quiero que me digas quienes son mis mejores opciones.

—¿Cómo iba yo a saber eso? —preguntó Dong Myeong. Hyun Gu soltó una pequeña carcajada.

—Venga, nos conocemos desde hace muchos años, ambos conocemos nuestros respectivos gustos —se levantó de su trono morado y se puso las manos en la espalda—. Si fueras yo, ¿a quiénes elegirías?

Dong Myeong estuvo un rato viendo al rey caminar de un lado al otro del salón esperando su respuesta. Parecía tranquilo, como absolutamente siempre, pero sabía que quería escuchar su opinión. Dong Myeong siempre había tenido buen ojo con las personas.

—Yo creo que el conde Ha Rin es el mejor —respondió mientras sus orejas cogían un suave color rojo.

—¿Y ya está? —le preguntó deteniéndose y mirando al más joven. Si Dong Myeong confirmaba, Hyun Gu pediría llamar a ese conde, ya que seguramente estaba en la lista.

—Es uno de los que yo escogería. Pero por supuesto que no es el único. También está su hermana pequeña, o la princesa de Venus, también la de Júpiter o... el capitán Yong Hoon del planeta Byul. Pero él está un poco... —Dong Myeong acercó un dedo a su cabeza y lo giró un par de veces.

—¿Entonces me has propuesto que me case con un loco? —preguntó Hyun Gu. Dong Myeong dio una patada al suelo.

—¡Yo solo...! ¡Bueno, lo proponía porque os conocéis! —Suspiró—. Supongo que el mejor es Ha Rin. Es un conde de Regulus, así que la boda sería más sencilla que con alguien de otro planeta. Además es un hombre muy respetado y querido.

—Bien, dile que venga. Quiero hablar con ese conde que tan ideal te parece.

—Yo no he dicho que sea ideal... —murmuró Dong Myeong mientras recogía las hojas que su rey había tirado cerca de su trono.

Mientras Dong Myeong volvía a poner en orden esas hojas que había preparado para nada, Hyun Gu salía del salón y se dirigía a su habitación.


Nadie Como ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora