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Narra Fabián Hoffman

Me despierto con un gran dolor de cabeza, me cuesta abrir mis ojos. Mi campo de visión se abre completamente y me doy cuenta del lugar en el que me encuentro. Me siento de golpe y veo a mi alrededor, estoy...en el bar, aún. Me giro y veo a una mujer rubia y totalmente desnuda junto a mi

La mire completamente. No la conozco, nunca la había visto en mi vida, o eso pensé. Mire el resto de la habitación, había ropa, mi ropa, vasos con restos de alcohol. Quite la sábana que me cubría y note que tampoco traía ropa

Levanté mi ropa del suelo y rápidamente me vestí, volví a ver a la mujer

Carajo...

Pero, tomé mi teléfono, que por suerte estaba entre mi ropa, mire la hora, 10:00 am

Y solo pude pensar en una cosa, Grecia

Tenía que ir, la dejé sola ayer, en nuestro primer aniversario. Y... aparentemente estuve con esa mujer. Salí corriendo de ahí.

Albert me tendió una trampa...

Con mi ropa desaliñada y un gran dolor de cabeza salí del maldito bar, busqué con la mirada una de las camionetas y la ví, al final del estacionamiento del lujoso lugar. No mire en ningún lado los hombres de Albert cerca, solo me subí a la camioneta y conduje a toda velocidad hasta casa.

Tenía un mal presentimiento. Y lo sabía, Albert había hecho algo. Y solo temí por mi esposa.

Con la velocidad al máximo llegué a la casa, pero, esta lucía como siempre, pero no habían hombres afuera. Abrí el portón y me adentré enseguida. Me bajé de la camioneta corriendo pero me detuve en la puerta. 

No había nadie, se supone que debían haber hombres cuidando afuera, pero no había nadie

—¡GRECIA! —grite enseguida —¡GRECIA!

Corrí escaleras arriba y entré en la habitación, nadie, el baño, nadie, el armario, nadie. Maldición

—¡¿GRECIA?! —salí de la habitación —¡¿Dónde estás?!

Salí al patio nuevamente, revisé el almacén. La mercancía no estaba.

La angustia me recorrió, jalé mi cabello con frustración y miré a todos lados desesperado.

Se la había llevado, supo que estaba aquí y me engaño para llevársela.

Mi vista se quedó fija en un extremo del jardín. Había alguien

Me acerqué corriendo y ví que no era Grecia, sin embargo volteé el cuerpo. Era Colton

—Colton —palmeo su rostro —¡Colton! —le grité en la cara

Mire todo su cuerpo. No estaba herido, al menos no tenía una herida que yo pudiera ver

—Colton —se movió e hizo un leve ruido —Colton,  despierta

Abrió los ojos y se sentó de golpe en el suelo

—Grecia... —miro a todos lados —Se...ayuda...tienen

—Colton ¿Dónde está mi esposa? —lo tomé por la camisa —¡¿Dónde está mi mujer?!

Se levantó del piso e imite su acto. El miro a todos lados y luego fijó sus ojos en mi

—Albert...Albert se la llevó Fabián, hay que ir a buscarla —lo tomé de la camisa fuertemente —Cuando llegué fue demasiado tarde

—¿Cuándo? ¿Cómo? ¿A dónde se fueron?

Me empujó de golpe

—¿Dónde estuviste?. Te estabas revolcando con quién sabe qué perra ¿No?...

—¿Qué? —hablé frustrado

—Por tu culpa esto pasó, Fabián —me apuntó —Ella...

No quise seguir escuchándolo. Corrí a la casa de nuevo y me fijé bien en las cosas de la primera planta. La mesa estaba puesta, habían velas, ya apagadas, comida, cubiertos, copas Había preparado todo esto...y yo bajé la guardia.

—¡MALDITA SEA! —tire todo de la mesa y las cosas y platos cayeron por doquier

—Estaba muy hermosa anoche —me giré y ví a Colton —La hubieras visto, ella...

—...

[...]

Había buscado a Albert en todas partes. Había dejado Italia de eso estaba seguro. Busqué en otros países en dónde podría estar pero nada.

Ya no podía resistirlo más, mis ojos se humedecieron por completo y las dejé salir. Comencé a llorar, como un niño. La había pedido y eso me estaba matando, tenía que encontrarla. No sabía que estaba viviendo, como estaba, que le estaban haciendo. Nada.

Estaba con Albert... Era lo peor de todo

Seguía en la casa, no iba a dejar está ciudad sin encontrarla antes.

Colton estaba conmigo, también estaba afectado por todo esto, y lo entendía.

—Fabián —entró en la sala donde teníamos algunas computadoras y papeles

—¿Qué? ¿Ya sabes algo de ella? ¿Tu…?

—No, solo, sería mejor ir a Vancouver —se encogió de hombros

No había pensado en eso, todos aún piensan que estoy muerto, y no estoy para dar explicaciones ahora, y muchos menos decir lo que pasó con Grecia.

—No.

—Pero...

—Ahora regreso —subí las escaleras y entre en nuestra habitación

Me senté en la cama. Su aroma estaba penetrado en todos lados, su aroma de vainilla y coco.

Grecia, el amor de mi vida. Me sentía atado a ella sin importar nada, y ahora, le fallé, no cumplí la promesa que le hice tantas veces, protegerla.

Entré en el baño y decidí darme una ducha. Mientras me duchaba solo pude pensar en ella, en como me recordaba de ella cada aspecto suyo, cada sonrisa, mirada, cuerpo, su corazón. Todo, me lo entregaba todo, y le falle.

Salí del baño y me mire en el espejo, me veia realmente mal, pero eso no me importaba en absoluto, solo quería encontrarla, costará lo que costará.

Mire su cepillo dental junto al mío. Apreté mis puños y en un solo movimiento quebré el vidrio. Mi mano se cortó pero me dolía más no tenerla a ella que eso.

La ventanilla con el vidrio se abrió debido al golpe dejando caer los cepillos dentales y otros productos de aseo. Pero, otras cosas cayeron.

Fruncí el ceño. Tomé una y ví. Dos barritas...

La otra decía lo mismo, y la última decía dos semanas de embarazo, cerré los ojos

—No puede ser... —dije con las pruebas en las manos —Está embarazada 

Y ahí, me sentí más culpable que nunca. De solo imaginar todo lo que sintió al enterarse de esto y mis ácidas palabras.

Está embarazada

Está esperando un hijo mío

Me arrepentí de inmediato de todo lo que le dije.

Y ahora solo quería ir a buscarla y decirle que no me importaba nada, que haríamos una familia y todos estaríamos bien.

Pero...

Que idiota fuí

No solo le rompí el corazón, sino que también puse en riesgo su vida, y ahora no era solo ella, si no también ese bebé.

Una Vida a tu Lado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora