Metanoia

Un bosque.

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Mi respiración estaba agitada y mi cuerpo parecía estar en llamas, casi podía jurar que mis células estaban poco a poco quemándose como si de un bosque se tratase.

El resonante sonido del movimiento y esa pésima costumbre que tengo de no desayunar me estaban matando, debía salir de allí lo más pronto posible, sin embargo cada vez el miedo era más grande y mis piernas se sentían más pequeñas y débiles.

Necesitaba salir de la casa, pero mi cuerpo ya no respondía congelado por el miedo. Tal vez si aquellos vasos no se hubieran roto podría haberme arrastrado por el piso. . . Tal vez si — Un pensamiento, un enojo explosivo lleno mi cerebro e infectó mi sangre "¿Así terminará?" Pensé y la impotencia se arrastró por mis entrañas avivando el fuego que evaporaba mis lágrimas.

No quería aceptarlo.

Otro pensamiento, otra pregunta cargada en furia "¿¡De que sirve ser tan inteligente?! ¿DE QUÉ SIRVE SER TAN RÁPIDA Y CAPAZ SI ESTE SERÁ MI FINAL?! . . . Ni siquiera puedo gritar por ayuda" En ese momento ya no pude negarlo y con la fuerza de una cascada las lágrimas cayeron, apagando toda la rabia solo dejando el humo de la decepción.

Agaché mi cabeza, me rendí ante el mundo. . . Y en el momento en el que lo acepté el terremoto paró, pero yo ya no quería moverme. Me desplomo en el piso, sin importarme si me corto con el vidrio tirado ¿Importa siquiera?.

Mi cuerpo seguía vivo, pero mis deseos han sido quemados junto con mi orgullo.

Tal vez volarán por el bosque que es mi cuerpo he intentarán algo nuevo, pero hasta entonces seré una semilla olvidada, tirada y destruida. Esa será mi cara. 

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《282 palabras.》

Muchas gracias por leer.