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Cómo si la mala suerte le siguiera, Diego tuvo que sentarse a un lado de Pablo, quien tampoco se veían muy feliz de compartir fila.

Diego nunca quería comportarse grosero con el menor, pero este parecía empedernido con molestarlo. Dirigiendo su mirada de arriba a abajo, como si lo barriera y juzgando cada una de sus acciones. Se estaba volviendo loco solo con escuchar el repiqueteo de su tenis en el suelo.

-- Así menos me voy a apurar eh.

Advirtió Diego. Pablo le empujó, provocando que la maleta que trataba de guardar en el compartimiento de arriba le cayera en el cuello.

-- Ostias, es que eres lento en todo, Lainez.

-- Eres tan infantil. Andale, para que dejes de estar de chillón te dejo guardar antes tu mochila.

Diego le hizo la seña para que pasara y pudiera acomodar su propio cargamento. Gavi lo ignoró por completo e hizo como que la virgen le hablaba. Cómo le gustaba sólo joderlo, ni dejaba hacer nada ni él hacia nada.

Luego de cómo cinco minutos, con las maletas guardadas y ambos sentados como niños regañados, Diego desbloqueo su teléfono, verificando que Kevin ya había leído su mensaje. Sonrió ante el sticker que le mando.

-- ¿Quién es ese? ¿Tu novio?

Escondió la pantalla ante el chismoso a su lado, pero ni bien pudo negarlo cuando este mismo respondió.

-- Bueno, a mi que me importa quien sea ese tío.

Diego rodó los ojos, sentía que ese sería un viaje largo, pero valía la pena con tal de ver ya a su familia y amigos. Trató de llenarse de toda la paciencia posible en una inhalación y le dirigió una simple sonrisa a Gavi, quien por cierto se descolocó ante el gesto. No respondió igual y en cambio comenzó a acomodar la pantalla y sus audífonos para ver una película. No escucho a la azafata ni sintió cuando el avión avanzó.

El vuelo era directo y sin escalas, más de diez horas tenían que pasar juntos sin posibilidad de moverse, porque lamentablemente para el mayor le tocó el asiento pegado a la ventana y tendría que pedir permiso a Montoya y Pablo para poder pasar. Ya podía imaginar el pleito si trataba de salir siquiera al baño. Y lo peor era que que volaban de día, no podía dormir para pasar el tiempo rápido, y con el desajuste de horario, seguro que al llegar a México sería de madrugada, aprovecharía mejor para dormir en ese momento.

Hasta eso, Pablo no le dirigió más la palabra, ni siquiera una mirada y agradeció a la misma suerte que le puso a su lado por ese momento de paz.

Sabía que ya faltaba poco para llegar cuando reconoció la ciudad de México, tan amontonada como siempre y con las luces de los edificios manchando todo el lienzo negro. El avión ya estaba enfilandose y un bostezo escapó de su boca. Se estiró en el asiento y casi se arriesga a despertar a Gavi, pero se lo dejaría a Martín. No tenía ni una hora que el menor había consolidado el sueño y si él era el causante de interrumpirlo estaba seguro no se acababa la discusión.

Apenas se bajó prendió su celular, recibiendo un mensaje de Kevin que le informaba que se encontraba en el aeropuerto esperando por él. Eran las tres de la mañana y el frío era tremendo, aunque ya se había acoplado en Europa, justo en ese momento no traía nada más que una simple sudadera.

Entre las pocas personas que estaban en el lugar alcanzó a divisar al mayor, que le esperaba con un pequeño cartel. Casi deja ir su maleta por la escaleras al correr para abrazarlo.

-- ¿Quién es ese cipote con el que va Diego?

Preguntó Gavi molesto de tener que alcanzar la maleta del último.

-- Es un viejo amigo, se llama Kevin. Es del club Pachuca.

Guardado respondió, omitiendo el insulto por parte del menor. Pensar que posiblemente tendría que competir contra ese greñudo le ponía de mal humor. Se acercó a los jóvenes que protagonizaban una escena de enamorados reencontrandose luego de la guerra y tuvo que fingir arcadas para que le prestarán atención.

-- Vamos pelele, que tenemos que llegar al hotel. Estoy que me muero de sueño.

Pablo le aventó la maleta de ruedas y observó de pies a cabeza al famoso Kevin.

Diego ni se tomó la molestia de agradecerle ya que él tampoco lo hizo para presentarse con su amigo, así que usando el mismo tono de voz le informó.

-- Yo voy a ir al hotel donde se hospeda Álvarez, ya le avise al director. Ve con ellos antes de que te dejen.

Gavi por fin enfocó a Lainez. Le miró con extrañeza, incluso sorpresa. Por alguna razón, no estaba contento que esos dos se fueran por aparte. Quiso reclamar pero ambos jugadores mexicanos empezaron a caminar, dejándolo atrás. Se tuvo que aguantar las ganas de gritarles unos insultos y los dejó también, yendo de vuelta con su equipo.

-- ¿Ese es Gavi? Tiene un carácter...

El resto lo dejó al aire. Diego rió, sabiendo a lo que se refería el contrario.

-- Olvídalo. Mejor cuéntame, ¿qué día llegaste tu a la ciudad?

Kevin frunció el ceño, recordando.

-- Creo que hace dos días. El América se vino desde el viernes y me pegue a Ochoa. Mi equipo llega hoy a las doce.

-- De haber sabido. Pedía un vuelo antes y pasábamos el fin juntos.

Se sonrieron felices de estar al menos ya en persona y compartiendo lo que restaba de la madrugada. El martes empezaban los entrenamientos y sabían que no iban a poder verse mucho durante los juegos. Ingresaron al carro que rento por unos días el mayor y ahí le ofreció una chamarra extra.

-- Perdón, hubiera regresado por ella antes para que no cruzaras todo el aire ahorita.

-- Nah, no te preocupes. Aún así gracias, debí de haber sacado una yo también.

Diego le recibió la chamarra que Kevin le ofrecía. Se enfundo en ella y aspiro la colonia que aún estaba impregnada en la tela. Le reconfortaba mucho el aroma de su amigo. Enfilaron a la carretera y sin darse cuenta cayó rendido en el asiento.











N/A

Pido perdón por no actualizar, creí que tenía la historia en borradores.

Bueno, esto no está ambientado mucho en lo real, porque no que yo sepa Kevin y Diego tienen una amistad precisamente, pero equis.

Ya voy a subir más capítulos seguido. Los amo.





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⏰ Última actualización: Dec 22, 2022 ⏰

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