—Sé que te gustaría "ser el de arriba", pero... ¿me vas a negar lo bien que te ves justo ahora con mi pene dentro de ti, Keikei? —canturreó con descaro Kazutora, sus ojos miel brillando con malicia mientras embestía con fuerza. Las paredes cubiertas de espejos devolvían la imagen de Baji, atrapado en una maraña de placer y vulnerabilidad.
La intención original del fornido azabache había sido simplemente aliviar la tensión que ambos amigos venían acumulando durante meses. Jamás imaginó que él terminaría "del otro lado".
Los dos chicos de 18 años compartían una amistad profunda, pero también una frustración común: querían perder la virginidad, pero eran terribles para ligar. Ni su atractivo físico ni sus ocurrencias lograban convertir las interacciones con chicas en algo más que rechazos torpes.
—¡Esto es una mierda! —se quejó Kazutora una mañana, pateando una piedra en la azotea de la escuela.—Vamos, Tora. Tú al menos tienes algo de suerte con las chicas. Yo no entiendo por qué las espanto —gruñó, cruzándose de brazos y dejando caer su espalda contra el barandal.
Kazutora miró a su amigo con una media sonrisa. Sabía que el problema de Keisuke no era su apariencia —al contrario, era jodidamente atractivo—, sino esa actitud de pocos amigos que lo alejaba de cualquiera. Y, aunque no lo admitía, Kazutora sentía algo extraño cada vez que lo miraba. No era exactamente desagradable, pero le hacía revolverse el estómago de una forma que solo su mejor amigo lograba.
—Porque siempre traes esa cara de culo, Baji —dijo con una risa burlona.El azabache frunció el ceño, chasqueando la lengua. Kazutora disfrutaba demasiado provocarlo, y sabía exactamente qué botones presionar. Ambos compartían esa dinámica; los dos eran expertos en encender los nervios del otro.
Después de un rato en silencio, con el viento susurrando a su alrededor, Kazutora rompió la calma con algo completamente fuera de lugar:
—¿Sabías que nosotros, los hombres, tenemos algo llamado "próstata"? Y que se estimula por... bueno, ya sabes, por el culo.
—¿Qué? —respondió Keisuke, ladeando la cabeza con una mezcla de confusión y sospecha.
—Sí. El otro día, mientras navegaba en una página porno, me salió un video de dos chicos. Parecía que lo estaban disfrutando un montón, y me pregunté por qué...
—¡¿Qué demonios haces viendo eso?! —lo interrumpió el azabache, claramente abrumado. Se puso de pie, metiendo las manos en los bolsillos de su uniforme. —No te juzgo, pero si esto es algún tipo de propuesta, paso.
Kazutora se levantó con calma, rodeándolo con un brazo.
—¿Quieres saber que se siente coger o no, Baji? —Comentó irritado el bicolor mientras imitaba el gesto anterior de su amigo, pero con más lentitud. –Mira, ya sé lo que piensas, no soy gay, ¿ok? Pero estamos jodidos, Keisuke. No podemos pasar toda la vida a punta de pajas —su tono era serio, aunque había un leve rubor en sus mejillas. —La próstata es como el "punto G" de los hombres, y...
—¿Qué carajos es un "punto G"? —interrumpió Baji, mirando a su amigo como si hablara otro idioma.Kazutora rodó los ojos. —¡Olvídalo! Escucha, solo estoy diciendo que podríamos... experimentar. Mira, yo sería el de abajo. Así de desesperado estoy.
—¡¿Quieres que te lo meta?! —gritó Baji, incapaz de contener su sorpresa. Kazutora le dio una palmada en la nuca.
—¡Baja la voz, idiota! Solo lo haría porque confío en ti... porque eres tú.
—...—
—... ¡No me mires así demonios!, ah. ¿Vas aceptar o no? No pienso volver a ofre- —
—Hoy en la noche nos veremos en "Kabukicho", escuché sobre un "love hotel" donde son discretos, y no dirán nada si entramos dos chicos. —Interrumpió con seriedad el pelinegro caminando hacía la salida de la azotea. Hanemiya soltó una suave risa de "victoria" ante aquello, y finalmente lo siguió rumbo a clases.
[...]
—Ah, ah, Tora... —Los gemidos profundos de Baji resonaban en la habitación, mezclándose con el choque rítmico de piel y el tintineo del cascabel que Kazutora llevaba en la oreja.
Para el delgado chico era tan placentero escuchar como su compañero de travesuras se desmoronaba junto a su frágil masculinidad, como le excitaba.
Sin dudar mucho lo posicionó sobre sus cuatro puntos de equilibrio y le tomó de las largas hebras oscuras para comenzar a tironearlas con fuerza.
—¿Eh? ~ Jaja~ ¿Qué sucede Keikei? —Ese canturreo se volvía más pesado mientras más fuerza ponía en sus embestidas, haciendo su pene chocar una y otra vez contra el punto dulce de Baji, y este soltaba por momentos gruñidos, fruncía su ceño y gemía intensamente.
—Agradéceme por esta idea — Dijo Hanemiya estando jadeoso pero lleno de soberbia. Dio un par de nalgadas bien marcadas al firme y poco prominente trasero del azabache que en sintonía con la acción gimoteaba.
—T-tú... después de esto, vas a... —Baji intentó replicar, pero la sensación del punto exacto siendo golpeado lo hacía perder las palabras: Estaba disfrutándolo más de lo que esperaba. Y eso lo aterraba... y lo emocionaba.
El de orbes miel lo tomó de las muñecas y le estiró los brazos con fuerza para hacerle levantar más la cadera, yendo de inmediato su boca hacía el cuello para morderle suavemente y dejarle unas succiones bien marcadas.
—Cuando termine de cogerte, te mirarás al espejo y recordaras muy bien como fuiste mi perrita. De eso voy asegurarme. —Musitó sobre la salada piel de Baji el cual tenía ahora su cabeza presionada contra el suave colchón, luego se irguió lentamente para continuar con las penetraciones, pero ahora más lentas, suaves y precisas. El pene del pelilargo estaba tan duro y chorreante, que con cada embestida suave rebotaba contra su marcado abdomen.
Sin dudar, le tomó del cabello, obligándolo a mirarse en el espejo frente a la cama. —Mírate bien— No podía, más bien no quería mirarse en aquellos espejos así que entrecerraba sus ojos, pero Kazutora quería que se grabara bien la escena.
Repentinamente salió de él, le tomó de los hombros con fuerza y guió a ese fuerte cuerpo a uno de los espejos laterales pegados a la cama. Cubrió su propia mano de saliva para luego tomarle la virilidad y comenzar a apretarle por toda la longitud.
—¿Qué c-carajo haces? —Refutó algo jadeante el ojimarrón.
—¿Esta escena si te gusta? – Lamió la extensión del cuello de su acompañante, seguido de besos húmedos que marcaban un camino hacía una de las orejas, al mismo tiempo que usando una sola mano le tomaba las mejillas para que viera atento su propio reflejo.
—Puedo sentir tu pene palpitar, y solo por que estás observando como le "doy atención", que asco Keikei. — Se mofó.
—Pero te diré una cosa... — Le lamió lentamente el lóbulo de la oreja y musitó.
—Cumpliré con lo que prometí, la próxima vez que vengamos, mi culo será tuyo pero solo si justo ahora miras bien cómo te hago mío. –Ante esas palabras, de inmediato las mejillas del azabache se pusieron muy ruborizadas, su piel más caliente, su respiración sumamente agitada. Fijó su mirar en el espejo que reflejaba la expresión del ojimiel con esa jodida sonrisa que se cargaba tan cínica. Ahora Kazutora a través del reflejo le indicaba que le diera un beso, y sin dudarlo lo hizo, Keisuke comenzó a devorarle la boca mientras se dejaba hacer.
El beso se correspondía con la misma intensidad mientras Hanemiya se recostaba sobre el colchón y ayudaba a su acompañante para acomodarle sobre su regazo. Una vez ahí, Baji sabía lo que debía hacer: tomó el grueso pene del bicolor, lo colocó en su entrada y miró al espejo que tenía enfrente observando atento como volvía ser llenado por Kazutora. Soltó un gemido lento y audible.
—Ah... muévete. – Ordenó el bicolor.
Baji obedeció dando un vaivén lento que pasó a brincos pequeños, viendo como su trasero rebotaba una y otra vez. Por momentos esos felinos ojos que el ajeno poseía lo devoraban, sin duda estaba gozando de aquello, entonces fue tomado de los glúteos con fuerza y siendo separados. Su amigo lo volvía a embestir con intensidad.
—Tora, Tora, Tora ¡Ah! —
—Baji, si, más fuerte... gime más duro —Ordenó el chico el cual volvía cada vez más intensas sus embestidas y soltaba gemidos roncos a agudos.
– Mírate bien, di que eres mi puta, ¡Anda!
—¡N-no voy a decir e-so, ah! —
—No te pregunté— Le comenzó a masturbar con rapidez, logrando por fin sacar en el azabache un gesto de sumisión tan lleno de placer y unas cuantas lágrimas que se le asomaron.
—¡Te amo, T-tora, cógeme lo que quieras, ¡ah! – Exclamó ya perdido el musculoso chico, al mismo tiempo que finalmente eyaculaba y caía rendido sobre el bicolor.
—¡Ah Baji, yo también te amo tanto! —Exclamó de manera jadeante y torpe el ojimiel liberando su espeso y caliente semen dentro del ojimarrón, llenándole por completo.[...]
Habían pasado días desde aquello, ambos chicos estaban extrañamente silenciosos. La intensidad de aquella noche los había dejado con más preguntas que respuestas. ¿Las palabras de amor que se dijeron habían sido reales? ¿O solo producto del calor del momento?Finalmente, después de mucho titubeo, se enfrentaron. Una confesión torpe de Baji, seguida de una aceptación nerviosa de Kazutora, los llevó a lo inevitable: comenzaron a salir como pareja. Su relación se convirtió en una mezcla caótica de pasión y momentos de ternura, con ambos aprendiendo a equilibrar sus emociones y deseos.
Pero esa... es otra historia.
FIN.
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- El punto G -「 ToraBaji」
Fanfiction「-Sé que te gustaría "ser el de arriba", pero... ¿me vas a negar lo bien que te ves justo ahora con mi pene dentro de ti, Keikei? -canturreó con descaro Kazutora, sus ojos miel brillando con malicia mientras embestía con fuerza. Las paredes cubierta...