Capítulo. 2

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Por supuesto que, tal como Dee había predicho debido a sus experiencias y largo conocimiento acerca de la actitud de su hermano, terminó cambiando al menos unas ocho veces las sábanas de su cama, ante las múltiples veces que Heavy había vomitado sobre ellas.

— Heavy, te dije que esta película no era para tí, y si sigues comiendo como puerco será mucho peor que esto — comentó el mayor de los hermanos, mientras tomaba otro puño de palomitas.

— Ya va a terminar, puedo aguantar un poco más. Además, he visto cosas peores que est... Gurp — las arqueadas en el pelirrojo eran constantes, avisando que en cualquier momento, Dee tendría que cambiar las sábanas una novena vez.

Dee arqueó una ceja.

— ¿Qué viste? ¿Necrofilia? — bromeó el mayor.

— Tampoco así, enfermo de mierda.

— Yo sí.

— ¡Dagh! ¡No quería saberlo, Dee!  — se quejó Heavy, ante las risas de su hermano.

Así pasaron el rato, hasta que la noche había caído. Glam y Victoria finalmente habían llegado junto al regalo de Dee, el cual habían llevado hasta su habitación. Ellos no habían estado conscientes del malestar de Dee, sin embargo, en el momento en que el adolescente recibió una nueva chaqueta gótica junto a botas más altas de lo que antes eran las suyas, pudo notarse su sonrisa de agradecimiento. Al menos, su cumpleaños no era tan del asco.

Al final, simplemente dejaron que los chicos siguieran en su momento de hermanos, lo cual hacía bastante felices a los mayores, ya que, pocas veces podían ver a sus dos hijos compartir un momento juntos y sin nada que incluyera algún tipo de violencia.

Poco tiempo después de que terminó la película que estaban viendo anteriormente, quedaban solamente unos cuantos chocolates, no quedaba refresco y ya no tenían palomitas. Aún quedaban algunas películas por ver y el pelirrojo se negaba a solamente tener chocolates.

— Dee, no podemos seguir viendo películas con solamente esto — comentó Heavy, decepcionado.

— De acuerdo, entonces podemos seguir otro día — se encogió de hombros el mayor.

— ¿Sábes? Creo haber visto una botella de vino en la cocina.

— Heavy, eso sí no.

— ¿Por qué? No tenemos refresco.

— No sabes beber y yo tampoco. No deberíamos hacer eso.

Heavy rió en la cara de su hermano.

— ¿Qué es lo peor que puede suceder? ¿Que te emborraches? Por Dios, seguro borracho aprendes a tocar la guitarra — rodó los ojos el pelirrojo. Así que, levantándose de la cama, se dirigió a buscar dicha bebida.

Dee solamente esperaba que no estuviera yéndose por el camino equivocado. Sabía la clase de estupideces que solía hacer su hermano y a menudo, estas no salían nada bien.

Noches de Películas [Deavy]. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora