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Después de un largo viaje había tenido que hacer escala porque tenía que tomar una avioneta para llegar hasta Alaska.

Hacía frío y eso que el verano apenas comienza eso fue lo que escucho.

Había preguntado por inmigración, tenía que hacer el papeleo para estar legalmente aquí, pero nadie le decía nada y ella sabe por qué es una desconocida en sus tierras.

Comenzó a caminar hasta que vio una cafetería solitaria.

—Saludos —entra en el local.

Observa como un anciano sale de la parte de atrás —Bienvenida ¿en qué puedo servirles? —ofrece el anciano.

—Me gustaría saber donde puedo ser miembro de esta manada, nadie me dice nada por más que pregunte — dijo un poco apenada.

El anciano la mira —toma asiento joven —ella lo hace — te daré un poco de té caliente... se nota que estás cansada —

Ella confirma era verdad tienes días que no descansa cómodamente, solo la vez que paró en el pueblo pudo hacerlo.

En sus manos está el té —
está deliciosa gracia... ¿Cuántos son? —pregunta sacando su billetera.

—La casa invita joven —dijo con amabilidad el anciano.

La chica le sonríe con cariño, el anciano quería jadear esta omega no era una simple, ¿qué está pasando?

—Llamaré al beta para que hables con él y este va a decidir si podrás hablar con el alfa si o no —

Ella se esperaba eso —muchas gracias —mira cómo el anciano se va hacia su oficina.

No sabe cuánto minutos había pasado, ya se ha terminado el delicioso té, está un poco asustada por ser rechazada.

Y si pasa no sabe a donde ir o qué hacer, ahora mismo no cuenta con suficiente dinero.

Ese dinero lo llevaba guardando desde que tenía 10 años, desde que su vida comenzó a decaer más.

Ella no sabe leer, ni escribir nunca la aceptaron en la escuela por la maldita apariencia. Y realmente es ridículo, ¿cómo una manada será estable con la paciencia?, ¿cómo una manada será fuerte con la apariencia?

Pero ya no tendrá que preocuparse por eso, no es su problema ellos la han desterrado.

El anciano volvió a salir —¡está listo ¡ —dijo con una sonrisa amable —, el beta vendrá en 15 minutos —

—muchas gracias e...—

—José chica me llamo José —dijo amable.

La chica le sonríe —
mucho gusto José, soy paz —

Ambos sonríen, algo le dice a José que esa niña será alguien importante.

—si todo sale bien ven a buscar trabajo en esta vieja cafetería espero que eso no te moleste —

Paz sonríe en grande —
¡Muchas gracias! —
dijo bastante alegre.

Después de 15 minutos Paz observa como un gran hombre entra en la cafetería. Un fuerte sonrojo aparece en sus mejillas es muy apuesto y desprendía sensualidad pura.

El beta mira a la pequeña mujer regordeta con interés era una Omega aunque el olor no está, pero ella desprendía un aura pura.

Él se imagina que el señor José se dio cuenta de eso —Hola me llamo Matías soy el beta de esta manada se llama White ¿en qué puedo ayudarte? —

—Muchos gusto Matías me llamo paz yo... quiero ser parte de esta manada —

Matías la mira —¿por qué? — pregunta tenía que hacerlo antes de llevarla con el alfa él tiene que cerciorarse que la mujer sea alguien honesto.

—Quiero comenzar una vida tranquila, sin prejuicios, sin ser lastimada y trabajos forzosos — responde sincera.

Matías la mira con más interés él tiene un don para saber si una persona miente y las palabras que dice esta mujer no hay una pista de mentira en ella.

—¿Qué puedes ofrecer a la manada? —pregunta —, aquí todos tiene algo que aportar todos trabajan en equipo —

—Yo... solo sé limpiar, cocinar y lavar —dijo Paz.

—Yo le ofrecí trabajo a ella — dijo rápido José.

Matías suspirar —bien ven conmigo el alfa te espera —

Paz confirma, se siente muy preocupada no quiere que su falta de aprendizaje le quite esta nueva oportunidad. Comienza a seguir al hombre observa como todos saludan al beta.

Se nota que lo respeta mucho, escucha un sonido de batalla y abre sus ojos sorprendida, nunca había visto a muchos hombres entrenar estos tiene el pecho sin alguna camisa.

En su anterior camada entrenar para protegerse era un chiste , al parecer aquí no es así.

Se visualiza una gran cabaña y se detiene delante de ella —aquí es donde vive el alfa —dijo Matías.

Paz no dice nada solo se limita a seguir al beta,  dentro observa que es cómoda y casi no tiene muchas cosa, solo lo necesario.

Lo sigue hasta llegar a una puerta —Alfa —llama el beta.

Un fuerte gruñido se escuchó cuando la puerta fue abierta bruscamente, un gran hombre la arrincona bruscamente, siente cómo huele su cuello.

MÍA —gruñe.

Paz abre sus ojos en grande ¡Qué demonios está pasando!.

Ganas De Vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora