A reason to live [Soukoku]

-01-

—Trabajo en una cafetería cercana, acaban de cerrar así que iba camino a casa. ¿Y tú? ¿Que hacías tan solo aquí?

“Evito sacarme los ojos” pensó Dazai, pero sabía que sería inadecuado añadir ese detalle a la plática.

—Solo quería dar un paseo nocturno.

El desconocido asintió, dando una nueva calada al cigarrillo que llevaba entre los dedos. Al terminarlo encendió otro de forma inmediata, él no se atrevió a cuestionarlo.

Se dio cuenta de que él aún no llegaba ni a la mitad del cigarrillo.

De repente se sintió asqueado.

Apagó el cigarrillo y lo lanzó lejos, esperando que entrara en el bote de basura, pero sin hacer un esfuerzo por ver si realmente llegó.

—Hace mucho frío, ¿No?

—Si, lo hace. Supongo que es por qué el invierno se acerca.

—Tengo tres gatos en casa, no les gusta el frío... Supongo que tendré que guardar dinero este mes para comprar algún calentador... ¿Quieres otro? —el desconocido extendió su cajetilla luego de sacar un tercer cigarrillo, normalmente Dazai no se preocupaba por las demás personas, pero empezaba a preocuparse por los pulmones de aquel tipo.

—Estoy bien así, gracias. Y... No es por ser entrometido, ¿Pero siempre fumas así?

—No, solo estoy algo ansioso. Quién diría que la primera vez que fumaria más de uno al día terminaría fumando tres en diez minutos. Mi hermano anuncio que se va a casar en unos meses, debe sonar estúpido, pero me tiene un tanto ansioso la idea del futuro, de quién seré, de que será lo que voy a lograr, si todos mis esfuerzos están sirviendo de algo. Bah... ¿Que es lo que a ti te tenía tirado en la banca como cadáver?

—... Pues... —no sabía si debía decirlo, era un poco incómodo contar así a la ligera sus problemas a alguien cuyo nombre ni siquiera conocía— Mi mejor amigo murió hace unos meses, me despidieron del trabajo, vine aquí a distraerme un poco. —lo dijo, aún con la alta probabilidad de arrepentirse en cuanto volviera a su casa.

—Lo siento... No debes estar pasándola bien.

—Meh, no es como que a alguien siquiera le importe.

Y realmente a nadie le importaba, no tenía padres, no tenía hermanos, ya no tenía amigos, y a él podría importarle menos su precaria situación.

—¿Que hay de tu familia?

—No hay nadie. Pero mejor no sigas preguntando, no importa. Por cierto, soy Dazai.

—Nakahara. Es un gusto Dazai.

—Lo mismo digo, fue agradable conversar contigo, dijiste que trabajabas en una cafetería, ¿Cierto?

—Si, ¿Por qué?

—Nada, solo había tenido una idea... Supongo que tus gatos te estarán esperando, nos vemos después, Nakahara.

Sin esperar la despedida se levantó de la banca y camino de regreso a su casa, había valido la pena hacer un esfuerzo por no hacer caso a esos pensamientos que lo invadían, la luna estaba realmente preciosa aquella noche, había valido la pena el frío por el que pasó.

El desagradable sabor del tabaco quemado seguía en su boca, pero al menos había hablado con alguien, era ganancia teniendo en cuenta que estuvo casi tres meses encerrado sin hablar con nadie a no ser que hiciera pedidos de comida ocasionales.

El desastre en su casa seguía ahí, posiblemente lo recogería durante la semana, realmente ahora solo quería acostarse y entrar en calor. Sin embargo, antes de eso tomó la hoja en qué había escrito antes de salir, para añadir una nota más.

“21 de Noviembre:

Tomar café con crema y comer tiramisú.

Por este motivo me levantaré de la cama el día 22, ordenaré mi departamento y tendré un buen día.”