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Estaba sentada en la sala de mi casa, viendo un poco de televisión. Los programas de chimentos me aburren pero no había nada más que ver.

2 de diciembre en Argentina, ya la primavera pasaba a ser más un recuerdo que una realidad, las temperaturas rondaban entre los 21° y los 27°, salir a la calle al mediodía era más un castigo que otra cosa.

Mi chisme de la separación de Wanda Nara fue interrumpido por el sonido de mi teléfono, alguien me estaba llamando.

- ¿Quien osa molestarme mientras escucho el chisme de Wanda?.- dije respondiendo a los segundos.

- Tu novio, quien más sería.- dijo con voz dulce.

- Hola mi amor, ¿Cómo te fue en el ensayo?.

- Muy bien, ahora estoy en camino al estudio de grabación, te llamaba para avisarte.

- Bueno corazón, en un rato te mando mensaje, suerte.

Colgué el celular y fui al baño del departamento a darme una ducha para refrescar el cuerpo.

Hoy había vuelto a Argentina después de muchos meses, estuve en Alemania un buen tiempo y ya extrañaba mi hermoso país.

Después de la ducha, me puse algo cómodo y procedí a ponerme a cocinar pasta.

- Que raro es cocinar para una sola persona.- pensé.

Estuve cocinando para mí y para mi novio un buen tiempo entonces era distinto cocinar para él y para mí que solamente para mí.

Mientras comía, una llamada de un número privado me desconcertó.

- ¿Hola?

- Hola buenas tardes, ¿hablo con la hija del conductor de televisión Alejandro Wiebe?

- Si, esa misma.- reí.

Hace mucho no escuchaba el nombre completo de mi papá.

- Un placer, me comunicaba porque el equipo técnico de la selección argentina de fútbol quiere tener una reunión con usted.

Abrí los ojos, dejando el tenedor sobre la mesada de la cocina y tragando lo último de pasta que tenía en mi boca.

- ¿Se puede saber el motivo de la reunión?.- pregunté totalmente intrigada.

- Por motivos de privacidad no puedo decirlo vía telefónica, ¿Se podría acercar el día de hoy al establecimiento?.

Parpadee varias veces y moví un poco mi cabeza.

- S-si no hay problema.- dije un poco dubitativa.

- Perfecto, ¿a las seis podría ser?.

- Si, a las seis estaré ahí.

- Muy bien señorita, eso es todo de mi parte, muchas gracias y la esperamos.

- No hay por qué, nos vemos.

Colgué el teléfono, achine mis ojos pensando en todo lo que acababa de pasar.

¿Selección Argentina?, ¿Por qué me llamarían por mi papá?.

Espero que no se haya mandado ninguna cagada, no tenía ganas de dar la cara por el ni por sus cagadas.

Miré el reloj de mi casa para percatarme cuánto tiempo tenía.

16:57pm.

No tenía tanto tiempo como esperaba, así que termine de comer y fui a paso apresurado a mi vestidor a ponerme algo más formal.

Obsesión. |Enzo Fernández|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora