Nakamura Emi una linda joven que siempre amo la cultura de las artes marciales, una chica que siempre estuvo rodeada de cosas complejas sin querer, conoce a un chico que pone todo su mundo de cabeza y hace cosas que jamás pensó que las haría.
Inicio...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi estadía en corea había sido un poco prejuiciosa pero viniendo de una familia a la cual le da igual si la bolsa de sus amistades era Chanel o Gucci, no le tomaba importancia a esos aspectos pero lamentablemente la mayoría de personas de este lugar tenían ese tipo de estereotipo.
En mi salón normal, había una tipa que se hacia llamar la ''reina'' ya que todo lo que ella estaba usando por lo menos era una marca famosa, me asqueaba el como ella lograba tener la atención de todos solo por tener algo de dinero en sus manos, a pesar de que mi situación económica iba muy bien, no me gustaba presumir lo que mis propios padres consiguieron.
— Emi-san, ¿te quedaras a natación? — deje de hacer garabatos en mi cuaderno para poder prestar atención a mi compañera, entonces ahí note como la mayoría de los alumnos no estaban y de como la profesora estaba ausente
— ¿Qué?.
— Es que como veía que estabas aun en tu asiento lo supuse, ¿te dormiste con los ojos abiertos? — Se burlo un poco de mi al ver lo que me había pasado, estaba consternada, nunca me había pasado algo como esto, entonces recordé su rostro y su nombre, Su-Hyeok.
me asome a la ventana para verificar la salida, estaba buscándolo para ver si me había esperado, en cuanto distinguí su forma de caminar y el como miraba hacia todas partes, entendí que si me estaba buscando. Sonreí con ironía, tome mis cosas y muy apresuradamente salí corriendo del aula, dejando a mis compañeras un poco extrañadas con mi actitud, sabia bien que a los maestros no les gustaba que se corriera por los pasillos pero esto era una emergencia, en primera: porque no esperaba que ese intento de bravucón me este buscando, en segunda: me emocionaba saber más de él y del arte marcial que maneja y por ultimo: necesitaba ver que tipo de problemas llevaba como para molestar a otros más débiles que él.
— Oye — jale su mochila una vez que lo tuve enfrente de mi, ahí note como estaba una chica delante suyo, así que inmediatamente lo solté — ¿Nos vamos? — pregunte haciéndole una señal con mi cabeza, pareció dudar un poco pero después me siguió no sin antes despedirse de ella.
— Lo siento On-jo pero dile a Cheong-san que esta vez no tengo tanto tiempo — le respondió de mala manera y ella se mostro un poco cohibida ante su actitud, no pude evitar darle un ligero golpe en la cabeza para luego tomarlo del cabello y hacer que se inclinara mostrando respeto
— Respeta idiota, lo siento creo que esta en un mal día, adiós on-jo— lo tome de la mano para empezar a caminar con él a dirección del dojo de mi madre ya que nuestra casa se encontraba cerca de este y no me importaba quedarme ahí las ultimas horas de luz natural.
— Si piensas humillarme al igual que los demás, no te seguiré
—Cállate y sígueme, si hubiera querido hacerlo lo abría hecho hace tiempo — conteste jalándolo aun más de la mano para caminar más rápido, lo malo fue que cuando estábamos cruzando la calle, la primera gota de agua cayo sobre mi nariz, haciendo que me sorprendiera y que a su vez sonriera. Me encantaba el agua — ¡Corre! — grite con emoción para soltarlo y salir de prisa por las calles, poco a poco empecé a escuchar los leves truenos prominentes del cielo que ahora se encontraba de un color grisáceo.
