Capítulo dos. 01 de diciembre

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Nada más salir del House of Blues, todo se veía diferente. De repente, los árboles navideños de la esquina dejaron de verse deprimentes, y los aparadores llenos de juguetes incluso me parecieron románticos. Mi rostro tenía la sonrisa más grande del universo. Tan solo pensar que no pasaría la navidad sola me quitó cualquier rastro de tristeza y se llevó todos mis pensamientos fatalistas. Esta navidad sería maravillosa, mejor que todas las anteriores. Con esa mirada y felicidad en mi rostro, me despedí de Minho y corrí hacia mi hogar. Tenía muchas cosas que hacer aquella tarde, y prácticamente todo el fin de semana.

A paso veloz y feliz, recorrí las calles de Seúl. El frío se había ido, y las miradas tristes también. Lo único que podía escuchar eran risas y villancicos navideños en cada esquina. En otra situación, posiblemente aquello me habría deprimido, pero no con esta oportunidad. Es decir, ¡PASARÍA LA BENDITA NAVIDAD CON EL BENDITO LEE MINHO!

¡NO, NO, YENN! Basta, respira. Al escuchar mis propios pensamientos, detuve abruptamente mi andar. Debía tranquilizarme, Min y yo éramos amigos que pasarían la navidad juntos. Nada más y nada menos. Estaríamos en un lujoso apartamento, en el frío diciembre, con galletas de jengibre, chocolate caliente, abrazados mientras miramos carica... ¡NOOO, YENN. MIERDA NO! ¿Qué demonios? Min y tú son amigos que pasarán la navidad juntos. ¡NO ES TU AMOR DE INVIERNO!

Sin querer aventurarme más en mis acelerados y eufóricos pensamientos - influidos por la atmósfera navideña -, sacudí mi cabeza y seguí mi camino hasta llegar a la casa que compartía con mis amigas y amigos. Estaba inhalando y exhalando para calmar mi respiración, frente a la puerta del hogar, pero me detuve. No tenía que esconder mi felicidad, después de todo, era parte esencial de la mentira-no-mentira navideña. Así que, con la sonrisa más grande del universo, entré a mi hogar, esperando verlos a todos ahí. Oh sorpresa, no había nadie. Me encogí de hombros y seguí caminando hasta mi habitación. Y una vez ahí, me aventé como una adolescente enamorada, en mi cama. Abracé lo más fuerte que pude mi querido oso, regalo de Minho cabe decir, y ahí, dormí profundamente con una alegría interminable en mi corazón. Navidad no apestaría después de todo. Adiós soledad, hola chocolate y planes navideños.

– Mire, no me interesa si los trenes están saturados. Yo reservé mi boleto con un mes de anticipación, señor ¡Un mes! ¿Cómo es posible que no haya cupo para la fecha que solicité?

Era Sunnie quién gritaba desde la sala, o eso suponía yo. Muy a mi pesar, y con una tremenda jaqueca, me levanté de mi cama. Miré a mi alrededor y, carajo, ni siquiera me había cambiado anoche. Tenía exactamente la misma ropa que el día anterior. Ni siquiera estaba tan cansada como para dormir en jeans y mi abrigo negro. Iba a cambiarme, pero escuchar a Sunnie me hizo salir corriendo de mi habitación, con un post-it y una pluma. En el pasillo, mientras corría, anoté lo que quería decirle a mi amiga. Y, al llegar con ella, sin previo aviso, se lo mostré. De repente, Sunnie dejó de gritar y su ceño fruncido fue reemplazado por una cálida e infantil sonrisa. Asintió y luego dijo al teléfono:

– ¿Sabe qué? Acepto ese boleto. Viaje a Busan el 5 de diciembre a las 17 p.m. - feliz, mi querida mejor amiga me sonrió con una mirada eufórica -. Entiendo, no se preocupe. Gracias. Hasta luego. ¡Yenn eres una genio! ¿Cómo se te ocurrió eso?

– Simple: conozco a mis mejores amigos.

Sunnie estaba sumamente feliz, es decir, ella y Jeongin se irían juntos a Busan. Después del abrazo más fuerte que Sunnie alguna vez me había dado, me soltó y me miró. De repente, su semblante cambió y la duda se manifestó en su rostro.

– ¿Por qué estás vestida así? ¿Llegaste muy tarde ayer que ni siquiera te cambiaste?

Oh, vaya. Se me había olvidado por completo. Bueno Sunnie, verás, anoche Minho, el ser humano más lindo del mundo, me propuso pasar la navidad con él; y yo estaba tan feliz que se me olvidó cambiarme para dormir.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2022 ⏰

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31 days of Christmas; a lee Minho story Donde viven las historias. Descúbrelo ahora