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—El gusto es mío,Ronald—Habla mi padre con esa sonrisa falsa que lo caracteriza.

—Este es mi hijo, el mayor de los dos—Habla Ronald palmandole el hombro a su hijo—Bruno—

¿Acaso le comieron la lengua los ratones? ¿Tiene que presentarlo su padre por el?
Que niñito.

—Yo soy Victoria—Extiendo mi mano hacia Ronald—Un gusto. —Sonrío falsamente. Ahora miro a Bruno, y le extiendo mi mano, como si no quisiera asesinarlo en este mismo instante. Aunque, parezco no agradarle tampoco, su cara al tener que mover su cabeza hacia abajo y mirarme lo dice todo.

—Mi padre ya me hizo el favor—Dice.—
Los cuatro nos sentamos en los sillones de mi padre.
Bruno se sentó con su padre y yo con el mío, quedamos todos frente a frente.
—Supongo que ninguno sabe porque estamos reunidos hoy aquí—Habla Ronald—

Bruno y yo decimos que no, al unísono, y seguido de eso ambos nos miramos con desagrado.

Idiota.

¿Quien se cree que es para mirarme mal en mi propia casa?

—Bien, les diré. Como Victoria cumplió sus dieciséis y Bruno sus dieciocho recientemente, ambos quieren y deben comenzar a involucrarse en nuestros negocios. Pero ambos trabajarán en conjunto, con las tareas que les iremos dando.
Se ayudaran mutuamente, intentando lograr el objetivo que les daremos a continuación.—Habla claro Ronald, y mi padre se levanta de la silla a buscar unos papeles que estaban sobre su mesa—

—Tendrán que conseguirnos clientes, llamando e intercambiando datos. Los números que deberán llamar son estos. Al menos unos 20, o más. Los datos que tienen que saberse, están aquí, y si logran conseguir la cifra de clientes que les dije al final del mes, recibirán un monto de dinero.

Papá nos dio unas hojas que parecían tener el mismo contenido en ambas.

—También—Continuó hablando Ronald- Uno de los dos se quedará en la casa del otro por un mes. Al menos. Así pueden trabajar juntos. De la misma manera que comenzamos John y yo.

—¿Qué?—Cuestionamos Bruno y yo.
—¿No escuchaste, victoria?—Habló mi padre con soberbia.
—¿Es necesario?—Pregunto—
—Cállate y escucha, ¿quieres?—

Cerré mis ojos, suspiré para no contestarle y me recosté en el sillón con mis brazos cruzados.

—¿Cuando sería lo del hospedaje?—Se dignó a hablar después de un rato, Bruno.
—Hoy mismo. Por algo estas aquí.
—¿Es broma no?
—¿Me ves cara de que estoy bromeando?—
—No traje equipaje.
—De eso no te preocupes, hijo. Mandé a Mishell a traer todas tus cosas aquí.
—¿En qué momento te autoricé a tocar mis cosas?
—Bruno, es solo ropa, tus libros y tu computadora, ¿que más quieres? Si necesitas algo más llámame y te traerán las cosas de inmediato y aquí se acabó el tema.

Resopló y bajo su mirada al piso.

—¿Eso es todo? ¿Ya terminamos con la reunión?—intenté romper el silencio que nos inundó por un largo minuto.
—Sí, Victoria. Eso es todo. Por favor, acompaña a Bruno hasta las habitaciones de huéspedes, y que escoja la que guste.
—Per..—
—Ah, casi se me olvida, al empezar el mes de abril, tendrán que traerme un informe con el nombre de cada cliente, y si pagaron correctamente. A esta misma hora, allí les daremos las próximas instrucciones. Ahora pueden irse.
—¿Es enserio? —Dije de mala gana y como respuesta obtuve una mirada desagradable de mi padre, que me dio a entender que sí hablaba en serio.
Asentí con mi cabeza, y me marché de la oficina junto a bruno.
—Sales por el pasillo, doblas a tu derecha, luego a tu derecha nuevamente, a tu izquierda y al final a la derecha hasta donde tope, allí verás las habitaciones, quédate con la que te guste.

Levantó sus cejas en forma de asombro pero no se inmutó a decir una sola palabra.

—Hazme el favor de no ser tan descortés y acompáñalo.

Escuché a mi padre hablar detrás mío. ¿Que a caso no se lo deje claro al camino?

Alcé mi mano indicando para la puerta, diciéndole a Bruno que salgamos, el asiente con las manos en sus bolsillos y obedece saliendo por la puerta.
Salimos de la habitación y Bruno caminaba detrás mío.
El silencio que nos acompañaba era un poco incomodo, pero no tenía ganas de intercambiar una sola palabra con el. Y al parecer el tampoco.

—¿Porque tu padre colecciona tantos cuadros sin sentido? —Cuestiona—
-¿Te importa?—Respondí
—Tienes el mismo carácter que tu cara ¿sabes? Igual de amargada.
—Ni hablemos de la tuya.
—No te conviene.

Me doy vuelta en seco quedando a centímetros de su cara.
—¿Y si lo hago qué?
—Podría matarte en este mismo instante.

Iba a responder, pero logan apareció fingiendo una tos para interrumpir el momento, y me alejé inmediatamente de Bruno.

—Logan! ¿A dónde fuiste? dije emocionada tratando de ignorar lo que acababa de pasar—
—Fui a hacer unas entregas.—Dijo acariciando mi cabeza—¿A quién tenemos aquí?—Habló mirando fijamente a bruno, quien nos observaba desinteresado.
—Me llamo bruno.
—Bagarella. —Completó Logan—
—Exactamente.
—Le estaba indicando donde queda su habitación—agregué—el muy idiota parece no saber seguir instrucciones.
—Quizá por que la que las da es aún mas estúpida que las instrucciones.

Suspiré, le regalé una sonrisa a Logan, y abrí la habitación que tenía en frente.
—Ya puedes entrar y esta es tu llave, para que te encierres y no salgas nunca más—
—Si voy a tener que verte con gusto me quedo allí.—Me quitó las llaves y cerró la puerta bruscamente.

Me alegra haberlo hecho enojar. No lo soporto. Nunca me cayó bien, ni si quiera cuando éramos pequeños y nuestros padres se llevaban bien, siempre fue un mal educado y soberbio al igual que su padre.
Por un lado lo entiendo, no tiene la culpa de haber crecido en una familia tan turbia y con un pasado tan heavy como la de los Bagarella.
Sigo odiándolo. Culpa de el y toda su descendencia es que mi abuelo está muerto.

Pero no viene al tema. Aún sigo pensando como voy a sobrevivir con este ser humano en mi casa. Si bien es grande, pero ¿cruzármelo por los pasillos? ¿en el patio? ¿en mi patio? ¿tener que compartir tiempo? Increíble. Si mi padre me quería castigar, es el peor castigo del mundo.
Estaba metida en mi cabeza cuando un mensaje de mi celular me sacó de mis pensamientos. Mi padre. Me quería ver de inmediato. ¿Ahora que hice?

—Ni si quiera lo pienses.— Le dije cuando llegué a la oficina e intentó convencerme para llevarle "un regalo de bienvenida" a nuestro nuevo integrante en la casa.
—Lo harás porque te corresponde, y tienes que acostumbrarte, además, lo digo yo.
—¿Por qué haces esto?—Pregunté fría— Odias a los Bagarella desde que tengo memoria.
—No es asunto tuyo.
—Claramente lo es. ¿De la nada estás asociado con ellos? ¿Y yo tengo que trabajar con uno de los hijos? Algo tramas.
—Ten cuidado en como me hablas, Victoria. No se si se te olvida que ya tienes dieciséis años y puedo mandarte muy lejos de aquí si así lo deseo. Hazme el favor de irte de mi oficina y hacer lo que te dije.

Lo miré fijamente tragandome todo lo que estaba a punto de decirle, puse la caja entre mis manos y salí de allí.
Toqué la puerta de su habitación, y nadie respondía. Toqué un par de veces más, hasta que se dignó a abrirme el muy idiota.

—¿No te enseñaron a esperar no?
—Un regalo de mi padre.—Le estiré la caja—
—¿Qué?
—Tampoco se a que viene este regalo, pero me mandaron a traértelo.
—¿Gracias supongo?
Intenté mirar mas allá de lo que me dejaba ver de la habitación. —¿Te quedas con esta al final?
Es la más cercana a la mía, únicamente nos separa una ancha pared, por eso rogaba que aún quisiera ver las otras habitaciones.
Esta contaba con una cama de dos plazas, una ventana que daba buena vista, un televisor y un baño lo suficientemente grande como para tener a 5 rehenes dentro.
—Me quedo con esta. Sinceramente me da exactamente igual. Quiero dormir. ¿Te importaría irte?
—No pretendía quedarme.

Se apoyó en la puerta y me dijo en sílabas A D I O S.

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¡Hola!
Espero les esté gustando
la historia tanto como a mí.
Me ayudarían muchísimo recomendando la historia ♡
Gracias por leer

Allison

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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