Capitulo 9

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MARATON 1/2


"Y quién no ha fingido estar bien, cuando en verdad no lo está." 


Sentí unos brazos rodeándome, abrí mis ojos y así era. Giré mi vista y ahí estaba Kendall acostado a mi lado abrazándome.

Realmente daba gracias a dios por ahora no dejarme sola.

Me moví lentamente intentando no despertarlo. Cuando por fin pude zafarme me levante de la cama para entrar al baño.

Me mire al espejo, estaba más fea de lo que me sentía. Mis ojos estaban completamente hinchados y mi mejilla aun estaba roja, ya ardía menos.

Encendí el grifo y comencé a desvestirme, incluyendo quitarme las vendas que tenia.

Miré mis marcas antes de entrar al agua, dios dolía tanto verlas.

Deje que el agua corriera por mi cuerpo. Después de unos 10 minutos salí en vuelta en una toalla color crema. 

Mi vista rápidamente la volví a Kendall para ver si había despertado, pero no. Aun dormía.


Saque ropa de mi ropero, entre de nuevo al baño para vestirme.

Una vez lista volví a salir y Kendall ya estaba sentado en la orilla de la cama.


-Hola –Le dije.

Su vista la alzo a mí y sonrió.

-Hola –respondió.

Termine de secar mi cabello con la toalla. La colgué y fui a sentarme a un lado de Kendall.

-Gracias –Pronuncie.

- ¿Por qué? –Pregunto.

- Por estar aquí. Realmente me hubiera suicidado –reí sin ánimo.

- ¿Por qué lo hiciste? –Pregunto.

- Mi papá se entero que mi mamá lo engañaba. Yo lo sabía, mi mamá huyo y mi papa... No sé, después de darme una buena bofetada se fue –Explique tratando de no volver a llorar.

Él no dijo nada, solo tomo mis muñecas y yo lo miraba desconcentrada. La vista la tenía en ellas.

Las acaricio, agache mi vista y note que acariciaba mis cicatrices. 

¡Tonta ___! Dije para mis adentros.

-Yo... –Iba decir algo pero me interrumpió.

- Cortarse, ¿duele mucho? –Pregunto.

Mis ojos empezaron a humedecerse. No pensaba que iba a hacer esa pregunta, más bien pensé en que diría "¿Por qué lo haces?"

-No, duele más ver las cicatrices –Respondí en un hilo.

Sentí sus brazos rodearme. Escondí mi cara en su pecho y sin pensarlo me quebré en llanto.

Acariciaba mi espalda, la habitación estaba silenciosa y solo se escuchaban mis sollozos.


[...]


-¿Quieres comer? –Pregunte a mi padre. Quien estaba sentado en uno de los sofás del living mirando televisión.

Solo se limito a negar, sin mirarme.

Esto cada vez era más difícil. Después de lo sucedido volvió borracho y desde ese entonces lo hace seguido.

Kendall me apoya en todo, hasta en esto. Ya no volvió a tocar el tema de mis cortes. Fue lo mejor.

En el instituto seguía igual. Lo de siempre.


Volví a mi habitación para tirarme en mi cama, y llorar.

Se me hacia costumbre igual que mi adicción a mis cortes. Porque eso se había vuelto ya. Una adicción.

Me gustaba dormir. Es como la muerte, pero sin compromiso a largo plazo.


*


El despertador sonaba anunciando que ya era hora de levantar mi trasero de la cama y vestirme para ir al instituto.


Me duche y después me puse mi uniforme. Después de 30 minutos quede lista para irme ya. Tome mi bolso y salí de mi casa.


*

Llegue al instituto de mierda, fui directo a mi casillero para sacar lo que necesitaría las primeras tres clases.


Mientras sacaba los libros sentí como dos manos tapaban mis ojos impidiéndome la vista.

Reí, sabía que era Kendall... Pues es con el único que me llevo en todo el instituto, ya que Ashley ya no es mi amiga.


-Kendall, ya –Dije aun riendo.

- Vaya si que el rubio te trae loca –Dijo.

Cuando dijo eso instantáneamente deje de reír y me gire bruscamente ocasionando que quitase sus manos.

Me puse nerviosa al ver quien había sido, ¿Por qué me hacia esto? ¡Me gustaba tanto!

-Hola torpe –sonrió de lado, James.

Amaba decirme torpe y hacerme sentir menos. Creo que era su pasatiempo favorito. 

No respondí, me di la vuelta ignorándolo y seguir en lo que estaba.

Cerró mi casillero de golpe haciendo que sacara mis manos rápido. ¡Coño, está loco!

Me giré a verlo rápidamente, él tenía una sonrisa victoriosa. Lo que daría por saber que mierda pensaba.


-Escápate –Dijo. Fruncí el seño.

- No –respondí segura.

- ¡Conmigo digo! 

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