Parte 1

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México se levantó con toda la emoción del mundo, tanto fue así que cayó al suelo dándose en la frente gracias a que su pierna estaba enredado con las sábanas, quizás debió ser más cuidadoso, pero estaba tan ansioso de apagar la alarma que había dejado a metros de la cama sin querer que fue con todo hacía el. México chilló, por supuesto que eran bendiciones, ése tanganazo que se dio era solamente un mensaje en que su día será perfecto y en la que no hará sobre tiempo para nada. México suspiró esperanzado, estaba decidido en salir y mostrarse como un sol para las personas, su día no se iba a arruinar por el golpe y que curiosamente le salió un chichón en la frente

— ¿Qué te pasó? —dijo Congo viendo profundamente la enorme bola en la frente ajena, incomodándolo, la mirada del sudafricano era muy penetrante

— Na-nada es solo que...

— Buenos días jefe —uno de los empleados que pasaba a su lado saludó

— Buenos días —devolvió el saludo, viéndolo, pera luego dirigir su mirada al de los ojos azules—. ¿Han llegado los demás? —cambió de tema

— Bueno, van llegando, eso sí-

— Buen día jefe

— Buenos días —regresó el saludo

— Malas noticia —soltó de inmediato. México salió de su tranquilidad y suspiró con tristeza—. El jefe de planta no va a llegar ahora —avisó Sudáfrica

— ¿Cómo así?

— Pues... dijo que le salió otro trabajo en la mañana —encogió los hombros. México suspiró por sentirse tan poca cosa por la decisión del jefe

— ¿Podrías... dejar de ver mi... —México apuntó su chichón

—Congo volvió su mirada a los ojos ajenos— Oh, por supuesto, me retiro —México asintió y Congo volvió a su camino

Bueno, quizás el día no iba hacer tan bueno después de todo, pero era lo de menos, ahora debía concentrarse en ir a ver como va el proyecto y además de buscar a su hermano si es que ha llegado al país.

Pasaron más de una hora en la que México estaba tranquilo trabajando, todo estaba yendo bien y le agradaba, esperando que los trabajos con los jefes no se extienda tanto ya que le urge terminar con esos proyectos. Le avisaron que por fin su querido hermano estaba en el territorio

— Aja, ¿entonces?

— Chingada madre siempre vienes haciéndola de pedo

— Es que me jode que vos me llamés para venir a éste país

— ¿Ah sí? ¿Prefieres que no te llame? Me lo hubieras dicho Argentina, así nunca te jodo más

— Ash, ya —chasqueo la lengua molesto—, ya estoy aquí, que más se puede hacer

— ¿Por qué vienes tan amargado?

— Puff~ —pasó su mano en la cabeza—, no sabés cuánto me costó en entrar aquí

— Sí sé, me dijiste, por eso que hasta ahora vienes

—Resopló— Esos hijos de puta... me la tenían totalmente velada en migración, no entiendo porque lo hacen, no entiendo porque me ponen hacer tantos trabajos con la visa si ¡ya he venido aquí muchas veces! Ush, como odio Estados Unidos —bufo

—México rió— Es que tienes cara de muerto de hambre —Argentina lo miró mal—. Aquí no aceptan pobres, por eso siempre tienes problemas con ingresar al país

— ¿Disculpa?, ¡Tengo títulos de todas las especialidades! ¿Qué muerto de hambre voy hacer?

— ¿Apoco cobras bien con tu montón de estudios? —preguntó. Argentina miró a otro lado con molestia—. Eso imaginé —dijo con un sarcasmo de modestia—. Por eso estás aquí Argentina y por eso mandaste a la chingada a toda la embajada gringa de Argentina, para venir a trabajar aquí en Gringolandia

Hetero, pero no por mucho // CanMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora