entonces él me había dicho que se alejaría para no lastimarme, para no lastimarnos. pero ese era el jodido problema, yo quería sufrir... yo quería sentirlo todo junto a él, no sólo y agonizante.
Memo se había ido, y con él se fue una parte de mi ser, de mi alma y de mi corazón. ya las cosas no eran iguales, y solamente podía recordar los primeros días que lo conocí, él había sido tan bueno conmigo que no podía odiarlo, después de todo lo que me hizo mi corazón se negaba a sentir cosas negativas por él.
él había salido de mi vida tan fácilmente, que me costaba creer que me había enamorado tan rápido de lo que creía era un buen chico... y eso era una vez más, lo peor, porque él había sido bueno y al mismo tiempo se había encargado de arruinarme.
no sabía cómo olvidarlo.
habían pasado al menos dos semanas donde yo no salía de mi pieza, mis padres estaban preocupados al escuchar mi violenta tos, pero no tenía las ganas suficientes de mejorar. había estado tosiendo espinas y pétalos, de mi boca salían flores completas cada vez más seguido.
sentía que me estaba muriendo, y aunque así fuera, yo no podía dejar de pensar en ti, Guillermo. eras mi primer pensamiento durante el día y mi último antes de dormir, me sentía perdido y desubicado sin ti a mi lado, por favor, regresa.
pero ese era el día, aquel día debía levantarme para enseñarle al mundo que yo no estaba mal del todo, para demostrar que no me sentía destruido aunque ese no fuera el caso. me sentía fatal y a nada de morir, pero debía ser fuerte al menos por mi mismo.
salí de mi pieza por primera vez en días, estaba listo para tomar una ducha caliente.
—¡hijo! ¿te sentís mejor ahora? ¿quieres que te haga algo rico de merienda? —preguntó mi mamá, y yo negué lentamente y desganado. había estado comiendo la dotación de panecitos de vainilla que me había regalado el dibu. —¿saldrás, Leo? —asentí ante su pregunta y me metí al baño rápidamente para tomar una larga ducha calientita.
pasaron al menos treinta minutos donde me posaba bajo la caída del agua, salía vapor por arriba de la cortina y cada que suspiraba se me helaban los vellos. a pesar de estar caliente el agua, el frío de afuera lograba colarse por la puerta.
salí lentamente de allí y me dirigí a mi pieza para cambiarme la ropa. escogí lo primero que encontré limpio y así, sin más, salí para irme a la biblioteca como lo hacía todos los días antes de la tragedia.
el camino fue corto porque daba pasos largos, tan largos como mi corta estatura me dejaba. y en ese momento extrañé caminar junto a Guillermo, quien era considerablemente más alto que yo.
la anciana que estaba en la recepción pareció notar mi presencia. —hola joven, ¿buscas al recepcionista?
yo asentí.
ella hizo una mueca. —me temo que ya no trabaja por aquí, no se a dónde lo habrán cambiado. —¿qué? Memo se había ido de la biblioteca sin haberme avisado antes... eso era malo y muy bajo de su parte, pero luego recordé que ya no manteníamos conexión.
luego de sentir una horrible punzada en el pecho, me doble de dolor y a como pude me dirigí al baño del sitio. cerré mis ojos y así pude tener la visión más triste y decepcionante de toda mi vida. podía ver como él la tomaba de la mano derecha, para con la izquierda rodear su cintura. él parecía tan feliz sin mi y yo solo podía apretar mi puño sobre mi estomago.
las visiones ya no eran recurrentes, de hecho, no me pasaban desde que era tan solo un niño.
la besaba con pasión y con certeza, como aquella vez que me besó a mi y admitió que fue un error. me sentía mal y me dolía la cabeza, mi cuerpo ya no estaba como para soportar tantos golpes.
no me necesitas, y eso me está matando.
—... —había comenzado a agonizar. mis órganos eran rápidamente invadidos por las ramas y las espinas que crecían dentro de mi cuerpo. podía sentirlas enrollándose en mi corazón y en mis pulmones.
estaba tan cerca de morir que me pareció cómico. todo era como me lo imaginaba, pero solo un poco peor.
él estaba bien sin mi, pero por lo contrario, yo sin él me estaba muriendo. literalmente.
cuando ya no podía más, sentí como una de las peonias salía creciendo por mi boca, podía probar la sangre que esta dejaba a su paso, y me era imposible respirar. ya no estaba agonizando, ahora realmente estaba muriendo.
incluso cuando me has olvidado por otra chica, no me puedo arrepentir de haberte conocido. incluso cuando me arruinas lentamente, no puedo pedir que fuese de otra forma. porque estábamos destinados, tú a ser feliz sin mi, y yo a morir sin ti a mi lado.
Guillermo, tú me tocaste sin la necesidad de tocarme.
—a-ayuda... —mis primeras palabras fueron un decepcionante jadeo. un suspiro que el viento se llevaría de una vez por todas a donde yo pudiese descansar por fin.
salí de mi cuerpo en un punto de vista externo, mi alma vagaba libre ahora y mi cuerpo deteriorándose sobre el suelo del sanitario se veía desde lejos. había sangre y flores saliendo de mi pecho y de mi boca, y yo solo podía preguntarme una cosa.
era una escena realmente devastadora. me hubiera gustado despedirme antes de todos, aunque sea una pequeña despedida me hubiera hecho sentir satisfecho. tocar sus manos una vez más, sentir su calor junto a mi cuerpo frío.
yo me había perdido, había perdido la cabeza.
entonces no supe si me buscaste, no supe si te importó, no supe nada más...
Y era extraño, porque el amor que alguna vez me asustó, ahora se encargaba de destruirme hasta que mi corazón dejase de latir.
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scary love [messi x ochoa]
Fanfictionel amor de Lionel ardía como mil llamas, y Guillermo temía quemarse.