catorce: yo ya no puedo dar más.

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—dibu, no le podes decir que deje de pensar en el chico si apenas y vos podes dejar de pensar en la minita que te dejó hace casi tres años. —dijo sergio y yo solo pude reír amargamente ante sus oraciones.

no les había contado antes sobre ellos, pero eran dos de mis mejores amigos los cuales se habían ido a la ciudad para estudiar, dejándome solo en el pueblo. los extrañaba bastante y ahora que regresaron por las vacaciones de invierno se pasaron por mi casa para traerme milanesas con puré y para platicar un poco luego de no vernos por tanto tiempo.

—bueno, pero si el hijo de puta lo lastima más de lo que ya lo hizo, no será culpa de nadie más que tuya, dejame regañarlo un poco tiene que aprender el Leo. —le sonreí a emi, quien posó su mano sobre mi cabeza y despeinó suavemente mis cabellos algo largos.

mi madre nos preparó unos mates antes de irse y estábamos sentados en la sala de estar sobre el suelo. tenía frió pero me negaba a usar algún suéter porque no quería verme mas rellenito de lo que estaba.

yo ni siquiera les había contado nada sobre mi enamoramiento con memo, pero ellos dos me conocían tan bien que sabían que había algo malo conmigo en esos momentos. no tuve que abrir la boca y hablar, me gustaba que ellos pudieran leer mi mente tan bien.

eran mis mejores amigos después de todo.

podía ver como la noche caía por detrás de mi ventana, comenzaba el frío nocturno y yo me abracé más a mi propio cuerpo lastimado.

—bueno, se está haciendo tarde creo que nosotros nos vamos, leo. —dijo Emi, quien se levantó del suelo para ayudarme a mi a pararme también. me abrazó por la cintura y yo me escondí entre su pecho.

emi era re alto y eso me gustaba, era mi amigo el más protector y eso era bueno. lo quería mucho al Emi.

—¿estás seguro que Leo se puede quedar solo? no me gustaría que se quedara acá sin nadie porque no están sus papás. —yo asentí, estaba bien después de todo, la tos se había controlado y me encontraba más animado ahora que había visto a mis amigos.

yo lo miré como para decirle que todo estaba bien y él me abrazó. —te queremos Leo, si necesitas algo solo ve a mi casa, estaremos por acá unos cuantos meses.

luego de una pequeña despedida por mi parte, ambos se fueron por la puerta principal y yo solo pude cerrar con llave y dirigirme a mi pieza.

la depresión post-visita era fuerte en mi, y tenía ganas de salir a correr para alcanzar a mis amigos y darles el abrazo más fuerte posible, pero me sentía tan debil que yo ya no podía dar más.

Entonces escuché dos violentos toques en mi puerta, alguien la estaba golpeando muy fuerte y yo no pude evitar asustarme.

—¡leo, abre! sé que estás acá adentro, por favor ábreme tengo que hablar contigo. —oh. era Guillermo. yo honestamente no tenía las ganas ni las fuerzas para levantarme y abrir, y mientras mis ojos se aguaban por culpa de los recuerdos de aquel día, solo me limité a cubrir mi cabeza con las almohadas.

—¡por favor, Lionel! —gritaba, su voz se escuchaba rasposa y algo ronca, yo creía, al menos quería pensar que estaba ebrio y que por eso había venido a verme, porque alguien sobrio no se preocuparía por mi de ese modo. yo estaba asustado. —¡leo si no me abres voy a tirar la puerta! —claro, como si él pudiera hacer eso.

luego de unos golpes más, no escuché nada.

me preocupé cuando escuché como la puerta de la cocina se abría, mi madre nunca le ponía llave por cualquier emergencia que conllevara salir corriendo de la casa.

luego de eso, y sin tocar, la puerta de mi habitación se abrió para revelar a un guillermo mojado por la lluvia, el cual respiraba agitado.

en cualquier otro concepto me gustaría su respiración agitada, pero ahora yo estaba atento y asustado.

—lo siento, tuve que entrar porque no abrías. —dijo y lo mire juzgador. —por favor no llames a la policía, te juro que estoy sobrio, pero por favor solo déjame hablar contigo. —asentí lentamente y él suspiró para sentarse en mi cama. no me importaba si estaba mojado, solo tenía unas enormes ganas de acariciar su rostro y sus rizos.

—yo solo tengo una cosa por decirte, y créeme que mi corazón ya no puede más, —lo miré fijamente para que dijese algo. —tu realmente despiertas cosas en mi que nadie más hace, cuando estoy contigo siento que mi vida está completa, y cuando sonríes solamente quiero besarte hasta cansarnos.

oh.

mi pecho ardía pero esta vez no era por la tos, sino por el cálido sentimiento de ser medianamente correspondido. él sentía cosas por mi, las mismas cosas que yo sentía por él.

Memo sorbió por la nariz. —y porque te quiero de esa manera tan descarada, me tengo que alejar de ti.

¿ah? no, no es así. podemos estar juntos, podemos ser felices y besarnos las veces que sean necesarias, por favor no te alejes, que mi corazón débil ya no soportaría una despedida más.

quererte fue la manera más hermosa de destruirme a mi mismo.

—leo, desearía que fueras una chica.

scary love [messi x ochoa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora