2. Momentos

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Armando miraba los datos en la habitación del hotel, el contrato que había firmado con el señor Valencia.  Sonrío al recordar las palabras de su esposa. Si que había hecho un sin fin de maravillas para conseguir el trato.

Claro que no tenía pensado que tendría que estar el primer año verificando que todo saliera bien. El toque de la puerta lo saco de sus pensamientos. Así que abriendo la puerta se sorprendió de lo que vio.

A: ¿Señora Valencia?

B: Armando buenos días. -sonrio- disculpe mi atrevimiento ¿Puedo pasar?

A: Claro que si. -dijo apartándose de la puerta.- siga por favor. ¿Le puedo ayudar en algo?

B: La verdad es que venía a invitarlo a almorzar conmigo, mi esposo me ha dicho que estará un tiempo aquí, y en vista de que no conoce a nadie el me ha pedido le brinde mis dotes de anfitriona.

A: No quisiera incomodar. -se excusó sonrojado- imagino que tendrá miles de cosas por hacer y no quiero ser una molestia.

B: No, no es ninguna molestia. Al contrario creo que en parte nos beneficiará a los dos. -aseguro- si usted quiere claro, no deseo incomodar.

A: No claro que no. -se apresuró a decir- si usted no tiene problema para mi será un gusto.

B: Genial -sonrio- pues si quiere podemos empezar, tengo pensado comer primero y luego pues vamos en la marcha viendo.

A: Me entrego a usted señora Mendoza. -rio- iré a cambiarme, si gusta puede esperarme aquí, no tardo.

B: Me parece bien. -volteando- por cierto Armando... dígame Betty. Señora Valencia suena muy formal.

Armando Asintió para luego dirigirse rápidamente a su habitación no veía malo en salir con Betty. Su esposo lo sabía, al menos ahí no se malinterpretaria  las cosas.

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Betty mantenía una fluida conversación mientras terminaban de almorzar tras varios días en las que las caminatas por los diferentes sitios de Londres eran su pasatiempo. Ahora se encontraban en una tienda eligiendo un saco para Armando cuando este pregunto.

A: Tengo una pregunta.

B: ¿Si?

A: ¿Como se conocieron usted y Daniel?

Betty río. Tomando un par de lentes probándose varios contestó.

B: Pues nos conocimos en una reunión de nuestros padres, me invito a bailar, acepte. Al poco tiempo me invito a una cita, luego a otra así hasta que me propuso ser su novia.

A: ¿Le dieron permiso?

B: Si, el era un pretendiente fuerte por decirlo, mis padres estaban felices, los de Dani también así que nada nos dejaron.

A: Imagino que estaban felices.

B: Si -dijo dejando unos lentes en el mostrador- aunque no duramos mucho como novios por que me pidió matrimonio, yo acepte y voila, tres años después estoy aquí.

A: Wow fue sencillo encontrarse ¿No? Digo para casarse tan pronto y ahora.

B: Fue por amor. -dijo- aunque ahora no tenemos mucho tiempo para estar juntos -sonrío apenada- pero si esa es nuestra historia.

A: Es interesante. -contesto- ahora, me llevaré este -dijo mostrando el saco- y estos le quedan muy bien Betty... sus ojos son hermosos merecen que los apriecen los demás.

¿Puedo llamarte esta noche? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora