4. ¿Puedo llamarte esta noche?

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Llego a casa con una sonrisa. Al fin le había podido decir lo que sentía y era correspondido. Dijo que la esperaría. ¡La va a esperar!... entro entonces con cuidado y ahí estaba Daniel. Sentado en la sala, cuando sus ojos se encontraron este se paro como un trueno.

D: ¿Donde estabas?...-pregunto- joder ya la noche entro y tu afuera.

B: Sali a distraerme. -lo corto- necesitaba espacio así que sali, me gusta ver los diseños que colocan para navidad.

D: Tienes que avisarme si sales. Y ¿Por que sales? Que tanto tienes ahora en la cabeza?... llego cansado y tu no estas aquí.

B: No, no estaba aquí por que preferi salir que quedarme aquí encerrada dándome cuenta que mi marido no me presta atención.

D: ¡Beatriz! Otra vez con lo mismo... ¿No te cansas? Que más puedo hacer.

B: Nada. -se encogió de hombros- ese es el punto... no puedes hacer nada. -Daniel la miro confundido- Me disculpas iré a acostarme.

D: ¿Saliste con alguien? -inquirio- ¿Alguna amiga?...

B: No. -no podía decirle que había salido con Armando.- salí sola, me senté a cenar y ver el atardecer de Londres. ¿Sabes que más hice? Soplar unas velitas de cumpleaños y darme cuenta que aunque a mi marido le haya recordado cinco veces que te tomaras el día para pasarla juntos tu simplemente lo olvidaste.

D: ¿Es tu cumpleaños?

B: Joder. -bufo- si es mi cumpleaños. Una parte de mi creía que tenías una sorpresa pero no. Así que sigue con lo que haces.

D: Beatriz hablemos. ¡Escúchame!

B: ¡No! Me escuchas a mi. No quiero esto, no quiero la soledad en la que me tienes. No tolero esto y empieza a decidir que quieres. Por que por mi parte ya decidí.

Lo dejo solo para que más hablar. Para que insistir, si todo era su culpa. El divorcio estaba en la vuelta de la esquina, lo diría. No quería esta vida.

Daniel entro y con cuidado comenzó a desvestirse. Mientras Betty lo ignoraba está comenzó a recordar los besos con Armando lo había disfrutado, y lo había querido.

D: Mañana puedo tomarme el día. -hablo quedito mientras Betty lo miraba por el espejo- podes hacer lo que quieras.

B: No Daniel. -dijo- ve a trabajar. No puedes faltar tu mismo lo has dicho.

D: ¿Daniel?... ya no soy más Dani. -ante el silencio continuo- Betty por favor comprendeme. En ocasiones hay cosas que olvidamos.

B: Lo entiendo. Ahora duérmete, que mañana tienes que trabajar. -se paro- buenas noches. -ante el tacto de Daniel lo freno- duérmete.

Esa noche Betty evito el tacto de Daniel sentía que estaba faltando a Armando, y no quería eso. Mientras Daniel comenzaba a pensar que Betty le estaba sucediendo algo.

¡Una semana! Una semana había pasado y Betty y Armando estaban en una nube. Comenzaron a hablar de lo que pasaría.

B: Me gustaría viajar. -suspiró- no es que odie Londres pero quisiera conocer más.

A: Podemos hacerlo. -acaricio sus manos- si quieres en nuestra luna de miel podemos hacer un tour.

B: ¿Luna de miel? -lo miro sorprendida- quieres casarte.

A: Contigo quiero casarme. -sonrío- no estoy por capricho o para encender lo prohibido simplemente te tengo y no quiero dejarte. No después de todo lo que costó tenerte.

B: Pues hablando de eso. -apretó su mano- voy a pedirle el divorcio a Daniel.

A: Me parece lo indicado. -mirandola- prometimos guardar esto para que no haya problemas.

¿Puedo llamarte esta noche? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora