Cap 4

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Desde el punto de vista de Rouge

*Ugh, ya no sé qué hacer para separarlos, intenté de todo y nada sale a mi favor, creo que debería ir al baño y lavarme la cara, tal vez se me ocurre algo... *

Desde el punto de vista de Shadow

-Sun, ¿no estás aburrido? No deberías preocuparte por mi... Deberías ir a divertirte y no perder tiempo conmigo... - ¡No digas tonterías Shadow! Tú no me aburres, me encanta estar contigo, pero si deseas que me divierta... ¿Quieres ir a la sala a ver televisión? – Expresó Sonic – Está bien cariño, vamos – Respondió Shadow.

Mientras la pareja iba bajando las escaleras, la albina escucha los pasos de estos acercarse, por lo que decide idear un plan lo más rápido posible, pero ¿cómo?

La pareja llegó a la sala, donde el azabache se acostó en el sofá, su cabeza daba vueltas, las pastillas que tomó eran muy fuertes.

El azulado le trajo un vaso de agua, esta vez uno que no tenía ningún medicamento, se lo entregó al bicolor para que se relajara un rato.

-Shunny, voy al baño, no te molesta ¿verdad? – Dijo Sonic – Claro que no amor, mi casa es tu casa, y mi cuerpo el tuyo... - Dijo de forma melancólica Shadow – Jeje, que buen cumplido Shadow, bueno ya vuelvo – Declaró Sonic.

Mientras este iba al baño y cerraba la puerta, sintió un golpe demasiado fuerte en la cabeza, esto hizo que empiece a sangrar... El golpe fue provocado con un bate de béisbol, pero, ¿quién fue?

- ¡Ah! ¡¿Qué carajos?! – Gritó quejándose de dolor el ojiesmeralda – Hola cariño, vaya... El golpe no fue suficiente para matarte, ¡qué lástima! ¡Tendrás que recibir otro! – Exclamó una voz un poco aguada y un poco grave, se trataba de Rouge.

Esta lo empezó a alzar poco a poco del cuello, impidiéndole al azulado poder gritar o defenderse, al ver que aún este no se desmayaba, decidió estrellarlo contra la pared, haciendo que este ya no tenga fuerzas ni para levantarse, pero seguía vivo...

- ¿Cómo es que sigues respirando? Bueno, eso ya acabará pronto... - Dijo la albina sacando algo de su chaqueta, se trataba de una pistola.

Sonic estaba asustado y llorando de dolor, y más aún, al ver que la persona que consideraba su amiga estaba a punto de dispararle

Rouge aprestó la pistola y disparó, no contaba con que el azulado reaccionaría y se moviera, haciendo que la bala solo te rozara el brazo, pero aun así haciéndolo sangrar más. El lado bueno era... Que ya no reaccionaba, su respiración casi no se sentía.

Pero los ruidos alertaron a Shadow, quien con dificultad logró levantarse del sofá donde estaba recostado.

El esperaba no encontrar nada al abrir la puerta, pero pasó todo lo contrario, una escena horrible... Su amado tirado en el suelo desangrándose sin moverse, y la de ojos turquesa mostrando una sonrisa, sosteniendo una pistola y llena de sangre.

- ¡¿SONIC?! ¡¿ROUGE?! ¡¿QUÉ CARAJOS ACABAS DE HACER MALDITA?!

-        ¡¿SONIC?! ¡¿ROUGE?! ¡¿QUÉ CARAJOS ACABAS DE HACER MALDITA?!

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-Oh... Hola Shunny, ¿te gustó mi sorpresa? – Dijo Rouge sin ningún remordimiento – Eres una... ¡!UNA MALDITA ASESINA ROUGE!! ¿POR QUÉ? ¡¿POR QUÉ LO MATASTE?! – Gritó desesperado Shadow mientras se acercaba al azulado, quién a pocas penas respiraba – Creí que te gustaría que nadie se interponga en nuestro romance cariño... Sabes... Sonic no te merece, es un idiota... Tan solo mírate Shadow, te mereces algo mejor que ese estúpido, ¿me tiene a mí sabes? – Mencionó la albina – Estás loca... No puedo creer lo que estás diciendo... Tú y yo NUNCA, seremos nada... - Susurró el azabache, cargando el cuerpo del azulado que sangraba cada vez más. Lo acostó en su cama y le puso un trapo para evitar un poco la hemorragia, mientras este iba a buscar vendas.

Antes de eso fue con Rouge, este le dio una cachetada y la echó de su casa, el odio que sentía era enorme.

El bicolor subió a la tercera planta de la casa y se dirigió al ático, donde tenía guardadas unas vendas que había comprado no hace mucho tiempo, se dirigió a la segunda planta donde se encontraba su habitación, en donde reposaba Sonic, donde dejó las vendas y bajó a la primera planta, donde encontró a Rouge tratando de huir por la ventana, este la sigue y la agarra y la arrastra hasta la puerta, la albina empezó a llorar rogando perdón, abrazó al azabache, pero era obvio que sus lágrimas eran falsas.

Balas ante nuestro amor - SonadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora