Inside of You

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Fizzarolli masticó el cubo de hielo, sintiendo cierta satisfacción por el sonido generado entre sus afilados dientes y la sensación helada en su lengua. Sólidos pedazos derritiéndose en tibia agua por el calor de su boca. Él tragó, mirando cómo una de las bailarinas bajaba los escalones toda ella risueña y su mano bien apoyada en la pared para poder sostenerse. Sus piernas eran gelatina. La vela en su cabeza apenas estaba iluminada, titilando rápidamente.

Desde el balcón superior apareció Lily, sus ojos predadores deslizándose alrededor de todos los presentes.

Era Lunes.

Los lunes Ozzie's no abría.

— ¿Quién es el siguiente? —El demonio preguntó.

Y ese era el día en que el Avatar de la Lujuria se daba un festín.

Los veteranos habían subido en orden, acostumbrados a todo eso. Pero eran los nuevos los que cruzaban miradas y risas. La bailarina había llegado a sus amigos y estaban conversando entre ellos, entre risas infantiles y pícaras, animándose entre ellos a ir.

El escenario estaba lleno de almohadas, cojines, peluches y mantas pesadas. Muchos estaban durmiendo, entrelazados entre ellos para recuperar energía después de una intensa sesión y un buen baño.

Fizzarolli atrapó otro hielo con su lengua y lo enroscó al notar los ojos de Lily sobre él. Porque obviamente ella sabía que él quería levantar su mano y saltar desde su lugar hasta el segundo piso, usando sus extremidades para evitarse los escalones. Pero él giró los ojos y retomó su atención a su vaso con hielos.

— ¡Iré yo, Lils! —Otra bailarina se animó.

— Cariño ¿Cómo debes referirte a mí?

— Oh, perdón. —La bailarina se sonrojó, su pelaje esponjándose más ante los ojos oscuros que la observaban— Capitán ¿Puedo ser la siguiente?

— Eso está mejor. Ven aquí.

Fizzarolli siguió con la mirada al demonio, casi corriendo por los escalones, mientras se arreglaban la ropa y llegando hasta Lily quien le ofreció su brazo y la escoltó hacia la oficina de Asmodeus.

Él masticó otro hielo.

Fizzarolli les dio la espalda a las escaleras.

Maldita sea.

Él necesitaba ser el favorito y necesitaba serlo ya. No podía darse el lujo de que Asmodeus se aburriese de él y lo enviase de vuelta con Mammon. Fizzarolli tamborileó sus garras sobre la mesa. Sus números eran bastante populares. Los clientes lo adoraban. Ozzie había dicho que Mammon pensaba abrir una línea de Robo Fizz para Lujuria. Así de bueno era su trabajo. Asmodeus estaba satisfecho con sus pequeños trucos y bromas. Su nuevo jefe no paraba de adularlo y felicitarlo.

Pero no era suficiente.

Nunca era suficiente.

«Tú eres la estrella aquí.» había dicho Mammon.

«Eres como el hijo que siempre desee.» había dicho Cash Buckzo.

Y aun así había sido abandonado, vendido y regalado.

Fizzarolli no iba a dormirse en los laureles esta vez. No bastaban las adulaciones. Él necesitaba una garantía de que iba a quedarse y que Asmodeus no iba a dejarlo ir.

— Estás pensando demasiado esto. —Lily se sentó frente a él y apoyó el mentón sobre esa diminuta mano que tenía.

Fizzarolli miró los enormes pechos del híbrido. Bueno, todas sus curvas eran grandes ¿Era eso lo que le gustaba a Asmodeus? Si no fuese por ese cabello turquesa que flotaba como rizos atrás de la cabeza de Lily, fácilmente podría ser un imp muy pálida. Hasta sus cuernos eran negros, como carnero, pero a los costados de su redonda cabeza. Como manillas de motocicleta. Él rio.

Él me hace reírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora