Capítulo 8

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—¿Quieres salir?

—No.

Sentado en el costado de la cama de Kuroo, Kenma juega con su tableta. El pelinegro está atrás de él, apoyando su mentón en su hombro y observando los audaces dedos del menor moverse para seguir jugando.

—Vamos, sal conmigo.

—Qué pesado eres.

—Kenma, Kenma, Kenma —comenzó a molestar, moviéndolo—. ¡Kenma!

—¡Kuro!

Chilla cuando los dientes del mayor atrapan su hombro, mordiéndolo.

—¡Idiota!

Kuroo rió.

—¡Es una marca de amor!

—¡Te voy a matar!

Deja su tableta a un lado y se da vuelta, envolviendo sus manos alrededor de su cuello y ahorcándolo. Kuroo sigue riendo, tomando sus brazos y cayendo de espalda a la cama, obligando a Kenma a quedarse casi sobre él. Simplemente están muy cerca.

Y cuando Kenma se da cuenta de eso, deja de apretar su cuello y mira a Kuroo en pánico, dándose cuenta que este he dejado de reír solo para mirarlo. Qué nervios, qué vergüenza, qué desesperación. Su rostro comienza a arder y decide levantarse, temblando.

Kuroo se sienta a su lado, mirándolo confundido.

—Voy al baño —murmura.

No espera una contestación, simplemente se va rápidamente. Sale del cuarto y se mete en el pasillo, abriendo la puerta del baño y encerrándose en este. Su espalda choca contra la pared y termina encontrándose con su reflejo en el espejo.

Su corazón late desenfrenado y está sonrojado.

—Kuro es un idiota.

Baja el hombro de su camiseta, encontrándose con la marca. Dientes clavados ahí, tomando un color rojizo debido a la fuerza. Mierda, está encontrándose con nuevos sentimientos que definitivamente no quería conocer.

—¡Kenma!

Se sobresalta al escuchar golpecitos en la puerta.

—¿Estás enojado conmigo? Te dejaré morderme si me perdonas...

Frunce su ceño. Kuroo luce preocupado.

Bien, puede que esté nervioso y asustado, pero quizá morder a su mejor amigo le haga bien. De alguna manera muy —muy— extraña.

Abre la puerta lentamente, mirándolo por el costado. Kuroo sonríe nervioso, parece sonrojado.

—Acepto.

—¿Dónde me quieres morder?

Es inevitable pensar que en su cuello. Así Yaku lo ve y...

¿En qué se supone que está pensando?

—El brazo.

Termina respondiendo, tragando saliva. Ahora la sonrisa de Kuroo tiene más confianza y acerca su brazo, dispuesto a ser mordido. Sin embargo Kenma niega y toma su muñeca, saliendo del baño y arrastrando al mayor a la habitación.

—No eres un vampiro, ¿verdad?

Kenma no responde porque le parece estúpido gastar su voz en responder a una pregunta tan inútil como esa. Kuroo ríe, cayendo sentado en la cama.

El menor se sienta a su lado y mira su brazo, acariciando su piel.

—Esto es lo más extraño que he hecho con alguien.

Kenma lo mira.

—Eres un idiota.

Deja caer su brazo.

—¿Eh? —lo mira confundido—. ¿No me morderás?

Niega, arrastrándose hacia atrás y dejando que su espalda se apoye contra la pared. Kuroo lo mira indignado.

—Eres tan odioso.

—Y tú tan raro.

Kuroo terminó tirándose, quedando su cabeza apoyada contra la de Kenma.

—Ayer hablé con Yaku.

Kenma decidió no responder, intentando concentrarse en su juego pero Kuroo está apoyado en sus piernas y se le hace muy difícil.

—Me dijo que debía invitar a salir al chico que me gusta.

Y sin pensarlo, dejó caer su tableta.

—¡Auch, Kenma!

—¡Lo siento!

Kuroo se sienta rápido, sobando su nariz por el golpe. Kenma lo mira asustado y horrorizado, levantándose de la cama.

—Me tengo que ir.

—¿¡Qué!? —Kuroo lo mira confundido, todavía sosteniendo su nariz—. ¡¿Por qué!?

Kenma solo lo mira y sale de la pieza rápidamente, sintiéndose peor que nunca.














































BUENAS TARDES/NOCHES

cómo andan? qué tal la vida?

yo sigo con ampollas en la lengua la concha de mi reputisima madre no se lo deseo a nadie

me voy

chau

tkm tkm tkm

Closer to despair | Kuroken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora