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Chanhee acariciaba con parsimonia, suavidad y amor su gran abultado vientre, sus ojos brillaban llenos de premura ante los seres que crecían en su interior, porque sí, en su vientre habían tres pequeños mini-Chanhee's y mini-Sunwoo's, era conocedor del gran riesgo que existía al ser portador de tres pequeños y el riesgo incrementaba por el hecho de que era varón, admitía que en un principio sintió el miedo terrible de perder a sus hijos hasta el punto de soltar lágrimas.

Pero todo estaba bien, con el cuidado necesario y los mimos junto al apoyo de su esposo pudo sobrellevar su embarazo en un perfecto estado, tanto así que ahora ya había cumplido los nueve meses de embarazo. Su vida era más que feliz, ser un futuro padre y tener a su gran amor que tanto lo apoya a la par, no podía pedir más. Y aunque en ocasiones sus emociones le sobrepasaban y se ponía tan sensible que lograba montar una escena digna de una de esas telenovelas demasiado dramáticas donde todo era exagerado. Aún recuerda con una pequeña sonrisa tierna la ocasión en la que soltó de frente la noticia de que estaba embarazado; no sólo Sunwoo se había desmayado, sino, su Dongsaeng Hyunjae también lo había hecho y Haknyeon había sido el encargado de despertarlo a base de cachetadas, los demás -excepto Yerim- quedaron perplejos unos segundos y luego corrieron a su lado a abrazarlo con gran fuerza, al final no fue el único que término llorando puesto que cuando Sunwoo despertó también lloró a su lado, ambos lloraban de felicidad.

Y hablando de Sunwoo, él en esos momentos se encontraba en la cocina preparando la cena para la reunión de amigos que tendrían, sí, Sunwoo se había visto obligado a aprender a cocinar porque desde el momento en que le dijo que estaba embarazado, él no quiso que cocinara para que, según la palabras de Sunwoo, no hiciera sobreesfuerzo, y eso incluía que dejara de hacer las cosas a la que estaba acostumbrado hacer, lo único que su esposo le permitía hacer era estar echado o sentado cómodamente mientras comía algún postre que se le antojara.

—Amor, ¿Sabes dónde está la sal?— preguntó Sunwoo desde la cocina.

Dejó de lado sus pensamientos y se limitó a contestar: —Claro que sí, espera un momento para poder ir y buscarla por ti.— se apoyó en el posa brazos del sofá para poder levantarse porque tenía cierta dificultad de hacerlo solo debido a su gran pansa.

—No, no, así está bien, ya encontré el envase de la sal.— Chanhee hizo un puchero fastidiado, ya no le dejaban hacer nada.

Volvió a su posición original y se cruzó de brazos, ya se estaba hartando un poco de que Sunwoo no le permitiera hacer nada, no era justo, para nada justo. Soltó un suspiro e infantilmente hizo una pataleta. Resignado, tomó las prendas de sus hijos, politos de tela de algodón de colores pasteles, gorritos y guantes del mismo material, pantalones un poco más abrigados junto a suéteres, y por último, unas botitas que él mismo se había encargado de tejer. Tenía la manía de colocar esas pequeñas ropas encima de su panza, imaginándose lo hermoso que se verían sus bebés usándolas, sus dos caballeros y su pequeña princesa.

—Amor, vuelvo pronto ¿Si?— escuchó la voz de Sunwoo a escasos centímetros. —La sal no es suficiente, iré a comprar.

Sunwoo depositó un beso en sus rosados labios y posteriormente en su moflete derecho, sólo se dedicó a disfrutar del tierno beso. —Cuando los chicos lleguen y si yo aún no estoy aquí, evita que Changmin toque la comida, sé que terminará arruinándolo de una u otra forma.

—¿Cómo sabes eso?— cuestionó inocente.

—Simplemente lo sé y ya, es una corazonada.

Sunwoo se dirigió a la entrada de su departamento y giró la perilla para abrir la puerta, antes de salir volteó a verlo. —Te amo, Chani.— con ligera vergüenza le lanzó un beso volado a su regordete esposo.

ᝂ̸ ¿𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙡𝙡𝙤𝙧𝙖 𝙘𝙝𝙖𝙣𝙝𝙚𝙚?│𝐬𝐮𝐧𝐧𝐞𝐰. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora