COSTUMBRE.
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Por: Maeda Ai
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.:: Capítulo 3 ::.
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Candy estaba en el jacuzzi, relajándose después de un agitado día de trabajo en el hospital.
Recordaba. . . todo lo que había cambiado desde que se convirtió en la esposa de Neal Leagan. . . pudo trabajar nuevamente en el hospital Johana y al pertenecer a una familia tan importante, no la obligaban a tomar guardia en las noches.
""Aunque a veces las hago con tal de escapar de esta casa.""
Pensaba. Suspirando y cerrando los ojos poco después. Recordando cómo es que terminó casándose con ese hombre. . .
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Neal había ido a dar al hospital a causa del agotamiento y la poca alimentación. Candy fue a verlo a petición del padre del muchacho. Cuál fue su sorpresa al ver al moreno y este, más serio y humilde que nunca, volvía a pedirle matrimonio.
Sin mencionar que todo ese cansancio era porque estaba trabajando en la empresa de su padre. . . como un simple empleado, tan solo para agradarle a la rubia.
Candice creyó que esa no era más que otra de las trampas del joven heredero para obtener lo que él quería. Pero ese brillo en sus ojos chocolate. . .
""¡Era real!.""
Ante aquel descubrimiento, Candy decidió que ella no quería hacer infeliz a ese hombre. . . como Terry lo había hecho con ella. Quizás debía darse esa oportunidad e intentarlo; podría funcionar.
Sobra decir que la chica se arrepintió enormemente la primera noche. . . su noche de bodas. La rubia simplemente no pudo cumplirle al muchacho aquella vez, lo que hizo de su matrimonio un verdadero infierno. Discusiones, celos. . . fue horrible!. Hasta que una noche ella simplemente cedió, sí, cedió a las caricias, a los besos; ella necesitaba sentirse amada, y Neal. . . él realmente la amaba, la necesitaba.
Aquella noche fue casi irreal para ambos. Él alcanzando un sueño que ya creía imposible, y ella. . . olvidándose de toda la soledad y la tristeza, tan solo para volverse adicta al toque de ese hombre, a su cuerpo y a las noches de pasión junto a él.
Candy descubrió que la intimidad con su esposo la hacía olvidarse de todo, llenándola de un placer que la elevaba al mismísimo paraíso.
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La rubia se abrazó a sí misma, estremeciéndose de tan solo recordar las noches compartidas con ese hombre; la temperatura en el baño subió. La rubia no sabía si era por el agua caliente o las burbujas haciendo a su piel estremecer.
Sonrió. No podía ser que se encendiera en deseo con tan solo rememorar los momentos con el moreno.
Candy frotó su cuerpo.
Pero no todo era solo sexo entre ellos. Neal realmente había cambiado. Cuando aceptó casarse con él, lo primero que el hombre hizo fue invitarla a cenar con su familia para anunciar su boda. Sobra decir que la idea le desagradó a la rubia, más lo que ella no esperaba era que el chico se confesase culpable, incluyendo a su hermana, de todas las malas jugadas que hicieron ver a Candy como una mala chica. . . especialmente la trampa en que la acusaron de robar las joyas de Elisa y de la señora Leagan.
Y aunque su futura suegra no cambió su trato hacia Candy, a la pecosa le gustó el detalle. No importaba que aquello hubiese ocurrido hace tantos años. . . que su nombre fuese limpiado, ese y muchos detalles más, la convencieron de que Neal realmente había cambiado, o quizás...
* Ese amor que dice sentir por mí. . . es lo que lo ha hecho madurar. *
Susurró para sí la joven de dorados cabellos; una linda sonrisa adornándole el rostro.
Pensaba . . . que al menos ahora no se arrepentía de haberse casado con el heredero Leagan. De hecho, debía admitir que le había tomado cariño. Sí. . . lo quería, se preocupaba por él y lo cuidaba.
* No imagino una vida sin él. . . sinceramente. *
La mujer suspiró al tiempo en que hundía un poco más su níveo cuerpo en el jacuzzi.
Sus propias palabras le borraron del rostro la dulce sonrisa. . . ella bien sabía que su matrimonio se estaba basando en la costumbre, y eso la asustaba, porque a pesar de sus sentimientos por el muchacho, su relación no era más que rutina con tenues tintes de pasión y arrebato. No quería que algo que debía desbordar amor, no fuese otra cosa más que papeles, costumbre. . . y deseo.
Candy también sabía que lastimaba a Neal porque cada vez que él le decía que la amaba, ella no podía decirle lo mismo.
* Quizá por ello se encierra en el trabajo y no llega hasta bien entrada noche. . . evitándome. *
La rubia se irguió sobre el agua y la espuma.
Estaba harta de la distancia que su esposo había puesto entre ellos. . . ¡ la lastimaba !. Ella añoraba su compañía, su toque. . . lo necesitaba. No quería sentirse sola y él era como la tabla a la que se aferraba para no ahogarse.
* ¡Decidido!. Hoy, cuando llegues a casa, te llevarás una gran sorpresa, Neal Leagan !. . . una muy grata. *
Con estas palabras, Candy abandonó las relajantes aguas, dispuesta a preparar todo para la llegada de su esposo.
Sin finalizar.
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MUCHAS GRACIAS por leer, comentar o votar este fic.
Gracias:
Martha Patricia, Sammy, Priss-sk
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Candy necesitaba un momento para meditar, ¿no creen?.
Lo importante aquí es la decisión que la rubia tomó después de reflexionar. . . más lemon ^0^.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai y es material de "Paradise".
Totalizado el 08 de Noviembre de 2010.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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COSTUMBRE
Fanfiction[[Neal & Candy]] .:: LEMON ::. Ella bien sabía que su matrimonio no era más que rutina con tenues tintes de pasión y arrebato. Algo que debía desbordar amor, no era otra cosa más que papeles, costumbre... y deseo. (Candy, Candy).