En el segundo tomo de la saga Sublevación del Mal titulado Averno II. Ahora, impulsado por el deseo de venganza y poder, Nayzak se ha convertido en un ser peligroso, capaz de manipular y aterrorizar a aquellos que lo rodean.
Algunos lo admiran, mie...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Es bueno ver que está bien."
No podía evitar admirarlo: imponente, poderoso y, de alguna manera, deslumbrante.
Aunque no se parecía en lo absoluto a Nox, su transformación lo hacía destacar aún más, como si cada rasgo estuviera diseñado para atraer la mirada.
Su belleza era innegable, una mezcla de fuerza y elegancia que resultaba imposible de ignorar.
"Pero su corazón está tan podrido que me da lástima no haber podido detener todo lo que sucedió."
Y el criminal causante de ese desastre era Tau. Un hombre sin límites, un avaro que prefería cerrar los ojos y no ver lo que sucedía frente a él.
Una persona que con solo palabras era capaz de abrir las heridas más profundas. Una escoria que no merecía tener a alguien tan perfecto y brillante como Nox.
"Como lo odio."
Lo odiaba con cada fibra de mi ser, maldecía su inmadurez y su arrogancia. Sin embargo, aunque mi corazón lo juzgaba, sabía que yo no era ajeno a cometer las mismas atrocidades.
Porque al final, él y yo éramos dos versiones del mismo destino. Lo único que nos separaba era que yo venía de otra línea de tiempo, de otra vida, una donde Nox, mi luz, se apagó como una vela al viento. Y yo, siendo Tau, había decidido ignorar esa verdad.
"Él es lo que fui."
Por esta razón, detestaba estar cerca de él. No lo soportaba, porque cada vez que lo veía, me recordaba las decisiones que había tomado, los errores que habían cometido.
Errores que estaba dispuesto a corregir, sin importar el costo, sin importar cuánto daño pudiera sufrir en el proceso.
Lo único que anhelaba con desesperación era que mi Nox regresara a mí, que su luz volviera a iluminar mi oscuridad, ya que en mi línea de tiempo él estaba muerto.
"Por ahora, solo sigamos observando."
Eso era lo único que había hecho desde que llegué a ese tiempo: observar cómo se desarrollaban las cosas. Y, vaya, todo era diferente en muchos aspectos.
Lo primero que noté fue que el orfanato ya no existía; además, había sido adoptado por el 2do defensor, y Nox, con solo doce años, había pasado por más de lo que cualquier niño debería enfrentar.
"Era demasiado joven para soportar todo ese dolor."
Lamentaba que este Nox no hubiera tenido la fortuna de ser adoptado por el 9no defensor, un hombre que era, sin duda, un buen padre.
Era excéntrico y curioso, pero siempre había sabido guiarme con sabiduría, mostrándome el camino correcto.
Tal vez por eso no me desvié tanto de mi ruta. Tenía la certeza de que si le contaba la verdad sobre quién era y lo que realmente buscaba, él me apoyaría. Por suerte, no me equivoqué.