Amor En Bahía // Panjosé, Los Tres Caballeros //

Capítulo 7: El reencuentro

Pov: José

Ya había pasado una semana, semana en la que traté de entretenerme haciendo ejercicio, yendo a la playa, leyendo, escuchando música y cantando. Fue muy relajante y me distraje de mis pensamientos negativos de autosabotaje.
Puedo decir que estoy renovado, me siento como yo mismo de nuevo, no había dimensionado el estrés impresionante que me generó toda la situación con mi último álbum.
Estaba en el aeropuerto de Salvador de Bahía, esperando a que mis dos amigos arriben. Ambos venían en el mismo vuelo, ya que Donald viajó a México para venir en el mismo vuelo que Panchito, y porque el pasaporte es mucho más barato allí con los descuentos y todo. Ya eran las 8:30 de la mañana y mucha gente estaba reunida en la " Puerta 5 " de arribos.
Mi impaciencia era inexpresable, en cualquier momento mis dos mejores amigos, a quienes no veo hace tres años, entrarán por esa puerta.
Eran de esperarse los nervios que sentí en tanto las primeras personas que bajaron del avión empezaron a pasar por la puerta.
En los breves momentos que la puerta se abría pude notar el inconfundible atuendo de Panchito y, a su lado, a Donald entre la fila de gente que aún estaba tramitando la aduana, serían de los primeros en salir.
Pasaron como dos minutos en los que seis personas salieron y, luego de eso, el momento al fin llegó; Panchito y Donald pasaron por la puerta, ambos con una sonrisa enorme en su rostro y maletas medianas en ambos brazos. Vinieron corriendo hacia mí y se me abalanzaron en un abrazo grupal.

‐ ¡¡¡JOSÉ!!! ‐

Gritaron ambos al unísono mientras me apretaban, dejaron a un lado sus maletas mientras venían corriendo.
No pude evitar reírme, una de esas risas que te vienen en momentos de grata felicidad, en los que esbozar una sonrisa no es suficiente para expresar lo vivo que te sientes.

- Los extrañé mucho, muchachos -

Fue lo que dije tras parar a medias mi risa, aceptando su abrazo.

‐ Nosotros también te extrañamos, loro de la catsup del monte ‐

Dijo Donaldo mientras rompíamos el abrazo, era un chiste típico de él, debido a que supuestamente me parezco al loro mascota de esa marca.
Panchito no paraba de reír, parecía que se estaba muriendo.

‐ Se ve que te dio mucha gracia el chistesito repetido de Donald ¿Eh Panchito?-

‐ JAJSJA, ay... perdón, José, también te extrañé pero Donald tiene razón, ese loro y tú son como dos gotas de agua -

¿Cómo se atreve? ¡mi ego!

- No te pases, Panchito, yo no me parezco en nada a ese loro barato de mala apariencia, yo tengo clase -

Hice un gesto con mis manos enguantadas hacia mi pecho, señalándome a mí mismo.

‐ Además, recuerda que yo sigo teniendo los pases para el hotel de lujo y si... digamos que me arrepienta de- ‐

- No, José, no se te ocurra ni pensarlo -

Me interrumpió Donald.

- Ay Donaldo, abstente de dar órdenes, ni español sabes hablar y, aunque supieras, no se te entiende de todas formas -

Donaldo pasó de blanco a rojo en tanto hice ese comentario, bueno, siendo sincero ese era mi objetivo y funcionó.

- F*** you, José, you're a ***** b**** -

- Eyeyey, relajense un chingo, apenitas nos estamos reencontrando y ustedes ya se están lanzando insultos a dos manos ‐

- Donaldo fue el que insultó -

Dije indignado.

- Él empezó ‐

Reclamó Donald cual infante de cinco años.