SUEÑO PROGRAMADO

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Escuchas eso?..., apuesto que no, son las aves cada mañana vienen a recordarme mi miseria y presumir su libertad, llevo semanas encerrado tan solo veo a la gente ir y venir, mirándome con lastima, como si de un maldito animal se tratara, supongo que te estas preguntado, que hago aquí?... pues veras todo empezó hace unas semana.

Mi nombre es Nathan, soy repartidor de paquetes, lo se que pobre profesión, pero lo hacia para mantener a mis padres molestos, ellos siempre quisieron que fuera a la Universidad, me graduara y ese tipo de cosas, es un trabajo bastante fácil en realidad, lleva paquetes de un lado a otro en mi bicicleta, hasta que de un momento a otro, mi vida se arruino, llevaba un pesado paquete a un viejo taller Mecánico, iba tranquilamente, casi llegaba, y lo vi un viejo y oxidado automóvil, me golpeo, por breves instantes sentí que volaba con libertad, antes de estrellarme contra el firme pavimento. poco a poco todo se torno negro y fue ahí cuando lo vi, una enorme mano echa de engranes oxidados, tornillos sueltos y poleas desgastadas levantándome, pude sentir el metal oxidado rasguñando mi espalda y escuchar a los engranes rechinando como el diablo, entonces esa maquina infernal me tomo entre sus dedos y me lanzo con brutalidad hacia una vieja y polvorienta celda llena de oxidadas maquina con cierta forma casi humana, de echo en sus rostros echos de metal se podía ver un agonizante dolor y desesperación, sentí un poco de pena por ellos, pero dejo de importarme al poco rato ya que no eran mas que maquinas, sin sentimientos, sin sensaciones.

la puerta de la celda se cerro detrás mio, intente abrirla, pedir auxilio pero nadie me escuchaba, decidí rendirme y buscar otra salida, una pequeña ventana iluminaba la celda, apile algunos autómatas para poder ver a través de ella, logre ver una pequeña habitación de color blanco, un florero del lado izquierdo, aparatos extraños conectados a la celda, y otra ventana por la que entraba la luz del sol.

un hombre de blanco entro a la habitación y observo mi celda, le pedí ayuda pero parecía no escucharme, tan solo apretó algunos botones de la maquina y se fue. Así fue mi primer día de encierro



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