capitulo 33

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⚠️Antes de que lean el capítulo quiero mencionar que sera un poco fuerte.⚠️

🐰🐰

Me encontraba volviendo a casa, luego de que Foei me marcará diciéndome que mi papá estaba muy furioso buscándome.

No me había dado cuenta de todos los mensajes y llamadas perdidas que tenía de el.

El camino a casa estaba siendo muy difícil ya que por las lágrimas que salían de mis ojos, mi campo de visión se veía muy afectado.

Tenía mucho miedo, en esa llamada tuve que despedirme de mi chófer, prefería mil veces que se fuera con su familia a que estuviera viviendo en este ambiente de la patada.

No me dio muchos detalles solo dijo que mi padre estaría en casa esperándome...

Sabía que algo terrible pasaría pero aún así quería enfrentarlo.

Foei dijo que me fuera, que no llegara a casa, dijo que quería que estuviera a salvó.

Incluso lloro, cosa que el casi no hacía.

Llame a mi papá para decirle que estaba de camino a casa.

Sonaba furioso cuando me contestó pero parecía que alguien más estaba con el así que moderó sus palabras.

También me llegó un mensaje de Gorya, a pesar de que estaba molesta conmigo me deseo suerte y dijo que no quería que perdiéramos contacto.

Unos minutos más tarde llegué a casa.

Después de aparcar mi coche salí del mismo, mi piel se estremeció, el aire causaba suspenso.

Me sentía como aquel personaje de película de terror que tenía que guardar silencio porque el fantasma lo estaba acechando a el.

Cruce la puerta que me llevaba al interior de mi casa y al infierno al mismo tiempo.

- Ese es el muchacho del que te hablé - musitó mi padre dirigiendose a la persona que tenía a su costado.

•Tiene buen cuerpo, me gusta...

La voz de ese hombre me causaba asco.

Hiba a subir a mi habitación pero mi padre me detuvo.

- No te he enseñado a ser educado, ven y saluda al señor, le gustaste y me dio una muy buena cantidad de dinero por ti.

No podía creer lo que estaba oyendo.

–No me puedes hacer esto, soy tu hijo.

- Eras mi hijo, ahora le perteneces al señor Liam Rosh, te queda muy bien el apellido, Kavin Rosh...

–No porfavor, porfavor, no quiero irme con ese hombre, te prometo que trabajaré día y noche, no dormire si tú quieres, pero porfavor no me vendas a ese hombre.

Mi voz sonaba temblorosa y entrecortada.

- No me sirves aquí en la casa, será mejor que use tus atributos de buena manera, te gustaba jugar con las chicas ahora el buen hombre quiere jugar contigo.

No podía creer que el hombre que estaba hablando era mi padre, me estaba vendiendo como un dulce o una prenda de ropa.

Me sentía algo insignificante y sin valor.

Corrí a mi habitación pero un hombre más corpulento que yo, me cargo y me llevo hacia el carro del señor que me llevaría.

Patalee, golpee y grite a más no poder, no quería irme sin antes luchar por mi.

Fue inútil cualquier forma de defenderme, cuando ya estaba en ese auto...

No podía llorar, no tenía fuerza, mi cabeza no estaba pensando en salir de esto, sabía que probablemente moriría.

Sin darme cuenta ya no estaba en casa, el lugar en el que me encontraba era desconocido, no había mucha gente y a unas cuantas horas había un pequeño pueblo.

El hombre fortachón que me llevo hasta el auto ahora me llevo al interior cerrando con seguro la parte de afuera.

Yo estaba adentro observando como hablaban y de vez en cuando intercambiaban saludo de mano.

De repente escuché una voz, decía que pronto sería suyo.

Volteé afuera y el señor con el que mi padre hizo el trato ya no estaba, había entrado a casa sin que yo lo notará.

Mi sentido de supervivencia se activo, pero era demasiado tarde.

Ese hombre había tomado no se que cosa antes de entrar, se veía drogado.

Se acercó a mi de forma peligrosa, las lágrimas, de mis ojos salían sin pedir permiso.

Ahora estaba en una cama sintiendo las caricias del mayor que lo único que causaba en mí era repudió, me sentía la persona más sucia del mundo.

Hacía tantos gestos de placer, yo ya no podía llorar, mis ojos se habían secado.

Era prácticamente un muñeco para el que podía usar a su antojo.

No le basto, mi cuerpo ya ni siquiera sé defendió sabía que había dolor en el pero no podía defenderme.

En tan pocas horas me convertí en un  juguete sexual para no sé cuántos hombres.

Cómo al último no le cause placer, me comenzó a golpear y jalonear del cabello.

Sabía que mi cuerpo estaba quizá o probablemente cubierto de sangre, pero había una herida más grande que nadie noto.

Aquella que tenía en el corazón.

Sentia que estaba muerto en vida.

Cuando se canso de golpearme se fue de la habitación no sin antes dejar un beso en mi boca la cual ya ni siquiera sentía.

Ya que nadie entró...

Escuché que en la cocina habia una pequeña fiesta, se escuchaban risas, choques de copas y gritos inentendibles.

Aproveche el momento para arropar mi cuerpo desnudo con una manta de la cama.

Me pare de la cama, el solo hecho de pisar el suelo ya me dolía.

Intente caminar pero mi cuerpo no solo no respondió si no que ardía, dolía a más no poder.

Agarre fuerzas y me acerque a la ventana que fue algo difícil de abrir.

Luego de lograrlo, no dude en saltar, así lo hice, sentí todo el peso caer sobre mi brazo derecho.

Lo único bueno fue que nadie de los que estaba adentro me había visto.

Me levanté con tanto dolor, abrí la puerta y por primate vez después de unas horas horribles, sentí que era libre.

Solté un fuerte suspiro, tome fuerzas y comencé a correr.

No supe cuánto llevaba hasta que llegue a lo que parecía ser un gimnasio, había corrido por más de 1 hora.

Me adentre al lugar y fue ahí donde me desvaneci.

Lo último que recuerdo haber escuchado fue la voz de un hombre mayor pero no tan viejo el cual pedía ayuda a quien sabe quién.

De repente todo tipo de dolor desapareció, sentí que me estaba marchando, sin ni siquiera poder hacer nada por aferrarme a continuar...

Sentí que ya podía estar junto con mi mamá.





Un poco tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora