Manchas [Messi X Ochoa]

03

LA SCALONETA NO ENTENDÍA lo que le pasaba a Leo.

Días antes, lo habían visto feliz y emocionado ante la idea de viajar a México y jugar varios partidos amistosos con distintas selecciones. Pero al verlo hoy, pareciera que lo habían malinterpretado.

ㅡ ¿Qué te pasa boludo, te cayeron mal los supresores? ㅡ Preguntó preocupado De Paul siguiendo los pasos firmes y rápidos que daba el omega.

ㅡ Si, ¿te sentís bien? ㅡ Dijo esta vez Lautaro Martínez, ubicado a su derecha.

Messi no contestó, tampoco frenó su marcha. Una vez llegó a los vestidores, se quedó de espaldas a su equipo mientras lanzaba un suspiro y estiraba los brazos. Las mangas de la camisa se resbalaron ligeramente hacia abajo, y los más cercanos a él pudieron ver los inicios de manchas negras y rojas. Bajó los brazos en un movimiento brusco y se dió la vuelta.

ㅡ Estoy bien. ㅡ Sonrió antes de seguir. ㅡ simplemente no desayuné bien en la mañana, me siento mareado. ㅡ Y no fue del todo una mentira, pero faltaba la parte sustancial de la verdad.

Hubo un silencio que no habrá durado más de cinco segundos, pero estuvieron tan cargados de dudas como para sentirlos en su totalidad.
Tan brusco como Leo bajó sus brazos, el equipo argentino comenzó a desplazarse por el vestidor como si quisieran escapar de un momento incómodo. Y en parte así era.

Emiliano Martínez no tardó en acercarse a Messi, quien tenía en sus manos una camiseta negra a la altura de los ojos y la miraba con toda la intención de usarla; pero sin realizar ningún movimiento para sacarse la que llevaba puesta.

ㅡ Che boludo, ¿estás bien en serio vos? ㅡ El Dibu le habló bajito, para que nadie más que ellos pudiera escuchar. ㅡ No estarás mal porque no vino el Kun, ¿no?

Leo bajó la camiseta de su campo de visión. Hacía mucho que no pensaba ni oía mencionar al Kun Agüero, no desde que se pelearon hace un par de meses. Lo extrañaba, pero había empezado a hacer muchas preguntas y el omega temía que lo descubriera.

ㅡ No, no, en serio te digo que es porque no desayuné. ㅡ Messi giró la cabeza en su dirección y le sonrió, Emiliano intentó copiarlo, pero no quedó en más que una mueca.

ㅡ Bueno, ya sabés, eh. Cualquier cosa me avisás. ㅡ Acompañó sus palabras golpeando suavemente su cabeza con la suya, las feromonas del alfa eran tranquilizadoras. Leo podía sentirlas tibias en su piel.

ㅡ Gracias Dibu. ㅡ Asintió, pero a sus palabras se les escapó un tinte de angustia que se infiltró en su aroma.

Para su suerte, el alfa ya se había alejado lo suficiente.

Tragó saliva y miró a los lados antes de cambiarse la ropa, no confiaba en la sutileza de su nuevo hematoma, que prometía cubrir gran parte de su costilla. Se cambió lo más rápido que pudo y se fijó nuevamente en sus compañeros cuando terminó, aliviado de que ninguna mirada esté en él.

Salió del vestidor despidiéndose con un presuroso "chau" que casi fue tapado por sus rápidos pasos.

Pero antes de que girara a la derecha en el pasillo, la voz de Di María le llegó desde el marco de la puerta.

ㅡ ¡Leo! ㅡ El alfa se balanceó en su lugar, sin decidirse por salir o quedarse en su sitio.

ㅡ ¿Qué pasa, Fide?

El hombre dudó, Leo lo vió mover los dedos por el marco de la puerta y girar los ojos en distintas direcciónes.

ㅡ Cuidate loco. ¿Sabés, no? Cualquier cosa estamos acá.

Ángel Di María no sabía, pero sospechaba. Y por el uso de sus palabras, el omega podía deducir que había hablado con Dibu.

Le dió una sonrisa, pero la tristeza se le reflejó en toda la cara. Era lindo saber que se preocupaban por él, estaba feliz por eso, pero era esa misma sensación la que se degeneraba y el provocaba una terrible angustia.

ㅡ Si, Fide, ya se.

Dijo y se dió media vuelta para finalmente irse con un cúmulo de culpa y rabia subiébdole desde el estómago hasta el pecho.
Había tenido una conversación similar con el Kun Agüero antes de que todo le estalle en las manos.