Diario estelar

Curiosos detalles

Portada hecha por mi :3 toda fea y mona

Prefacio

Cuando veas al ser hecho de estrellas no tengas miedo, él te verá y tú podrás ver a través de su cuerpo la profunda oscuridad. Si tienes un anhelo, algo en lo más profundo de tu corazón, podrás ver las estrellas brillar en él, entonces tú debes cerrar los ojos y pedir tu deseo y, quizás, el ser hecho de estrellas lo cumplirá.

Capítulo 1

Curiosos detalles

El profesor de la primera clase había faltado por una emergencia debido al clima, los alumnos permanecieron dentro del aula donde la calefacción los mantenía cómodos. En el exterior los copos de nieve caían desde el cielo gris apilándose en las copas de los pinos y formando una gruesa capa blanca en el suelo.

Izuku Midoriya suspiro centrando su atención en el exterior mientras se acomodaba en el asiento: desde el segundo piso, el bosque que flanqueaba la escuela, se extendía hasta el horizonte. Había examinado ya varias veces los detalles del paisaje, pero siempre volvía hacerlo, quería estar seguro de ellos. Parpadeo cuando creyó haber visto mal, pero no fue así: por el patio cubierto de nieve un chico rubio caminaba en ropas ligeras dejando un surco detrás de él, la nieve incluso se le apilaba en el cabello, solo verlo le provoco escalofríos. Antes de siquiera poder pensar que era raro Izuku salto del asiento y se pegó a la ventana al ver al chico trepar la cerca que dividía los terrenos del bosque.

­—Ni siquiera pienses en acercarte a él —dijo Momo.

Izuku no se percató en que momento había llegado. Ella estaba de brazos cruzados observando al chico raro internándose en el bosque. Entre cerro los ojos y tiro de sus labios hacia abajo. Siendo la delegada, le parecía imperdonable que un alumno salteara las clases.

—¿Lo conoces? —pregunto Izuku viendo como el chico desaparecía entre los árboles.

—Togata, Mirio. Ese es su nombre —dijo Momo volviéndose para observar a los demás—. Está en mi clase arte, él es bueno, aunque a veces sus pinturas resultan inquietantes.

—Nunca lo había visto —respondió Izuku viendo hacia el bosque.

—Sobre eso... solo no te acerques a él si no quieres salir lastimando.

Momo camino hacia unos chicos que armaban un alboroto en la otra esquina. Izuku sintió preocupación, pero entendía porque momo se lo advertía, cuando alguien estaba en peligro o en problemas Izuku simplemente se arrojaba en auxilio si tomar en cuenta los riesgos, más de una vez termino en el hospital, con el tiempo aprendió a controlar esos impulsos, pero no significaba que habían desaparecido. En su cabeza no podía dejar de ver a Mirio solo y sin abrigo. Deseaba correr hacia el bosque y cubrirlo con una manta.

—Mirio Togata... —dijo en voz baja y volvió a su asiento.

El resto de las clases Izuku pasó su tiempo preguntando a sus compañeros por Mirio. Nadie lo conocía, si no fuese Momo quien se lo había dicho, habría pensado que todo aquello fue una alucinación. Ella odiaba mentir, a si eso significaba mentarse en problema ella prefería decir la verdad.

Esforzándose por mantener su mente alejada del chico, Izuku caminaba por la acera de camino a casa. El clima había empeorado., le costaba ver más allá de un metro. Se ajustó la bufanda para cubrir más su cara del frio y apresuro el paso. Se quedó quito cuando vio una sombra, entre la cortina de nieve, acercarse hacia él. La sombra cada vez se hacía más grande, para cuando entendió que se trataba de un auto aproximándose en su dirección ya era tarde. No tendría tiempo de esquivarlo, no era del grupo de los atléticos. Cerró los ojos esperando el impacto, pero no fue como esperaba: sentía calor y pudo sentir como era envuelto por algo, después sintió el frio suelo golpeado sus costados. Fue más suave de lo que había esperado y menos doloroso también. Abrió los ojos despacio, entonces se encontró con una mirada curiosa, unos ojos azules, profundos. Estaba en los brazos de Mirio Togata.

—Pareces un pino —dijo Mirio con una sonrisa y sacudió la nieve del cabello de Izuku.

Después de eso solo se levantó y se perdió entre la ventisca.

Izuku salió del trance cuando escucho el auto estrellarse. Poco después estaba rodeado de alumnos y profesores que intentaban comprar su estado. Siguió con la mirada perdida por el lugar que Mirio había desaparecido. Más tarde fue llevado a casa por Momo y recibió un regaño por salir de la escuela con ese clima.