Habían pasado unas dos semanas desde que Rebeca adoptó a los hermanos Midoriya los cuales dejaron de ir a la escuela por un tiempo esto para que se acostumbrarán a su nuevo hogar, al principio era algo difícil tener una conversación normal con los niños pero con el pasar del tiempo Rebeca se fue dando cuenta de cuáles temas eran los apropiados para charlar con los infantes, centrándose la mayoría de sus conversaciones en los héroes o como ella inventaba cosas que los ayudaban a pelear contra los villanos.
Actualmente Rebeca revisaba constantemente el reloj que permanecía pegado a la pared cosa que hizo que olvidará algo
Izumi: ¿No huele a quemado?
La palabras dichas por la niña regresaron a la realidad a Rebeca que rápidamente reaccionó
Rebeca: ¡La comida!
Exaltada Rebeca rápidamente se dirigió a la cocina para revolver una cacerola con la intención de salvar la comida en su interior
Izumi: ¿Es mi imaginación o Rebeca-san está muy distraída hoy?
Izuku: Si, está viendo mucho el reloj desde hace un rato
La mujer de cabello negro salió de la cocina con una mira depresiva que preocupo a los niños
Izuku: Rebeca-san ¿Está bien?
Rebeca: *suspiro* Lo siento mucho niños pero tendremos que pedir comida a domicilio hoy, la comida se quemó
Ante dichas palabras Rebeca se sentó en el sillón comenzando a desprender un aura que hacía denotar lo deprimida que se encontraba por haber quemado la comida a lo que los niño se acercaron a ella envolviendo la así en un abrazo con la intención de alegrar la
Izuku: No se sienta triste Rebeca-san
Izumi: Si, eso le puede pasar a cualquiera
Las caricias en la espalda que ambos niños le daban a la mujer poco a poco hicieron que el aura que la envolvía se fuese diluyendo hasta desaparecer por completo
Rebeca: Perdón niños, es que estoy algo emocionada
Izumi: ¿Por qué?
Rebeca: Verán, invite a un amigo muy cercano a mi para que el pueda conocer los
Izuku: ¿En serio?
Rebeca: Si, y creo que les va a agradar
Ante lo dicho por la azabache ambos niño se extrañaron y alzaron una ceja en duda
Rebeca: Verán, mi amigo es...
Las palabras de Rebeca fueron cortadas cuando oyeron que el timbre sonó
Rebeca: Debe ser el
Rebeca rápidamente se dirigió a la puerta con una sonrisa de oreja a oreja la cual disminuyó un poco al abrir la puerta dejando pasar a un hombre de tez blanca y cabello negro, vestía con una camisa de manga larga color blanco,una corbata color negro adornando su cuello, un pantalón de color verde oscuro, zapatos de vestir negros y un saco del mismo color que su pantalón, cerrando el conjunto el hombre portaba unas gafas de sol negras que no se quitó a pesar de estar en el interior
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