Naroa
-Voy a cambiarme -digo dejando a Iñaki junto a mi madre con Romeo.
Tras darme una ducha rápida y elegir que ponerme, me visto y bajo para acostar a Romeo. Veo a Iñaki hablando con mi madre mientras tiene a Romeo en brazos.
-Voy a acostar a Romeo, ¿subes? -le pregunto a Iñaki que asiente y se despide de mi madre.
Subimos y paso la cuna de Romeo al cuarto de mis padres, ya que hoy duerme con ellos.
-Vas muy guapa -dice pasando a Romero a su cuna.
-Gracias, supongo -digo acomodando a Romeo y dándole un beso de despedida.
Al entrar en mi habitación él mira hacia todas partes.
-Está igual que cuando éramos pequeños y veníamos a hacer trabajos a tu casa -dice Iñaki recordando viejos tiempos.
-¿Nos vamos? -digo y él asiente.
Bajamos y entramos en su coche, nos vamos poniendo al día de nuestras vidas en estos dos años mientras recogemos a mi amiga.
Cuando entramos en el vip de la discoteca veo a Unai riéndose con uno de sus compañeros, desvío mi mirada hacia Iñaki y a mi amiga Paula.
-Vamos a por algo de beber -digo cogiendo de la mano a Iñaki para no tener que ver a Unai.
-¿Qué quieres? -dice sacando una tarjeta y yo niego.
-Barceló cola y deja que pague lo mío al menos -digo y él niega.
Acabo aceptando su invitación y nos dirigimos hacia su hermano Nico, que está con Paula.
-Nar -dice Paula abrazándome.
-Vamos a bailar -dice Nico cogiéndome del brazo y llevándome a la pista.
Lo miro confundida y él me señala a Unai que está parado mirándonos.
-Se estaba acercando y ya me ha contado mi hermano todo, además con Romeo no saldrás mucho y hoy toca disfrutar y desconectar -dice mientras prueba mi copa.
-Gracias -digo y paso las manos por mi cuerpo al ritmo de la música.
-Ey Nar -dice Paula alzando su cerveza.
-Dime reina -digo animada.
-Un polvo a veces no viene mal y aquí tienes a más de un candidato -dice ella y yo niego.
Bailamos demasiado tiempo y nuestras fuerzas van decayendo, tras la copa que me pedí vinieron dos cervezas y antes de sentarnos una copa de vino, no sé si fue la falta de alcohol en mi cuerpo o la mezcla que hizo en mi cuerpo, pero las ganas de ir tras Unai cada vez se hacían más fuertes.
-Naroa, ¿podemos hablar? -dice el hombre que me hace suspirar.
-No quiero hablar contigo -digo sentándome por un repentino mareo.
-¿Quieres que te lleve a casa? -dice y yo niego.
-No quiero estar cerca de ti -digo y él muerde su labio.
-Estás mal, deberías descansar y necesito hablar contigo, déjame llevarte y te prometo que si no quieres volver a hablarme lo respetaré -dice y yo dudo, quizás por el estado en el que estoy o por mis ganas de estar cerca de él.
-Después de llevarme a casa no me dirijas la palabra -digo y él parece asentir con la cabeza.
Me despido de todos y salimos hacia el exterior, tardan poco en traernos su coche. Cuando nos montamos él arranca y yo suspiro.
-Naroa yo... siento mucho todo, era un cabrón y no pensé en lo que hacía -dice él y yo suelto un pequeño suspiro.
Las ganas de llorar me invaden.
-Estaba empezando en el mundo del fútbol y me volví loco cuando empezaron las fiestas, todas las chicas que iban allí solo era por el interés del juego -dice él y yo recuerdo lo que le pasó a mi hermano.
No digo nada, sigo callada desde que me monte en su coche.
-Cuando lleve a tu hermano a una de las fiestas, no pensé que se volviera una adicción para él, porque para mí no lo fue y cuando él se volvió adicto y se gastó todo en ese mundo yo le dejaba dinero porque no quería que tus padres ni tú os enteraseis, no quería que estuvieras mal, pensé que se arreglaría -dice él sin dejar de mirar hacia la carretera.
Ve que no contesto y él sigue.
-La última fiesta en la que... bueno -en ese momento es cuando no puedo más y lloro.
Mi hermano se volvió adicto al alcohol por su culpa, nos arruinó y nos tuvimos que ir a Almería y empezar de nuevo allí, vendió nuestro coche, las cosas de nuestra casa, su beca de la universidad y todo por el maldito alcohol.
-En esa fiesta a todos se nos descontroló... yo no pensé en lo que hacía y cuando me viste en la cama con ella no era yo mismo, estaba colocado y borracho y no sabía lo que hacía -dice él apretando las manos en el volante.
-Mi hermano casi muere ese día -digo llorando -¡casi se muere! ¡Le dio una puta sobredosis y unos matones le pegaron hasta que vómito sangre porque les debía dinero! ¡Y tú le metiste en ese mundo! -digo llorando desesperada -pero gracias a Dios el ahora tiene trabajo y una novia que le apoya en todo, se ha reinsertado y no quiero que estés cerca de él ni de nadie de mi familia y menos de su nueva novia, no vaya a ser que te la tires -digo y él se calla.
-Era un capullo, pero te juro que solo quiero lo mejor para ti y para tu hijo, me alegro de que tu hermano esté bien -dice él.
-No es a mí a quien tienes que pedir perdón, es a mi hermano y está claro que no quiero que te acerques a él -digo.
Los minutos que quedan de camino los pasamos en silencio, cuando llegamos él no me mira, solo está mirando al frente y yo aprovecho para mirarlo un momento.
-Me gustaría que Dafne y Juan estuvieran en la celebración de Romeo -digo y sus ojos brillan un poco ante la oscuridad de su mirada.
-Gracias te lo agradezco, les hace mucha ilusión -dice él.
-Siento que pasara eso, jamás te podré perdonar, pero creo que has cambiado, te veo diferente -digo y él parece sonreír por un segundo.
Sigue sin mirarme cosa que agradezco.
-Solo espero que no hagas lo mismo con tu novia y que ella te haga feliz y sepa ayudarte a reconducir tu vida -digo antes de bajarme del coche.
-Yo espero que seas feliz, aunque sé que no quieres verme, espero que tu hijo y tú estéis bien y si necesitáis cualquier cosa aquí estaré siempre -dice él y no puedo controlar las lágrimas que salen por mis ojos.
-Podré criar a mi hijo sin ayuda de un padre -digo y él por primera vez desde que estamos en el coche me mira.
-¿Os ha abandonado? -dice él con tristeza.
-Es complicado, digamos que sí, nos abandonó hace bastante tiempo -digo antes de irme.
No puedo más con esta situación.
-Naroa -dice él y por primera vez en todo el camino nuestras miradas se cruzan -espero que algún día me llegues a perdonar.
Camino hacia mi casa sin dejar de llorar y cuando abro me encuentro a mi hermano bebiendo agua.
-Ey pequeña, ¿qué te ha pasado? -dice él abrazándome preocupado.