Encierro

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Capitulo 5

Encierro.

Analíz .

Sentía mi cuerpo doler, como si algo me hubiera pasado por encima, pero aunque el dolor es inmenso mayor es la pena por la muerte de Sonia. Ella no tenía que morir, pero lo hizo para ayudarme y eso me carcome la conciencia y se instala en mi corazón, un gran pesar y culpa.

Abro los ojos y me doy cuenta de algo que era más que evidente, no se donde estoy, lo supe con solo sentir la suavidad de la cama donde estaba acostada, La habitación era enorme, más grande que mi cuarto miles de veces, tenía una cama de princesa con sábanas moradas, un armario gigante, una silla en forma de trono pero más simple del mismo color que las sábanas y las cortinas de la habitación ,además de un tocador hermoso.

Mientras inspeccionaba el lugar oigo que abren la puerta, giro y veo a Dilan con una bandeja de comida en sus manos, me mira y me muestra una sonrisa que conquistaría a la mismísima Reina.

—Veo que ya despertaste, me alegro porque has dormido mucho ya.

—¿Cuánto dormí?

—Dormiste 15 horas, pero el médico nos dijo que eso era normal debido a lo que pasaste en el día de ayer, además dijo que por la cantidad de sangre que perdiste al herirte en la pierna y luego correr. Él médico indicó que guardaras reposo por unos días— dijo el en tono un poco serio y luego me dedica una cálida sonrisa.

—¿Como que quince horas ? ¿Mi familia estará preocupada por mí?— dije un tanto nerviosa ante sus palabras, la verdad es que me sorprendió mucho haber dormido tanto tiempo, nunca había dormido tanto tiempo en toda mi vida.

—No te preocupes, le comunicamos que estarías en el Palacio trabajando— me dijo él en tono burlón pero sabía a qué se refería— pues según mis datos, una pequeña mentira no dañaría a nadie ¿No lo crees?

—No creo que una pequeña mentira destruya a mi familia, así que gracias por ayudarme, pero creo que es hora de que me vaya. La verdad es que me siento un tanto incómoda en este lugar me siento como si fuera un pez fuera del agua .

—Yo no creo que eso sea posible, tú te quedarás aquí hasta que el médico te de el visto bueno, además yo ni creo que estés fuera de lugar, está es mi casa y considero que mi casa es tu casa.

—Sabes que eso no es posible, osea tu casa es el Palacio tu eres el príncipe y yo solo soy una simple plebeya ¿Es que no lo ves? Porque yo si lo veo.

—No lo veo y no por ser ciego sino porque quiero que tú seas mi princesa— se acerca a mí y me da un beso en la frente— mi reina— me da un beso en la mejilla— y la madre de mis hijos— me da un casto beso en los labios que hace que me estremezca por completo.

—¡Ya basta Dilan!— le dije gritándole porque sus palabras me están haciendo ilusionarme y eso no es posible— eso es imposible y tú mejor que nadie lo sabes. Así que deja de ilusionarme que me haces daño.

—Aunque no te guste esa es la verdad, yo quiero que tú estés a mi lado para siempre y que seas la madre de mis hijos.— Dice y se acerca a mí dando besos sobre mis hombros, para luego ir descendiendo hacia mis pechos, pero logró detenerlo aunque eso causa un gran dolor en la herida de mi pierna.

—Esto está mal y tú lo sabes bien, igual que lo sé yo y esto que querías hacer no va a pasar, mi primera vez no va ha ser con alguien con quien no tendré un futuro.

—Si tenemos un futuro Analíz, que tu no lo veas es otra cosa, yo no quiero ser el primero, quiero ser el último y único hombre que te toque— dijo él posando su mano izquierda sobre mi muslo— yo te quiero solo para mí y eso lo voy a conseguir te guste o no, tu eres mía desde el momento en que te vi tu pelo como fuego me encanta— dice tocando mi pelo de manera suave— tu piel tan blanca y tan suave— pasa su mano sobre mi rostro y luego sus dedos por mis labios y me dice— y estos labios tuyos me traen loco, son tan suaves y carnosos que me invitan a besarlos.

Se abalanza sobre mi y en un ágil movimiento está sobre mí, entre mis piernas y con mis manos sobre mi cabeza .

—¿Que te pasa Dilan? ¡Sal de arriba de mi ahora mismo!

—Yo creo que no lo haré querida mía, eres tan hermosa mi vida— me dice y me besa los labios de forma grotesca y salvaje, lo empujó pero no logro nada, él es demasiado grande y no logro moverlo ni un centímetro— tan hermosa y solo mía.

—Ya basta, me haces daño Dilan,— mis ojos empiezan a picarme y mis lágrimas no tardan en salir.

-Tranquila cariño, no pienso hacerte nada por ahora, solo quería dejar claro que eres mía y de nadie más, te quiero para mí nada más.

—Ya basta, suelta mis manos y sal de encima de mí que me estás lastimando— digo y el sale de arriba de mi con una sonrisa de burla en su cara 

—Está bien pero déjame dejarte algo claro, tú eres mía y de aquí ni vas a salir nunca a menos de que yo te lo permita, ahora me retiro que tengo cosas que hacer— me dice en un tono que me espantó y me dejó claro que mi vida se va a volver una mierda de ahora en adelante.

Sale Dilan de la habitación y yo corro al baño, levanto la tapa y vomito lo único que tenia en el estómago, luego me levanto y enjuago mi boca, salgo de allí y me tiro en la cama, me cubro con las sábanas y dejó que todo el dolor que retenía dentro salga.

Lloro desconsoladamente hasta que me quedo dormida, sin darme cuenta. Me despierto y veo una bandeja de comida, pero no toco nada, no me siento muy bien del estómago. Preguntas invaden mi mente, quien es ese hombre, no era Dilan, o si era él y solo se portaba así para poder conquistarme, pero algo se y es que no quiero estar a su lado, me da miedo que quiera hacer lo que intentó hace un rato y se muy bien que no podré pararlo.

Parecía una bestia, una persona totalmente diferente a la que conocí y estaba más que claro que él no parará hasta conseguir lo que el quiere y eso es a mí. Pasan las horas hasta que llega la noche y entra una señora un poco mayor con una bandeja en sus manos se sienta en la silla que está cerca de la cama y me indica que me acerque, lo hago y ella empieza a hablar conmigo intentando que yo coma algo.

—Buenas noches señorita.— dice ella al entrar a la habitación.

—Buenas noches.

—Se que lo que está pasando no es la mejor situación, pero debo decirte que debes comer o te puedes enfermar.

—Gracias por preocuparte por mí , si es que lo haces realmente.

—Claro que lo hago pequeña, se que te parece raro pero es verdad.

_Está bien, pero no voy a comer, así que puedes llevártela de aquí.

—Está bien me retiro, pero la bandeja la dejo aquí por si después desea cenar— dice y sale del cuarto sin que yo logré responderle que se la puede llevar.

Me siento en el final de la cama y recojo mis piernas para poder mi cabeza sobre mis rodillas y así intento vencer mi hambre, pero no lo logro y mi estomago empieza a rugir con insistencia así que me levanto tomo la bandeja y me como unos bocados de la comida, la verdad estaba deliciosa, pero enseguida empecé a llorar otra vez y me tiré a la cama para poder descansar luego de horas de llorar me quedo profundamente dormida.

La emperatriz AnalízDonde viven las historias. Descúbrelo ahora