Mi error

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Capitulo 3

Mi error.

Luego de la cena con el príncipe heredero, habían pasado dos semanas, Analíz se sentía un poco triste, ella se había sentido especial aquella noche, pero al ver que el príncipe no la había vuelto a buscar, recordó que ella no era nadie ante él, ella era una plebeya y él, él era el príncipe heredero al trono del Reino de Esperanza ¿que podía hacer ella? nada más que esperar era lo que haría, no había otra opción.

En la mañana del sábado Analíz se levantó temprano, ella haría la colada y limpiaría un poco la casa, su madre y sus hermanas habían ido con la abuela, pero ella se quedó porque la casa estaba algo desordenada.

Había terminado de recoger la sala cuando llamaron a la puerta.

—Un momento por favor.

Ella abre y el hombre de la puerta llevaba un enorme ramo de flores, de pronto su estómago se le revuelve y le dice al hombre.

—Buenas señor ¿en que puedo ayudarle?

—Buenas señorita, ¿es usted Analíz Tagar?

_Así es, en le puedo servir señor.

—Vengo a entregarle este ramo de flores, la persona que lo envía está en esta tarjeta,
e pidieron que esperara a que lo leyera. para así contarle su reacción.

—Entiendo, espere un momento, vuelvo enseguida— ella entró a la casa y buscó un abrecartas y volvió a donde estaba antes— señor deme el sobre lo abriré.

—Claro señorita— luego de dicho esto le entregó el sobre y ella lo abrió.

El sobre contenía un corto mensaje que decía:

Siento mucho no haberte visto en estos días mi bella flor, estaba de viaje con mi padre, he extrañado tu aroma floral serca de mi, te envío estás flores para que veas que una mujer como tú no se olvida fácilmente.
                
  Dilan.

Luego de leer ella sonríe como una boba, levanta la mirada y le muestra su cara sonriente al hombre de la puerta, que al verla muestra también una sonrisa amable y le dice:

—Me alegra de que le halla gustado su regalo, mi señora el príncipe heredero quería venir personalmente pero le comenté que no sería muy bien visto, las personas no lo tomarían de la mejor manera.

—Ya veo, agradezca al príncipe de mi parte y dígale que me ha encantado su regalo.

—Claro que si mi señora, con su permiso es hora de que me marche.

—Claro, ya puede marcharse y gracias de nuevo, me ha alegrado el día.

—De nada mi señora.

Luego de esto Analíz tenía una cara de triunfo. Terminó la limpieza y se cambió para dirigirse hacia el mercado hacían falta cosas en la casa, por lo que salió de la casa y caminó hacia el mercado. Cuando de pronto un hombre la toma de brazo y la gira bruscamente hacia él.

—Oiga que le pasa señor, suelte mi brazo— le dijo Analíz gritando.

—Es usted muy bella y a partir de hoy es mía— esto último lo dijo con ella sobre los hombros, ella se movía sobre su hombro,  pero el era mucho más fuerte por lo que no se pudo soltar.

—¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude por favor!

—Ya cállate zorra nadie te va ayudar, acaso no ves que no le interesas nadie.

—Suélteme, acaso no me oye ¿Quien se cree usted? Ya basta.

—Acaso no me escuchaste, a partir de ahora eres mía y nada ni nadie nos podrá separar.

La emperatriz AnalízDonde viven las historias. Descúbrelo ahora