Almas Gemelas

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En la oscuridad del bosque aquel brujo dejaba que las flamas le brindasen calor, había estado solo por un buen tiempo hasta que alguien notó de su presencia.

Hey.

Una ronca voz le llamó la atención a Vegetta, quien alza su rostro encontrándose al viejo hippie del pueblo casi espiándolo entre los troncos altos. El oji lila no duda en guardar un espacio para él dejando que se sentase a un lado suyo para hacerse de su compañía.

—¿Interrumpo en algo? —inquiere el hombre más alto, De Luque niega en respuesta.

—Para nada Sapo—contesta este—. Solo estoy pensando un poco.

Vegetta había olvidado cuanto tiempo ha pasado allí bajo la fogata, pocas veces se daba el tiempo de pensar al respecto, si todo en su vida estaba avanzando como debe o, en caso, necesita hacer un cambio.

Lo cierto era que ser un brujo a veces es dificil, Sapopeta resintió aquello que  entre seres mágicos solo podían entender, pues en su inmortal vida descubrió algo valioso que los humanos ocultaban la mayor parte del tiempo desde que llegó a aquella dimensión.

—El chico este... Rubius—nombra de la nada, Vegetta alza su rostro—. Veo que las cosas no están yendo como deberían.

—No puedo mentirte, nunca ha ido bien mi situación con Doblas—suspira este, algo desanimado en su tono de voz—. Tiene sus razones para enojarse, tal vez soy el malo después de todo.

—Oh Vegetta... Los seres mágicos somos así—el hombre coloca su mano en su hombro—. No hay nada de lo cual disculparse, después de todo os preocupais en el destino de los demás en vez del de nosotros mismos.

Vegetta voltea a ver su mano, solo él podía observar algo peculiar que lo hacía distinto al resto de sus compañeros: un pequeño hilo colgando sobre su meñique era lo que por tanto ha temido en admitir.

—No lo entiendo Sapo...—murmura este, confuso—. ¿Porqué tu no tienes un hilo y yo sí?

Sapopeta ríe ante la pregunta.

—Porque soy un hombre de distintos mundos Vegetta, yo no tengo a un correspondido al cual proteger—parecía algo triste, pero Sapopeta lo hacía ver como algo normal—. Hay personas que no nacen con almas gemelas y son felices porque solo necesitan amarse a ellos mismos ¿has pensado en eso?

—Muchas veces, pero...

—Pero no hay nada de qué preocuparse hombre, tienes la fortuna de que los dioses te han concedido aquel don de ver a las almas gemelas—irrumpe tratando de animarle—. Os preocupais por cosas tan monótonas como el amor, pero nunca de vosotros mismos y sus destinos.

Vegetta había tratado de alcanzar tanto que, hasta ahora, pensar en todos sus anhelos resultaba difícil por la responsabilidad que ha adquirido al ser el héroe de Karmaland, pocas veces se ha dado el lujo de pasar un día tranquilo paseando y disfrutando de las pequeñas maravillas que puede encontrarse en su camino.

Pero también pensaba en Rubius y, cuando lo hace, parece que todo su mundo giraba en torno al suyo.

—¿Sabes Sapo? —Vegetta decide cambiar drasticamente el tema, solo por una pequeña espina en su corazón—. Antes de que llegarais siempre pensé que Luzu estaba destinado a Auron, nuestro ex compañero en el grupo—explica Vegetta—. Pero cuando partió de aquí, el hilo que pareció unirlos para toda la vida y que supone es irrompible lo hizo, se soltaron...

—El verlo por mis propios ojos me hizo temer muchas cosas a futuro, no quiero que Rubius alguna vez decida quemar nuestro hilo y se una a alguien más por seguir esperando y yo jamás poder decir que sí.

Falling In Love | 𝙇𝙪𝙘𝙠𝙞𝙩𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora