Apuestas, Juegos y gatos

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Una risa escandalosa se escuchaba por todo el bar, un hombre gordo con bigote gritaba con gran orgullo sobre su victoria contra aquella gata cuyo inicial de su apodo era B, los cercanos también celebraban ante tal azaña creyendo firmemente las palabras dichas por su jefe.

—¡Esa estúpida gata que habla solo son puros parloteos! —Alardeó alzando su vaso lleno de cerveza— tan solo tuvieron que mirar su rostro, como un gatito abandonado en medio de la lluvia ¡Que ridículo!

—¡Jefe, jefe, cuéntenos como logro ganarle!

—Fue sencillo, no caí en sus trucos de gatos, solo jugué a mí manera

Las risas en el bar se escuchaban hasta las afueras, dónde en la oscuridad de la noche se podía ver unos ojos acechando el lugar, aquellos ojos tan hermosos como una gema, sus orejas estaban atentas escuchando cada palabra y su cola se movía de un lado a otro, ella estaba cazando a su presa.

De a poco se acercó y entro al lugar, siendo una más entre tantos hombres borrachos, pidiendo un vaso de leche y tomándolo de a poco, dando como paga el dinero correspondiente y una carta con la letra B en ella, haciendo que el señor que la atención de asustara.

—Linda historia ¿Eso fue lo que soñaste anoche?

Habló la felina.

—¿_-____?

—¡Oh, así que apareciste gata Black!

El jefe no se notaba para nada asustado, aún sabiendo que cada palabra que dijo era mentira y tenía a la mismísima apostadora frente a sus ojos.

—Hasta dónde yo sé —Esta mostró un anillo— Quien apostó esto y perdió fuiste tu

Todos lo miraron.

Era la burla del lugar, tantos parloteos y gritos de orgullo eran una simple mentira, haciendo que el hombre en un ataque de ira fuera hacia ella con intención de golpearla, pero dando un salto lo esquivó, cayendo detrás de él.

—¿Se te olvidó que los gatos siempre caen de pie?

—Eso lo veremos

Tras sus intentos fallidos de lastimarla todos salieron del bar asustados por el desastre que había, permitiendo que la gata tomara algunas cuchillas que estaban en su cinturón y las lanzará al señor, clavando su ropa en la pared evitando que se moviera.

—Mi nombre se respeta, al igual que mí reputación —Clavó una carta de Póker en la pared con una B de color negro— Sería lo mejor que pensaras dos veces antes de hablar

Antes de salir unos guardia entraron de golpe, haciendo que la felina saludara con su pata y empezara a correr escapando de la ley.

Por todo el pueblo la gata escapó de esos hombres, haciendo desastre por donde pasaba y saludando a las personas que la adoraban, era buena con las personas que le convenían, por lo que saltó a un carruaje lleno de paja dónde el señor avanzó con rapidez, ayudándola mientras que ella esquivaba las flechas. A lo lejos se vio unos fuegos artificiales y ya que no tenía a dónde escapar decidió ir allá, dando el amanecer.

Se trataba de una fiesta, una realmente grande en la casa del gobernador, lugar donde estaban festejando al famoso Gato con Botas, el héroe que todo el mundo quiere.

—¡Lamento interrumpir la fiesta! —Dijo cerrando la puerta detrás de ella— Pero necesitaba una distracción

Al huir los guardias entraron junto al gobernador, quien se quedó asombrado al ver las condiciones que estaba su hogar, culpando al felino de color naranja quien cantaba alegremente.

Cada uno se centró en escapar de la persona que lo perseguía, chocando en el aire al saltar hacia un candelabro, el cual cayó de golpe.

—Gato

—______

Dijeron a la par mientras que se miraban para luego notar quienes lo seguían.

—No creas que olvidaré tan fácil, estúpido orgulloso —Habló bajándole el gorro para luego lanzar unas cuantas dagas

—¿Sigues molesta por haberte ganado? ¡Ja! ¡El único que fue capaz de ganarte en tu mismo juego! ¡El gato con botas!

—Sigue soñando

—No hace falta, ya que ese sueño es una realidad para mí, y una pesadilla para ti

Dándole un golpe empezó a correr hacia los guardias, clavando sus garras en su rostro y arañando todo sin dejar lugar libre. Su intención era tan solo acabar con ellos e irse, pero al notar la cantidad de guardias que también fue detrás de su "Amigo" soltó un suspiro y acomodó su vestimenta.

—¿Te doy una pata?

—Muy graciosa

La felina dio una fuerte patada en el entrepierna a uno de los guardias para luego correr en cuatro patas hacia el alcalde mostrando sus garras, haciendo que se agachara, quedando clavada aquella peluca en las patas de Black.

—¡Punto extra!

—Dejame el resto

Finalizando con ese encuentro aquel gato lanzó al alcalde realmente lejos hacia las montañas, enfadando a un titán que se encontraba descansando, por lo que la felina coloco su pata en su cabeza mientras que negaba levemente.

—El gato con Botas tenias que ser

Sus intenciones eran otras, iba a escabullirse cuan gato cuando las cosas estaban movidas, por lo que tomó sus dagas y se dispuso a retirarse dejando solo al felino quien hacía lo posible para vencerlo, aunque claramente fanfarroneando ante ello.

Algunos ciudadanos la veían y le indicaban dónde estaba el gato con botas, pero esta decía que tenía cosas que hacer, decepcionandolos, ella y él no eran amigos en lo absoluto, quizá una que otra pelea, pero por el mismo objetivo, nada más que eso.

Sin embargo, al pasar del gato una noticia llegó a sus oídos, el gato con botas había fallecido, aunque si interés no era el mejor de todos, por lo que siguió moviendo sus fichas en el tablero.

—Jake mate —Mencionó tirando el rey del contrincante

—Bien jugado, gatita —Contestó sirviéndole un vaso de leche, te lo ganaste... ¡Y también! —empezó a acariciar su cabeza, haciendo que se escuchara un ronroneo

—Las malas lenguas dicen... —Habló uno de los borrachos de la taberna— ...Que el gato con botas falleció tras caerle una campana encima luego de derrotar a un gigante, era su última vida

El ronroneo se detuvo y sus orejas se alzaron atentas a la noticia.

—¿Ya no tiene... Vidas?

—Dicen que no, esa fue la última hazaña del Gato con Botas

—Oh, bueno, ya lo veía venir —Se bajó de la silla para poder irse— Después de todo era un gato inútil, se creía inmortal gastando su vida en juegos y estupideces

Tras finalizar la felina sintió algo que no había vuelto a sentir desde hace años, la sensación de peligro, espalda encorvada, pelaje levantado y esas pupilas... Ella estaba sintiendo miedo de algo que vagaba en el bosque, no sabía que era ni como era, solo unos ojos rojos la acechaba desde la oscuridad, vigilando cada movimiento que esta realizaba, por lo que empezó a correr en cuatro patas ansiosa de llegar al pueblo, dónde estaría segura de lo que sea que fuera eso.

Cuentos de Hadas | El gato con Botas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora