la correcta

34 5 0
                                    

En el mundo actualmente existen 8 mil millones de personas, yo nací unos años antes en un país distinto en el que nunca me sentí cómoda.

Por suerte, por el destino, por el hilo rojo o tal vez alguien jugando allá arriba a los muñecos llegue aquí, dónde tú naciste unos años después.

El encontrarnos tampoco fue fácil mucho menos planeado, te soy honesta no te buscaba tampoco sabía que existías. Pero así fue...

Paso que te conseguí, en en medio de un mar de gente, de caras, de acentos, de costumbres distintas a la mía, ahí estabas tu.

Y no. No fue como en un cuento de hadas, no fue amor a primera vista, fue amor a la primera pelea.

Un comentario en una red social, disparó un ataque mortal en mi contra y como explicar que cada palabra que decías para atacarme me saco una sonrisa un suspiro. Que luego de aclarada la situación y la confusión termino con ambas riendo.

De alguna forma siempre lo supimos desde ese instante algo había pasado. Desde ese instante no hay un día en que cualquier excusa sirva para dar unos buenos días y unas buenas noches.

Hace un año mi corazón palpitaba muy rápido, eras lo único en lo que podía pensar. Porque me siento así cuando pienso en ti?

En un ataque de verborrea no lo pude evitar y te confesé lo que sentía por ti, sentí que mi corazón dejo de latir cuando la respuesta fue... Gracias pero no es recíproco

En cualquier otro momento o cualquier otra persona habría dejado todo allí. Y es que fue vergonzoso pero tú y yo sabíamos que estabas mintiendo. Intente darte tu espacio y te negaste aunque lo niegues si me quieres y en este tira y afloja pasan unos meses.

Cada vez se te hace más fácil admitir que te gustó tanto como me gustas a mi, que eres mi placer culposo, que si el día tuviera más horas las pasaríamos aquí tu y yo.

Cómo toda historia nada puede ser perfecto, el amor del teclado pues si bien ahora estamos más cerca que hace unos años cuando no vivíamos en el mismo país, no tenemos la suerte de estar en la misma ciudad, los días pasan luego los meses, al fin surge una excusa para que te acerques aún más a mi. Para al fin poner fecha y hora en nuestro encuentro cara a cara...

Ese momento no podía ser otro más que en mi cumpleaños, tomar un bus durante 8 horas solo para pasar este día conmigo, la verdad nunca le he visto lo especial a los cumpleaños todos se alegran y dicen un año más de vida, yo siempre lo he visto al contrario, me queda un año menos. Pero está vez no, está vez ese día lo espere con ansias casi no pude dormir. Todo lo que me importaba era que te iba a ver.

No paro de mirar el teléfono, veo tu llamada me preguntas: en dónde estás? Justo llegando y ahí tus ojos y los míos se encuentran una sonrisa se dibuja en tu rostro y siento que mi cara está en llamas, tocó mi rostro y también estoy sonriendo, te subes al auto ante la protesta de los vehículos de atrás esperando yo mueva el mío.

Mis manos tiemblan y por un segundo pienso en detener el auto y simplemente abrazarte pero sacudo mi cabeza debo concentrarme o será la cita más cara de mi existencia si provocó un choque.

Hago un esfuerzo con las 2 neuronas que me quedan pues las demás están gritando de emoción porque te tengo a unos centímetros, siento tu mirada y me sube un calor indescriptible, tengo un par de lagartijas dando vueltas en mi estómago (son los nervios pensé) y lo que pareció un siglo después, finalmente llegamos...

Me bajo del auto abro tu puerta y te abrazo, por tu cara te sorprendiste y creo que jamás había sentido tanta vergüenza en mi vida pero es que estás ahí, junto a mi. No me pude contener más. Te sonríes y me das otro abrazo.

Historias cortas... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora