Expectations [Harco/Drarry]

Capítulo Único

Capítulo Único
Expectations

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Harry Potter, también conocido como el niño que vivió, un joven mago de apenas quince años que estudia en la majestuosa escuela de hechicería: Hogwarts.

No hay muggle ni mago que no sepa su nombre, las personas siempre carecen de comprensión al oír hablar de Harry Potter, mas el niño todavía tiene deseos que ruega por cumplir. No necesita de su fama para hacerse ver entre el público – aunque a veces no se queje de ser conocido –, más bien quiere hacer travesuras sin que lo juzguen.

A Harry nunca le han importado demasiado las palabras en su contra, casi siempre las ignora, pero al ser pertinentes y tantas sobre sus hombros en algún momento acaba cediendo al dolor mental que se ha creado él mismo. Por otra parte, considera que sólo son juegos que se hace su cabeza y prefiere obviarlos a pasar por una crisis.

Está en una edad en la que hacer el pícaro va en su sangre, tiene muchas brillantes ideas para la juerga y nunca se da por vencido... Es el niño de oro.
Él junto a sus amigos casi siempre pasan estas épocas en su sala común, divirtiéndose entre ellos – después de todo, es Navidad.

—¡Harry! Feliz Navidad.—exclamó su mejor amiga, entregándole así una cajita envuelta en papel de regalo.

El mestizo sacudió su cabeza de un lado a otro, comprendiendo en dónde estaba, de nuevo se había perdido en sus pensamientos. Tragó en seco una vez se vio estrepitosamente silencioso a la respuesta de Hermione.

Oh, Hermione, su mejor amiga desde que entró a Hogwarts. Según Harry sabía, la niña era una descendiente de muggles y por lo que su enemigo dictaba: Una sangre sucia.

A Potter siempre le dieron igual los derechos de la sangre, él simplemente quería pasárselo en grande junto a sus amigos. Granger tenía los cabellos ligeramente rizos, hacía un tiempo que se había decidido por su corte de pelo preferido y así lo mantuvo en su cabellera. Era muy alegre y sobre todo muy lista, siempre les ayudaba a él y a Ron a acabar las tareas.

Y Ron –, Ron era el alma de la fiesta cuando una araña se presentaba frente a sus ojos, por Merlín, siempre fue el más leal compañero de Harry desde que le entregó su amistad en un apretón de manos. Venía de una familia numerosa y por problemas de sus padres en una antigua Hogwarts es que Ronald tomó el apodo de "comadreja" – específicamente por el patronus de su progenitor.

Ron era pelirrojo, sólo había ese tipo de pelo en Hogwarts, nadie era tan bien comparado con los Weasley como los propios Weasley, eran únicos en el mundo mágico: pelirrojos de ojos claros y abundantes pecas alrededor de su nariz.

Harry no podría pedir mejor regalo de Navidad que no fueran sus amigos.

—Gracias, 'Mione.—abrió el regalo que descansaba sobre sus piernas y en el interior de la caja se encontró con una bonita tarta de melaza, simplemente su favorita.—¡Wow!

—¿Te gusta?

—Me encanta, tiene una pintaza...—se relamió sus labios.

Granger esbozó una sonrisa, siendo así el último regalo entregado esta noche de Nochebuena. Por suerte para Ron, no se llevó ningún susto como el año pasado, en el que Harry queriendo gastarle una broma le metió dentro de su caja de regalo una araña de juguete... Acabaron rompiendo varios muebles y tuvieron que limpiar la sala común de Gryffindor.

Los leones se miraron entre ellos y Harry apartó sus regalos, la tarta y un suéter de lana, para acercarse y hacer un triángulo. Finalmente los contrarios hicieron lo mismo.