Maria estaba aturdida, como si estuviese viviendo un cuento. Vio las fascinantes cicatrices que habían dividido aquel rostro en dos y se le encogió el corazón de pena pero nada más. Había fuerza y presencia en aquel hombre y, todavía más, una sobrecogedora belleza. Llevada la camisa abierta, dejando al descubierto una piel morena y un pecho musculoso, y su maravilloso calor masculino le hizo sentir un deseo que la asustó más que todo los demás.
Lo vio alargar las manos, como si fuese a sujetarla, y notó como las apoyaba con cuidado en sus hombros. Deseó acercarse más a él y besarlo en la garganta. Fijo la vista sin poder evitarlo.
Pero reacción a tiempo, sorprendida por sus propios impulsos. ¿ Cómo iba a ofrecerse aquel hombre sin más?
Pensó que debía apartarse, pero no pudo.Luis se habría sorprendido más si lo hubiese besado. Notó cómo arqueada el cuerpo contra él mientras le acariciaba el rostro y se le aceleró el corazón.
Entonces se dio cuenta de que estaba conteniendo la respiración. Estaba sintiendo algo nuevo y extraño, y no le gustaba nada. Pero ella lo había tocado. Era la primera mujer que lo hacia desde el accidente y había prendido en él un fuego que jamás habría esperado volver a sentir en su interior. Saboreó el momento.
Y justo en ese instante se dio cuenta de que Diego había entrado en la habitación y avanzaba hacia ellos como si fuese apartar a aquella mujer de su príncipe. Y nada parecía venir al caso, pero Luis se dijo que tenia que actuar.
Se giró para detener a Diego y, al mismo tiempo, apretó a la mujer contra su cuerpo para protegerla de él. Bajó la vista hacia sus enormes ojos azules y buscó en ellos todos misterios y se dio cuenta de que no podía apartar la vista de ella. Tal vez no quisiera hacerlo.
¿Quien era? ¿De donde había salido? ¿Debia apartarse de ella o encontrar el modo de mantenerla allí? Sabía lo que le decía su instinto, pero también sabía por experiencia que su instinto podría mentirle.
- Señor...- empezó a decir Diego.
Luis tardó un instante en responder. Todavía estaba mirando a la mujer a los ojos.
- Te dije que avisases a Martín - dijo sin mirarlo.
- Pero señor...- protestó Diego. Molesto con su comportamiento.
- Ve.
- Sí, señor.
Y Diego salió de la habitación.
Y al mismo tiempo entró Lucero, su hermana.
El sonido rompió un hechizo. Los dos se giraron a mirarla. Ella se acercó, sorprendida con la imagen.-¿Donde demonios la has encontrado?
Luis tomó aire y se apartó de María, que se apoyo en el respaldo del sofá para mantener se en pie. Todavía seguía cubierta de barro, pero al menos tenia la mente un poco más despierta que unos minutos antes.
- Estaba cerca del río - contestó Luis -. Los perros están sueltos y temí que la atacasen su pongo que la he debido de asustar, porque se cayó colina abajo.
- Hasta el río - añadió Lucero -. Ya veo.
- Si.
-Y tú...¿la rescataste?
El se agarró con fuerza al respaldo de un sillón.
- Si, Lucero. La recate - dijo mirando a su hermana con hostilidad.
- Ya veo - volvió a mirar a María -. Pero sigo sin saber quien es.
El la miró también con indiferencia.
- Cierto - admitió Luis -. Ni lo que hacia en la propiedad. Y tan cerca del río.
Maria se tensó. Estaba empezando a cansarse de ser tratada como una niña y de que los otros dos hablasen como si ella no entendiese o como si le diese igual.
Por un segundo, había, algo breve y violento que iba a cambiar su vida. Aunque tal vez tuviese confundiéndose, como siempre.Primero se había sentido aterrada por él después, cautiva por su ternura y por su rostro desfigurado. En esos momentos, él estaba actuando como si fuese un gato mojado al que no debiese haber dejado entrar en casa. Se sintió decepcionada. Levantó la barbilla y los miró a ambos con orgullo.
- Me llamó Maria casalí ayudó a mi padre a llevar el restaurante Rosa que hay en la plaza. Tal vez hayan comido en él alguna vez.
Lucero se encogió de hombros. Iban comisión, como si hubiese ido a meterse en la cama junto cuando ellos habían llegado. Debía que tener trenta y cinco años y era muy guapa, pero demasiado activa para sentirse a gusto con ella.
- Lo conozco, aunque nunca he comido en el -contestó -. Tendríamos que ir a algún día.
A María le sorprendió aquello. Todo el mundo comía en Rosa.
- Nunca habían probado nada de nuestro restaurante? -prengunto y incredulidad.
- No.
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Moré capítulo bien corto no tengo casi tiempo por la universidad, pero no olvidé que la quiero.Besos....
Asta el otro capítulo.....
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cuando llegue el amor.
Mystery / ThrillerGracia a Maria casali, su familia esta unida y el restaurante Bello Rosio sigue funcionando. Pero, para conseguirlo, ha descuidado su corazón. En medio de la oscuridad, Maria entra a escondidas el la finca donde se encuentra la casa del príncipe lui...