¿Por qué mientes tanto?
¿Acaso no ves que vives dentro de una mentira?
Aquella acción que tanto disfrazaste de un sueño se convirtió en un recuerdo olvidado.
¿Cuando aceptarás que tienes que soltar para avanzar?
¿Cuando aceptarás que aquel recuerdo...
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- ¡Me lleva la chingada! - Exclamó el portero mexicano -
Se encontraba Memo vomitando en el baño de su casa, pues los nervios y la ansiedad que sentía lo orillaron a regresar todo lo que había desayunado.
Todo estaría bien si tan solo no hubiera aceptado esa propuesta, todo estaría bien si no hubiera aceptado esa llamada, todo estaría bien si no hubiera hablado con él, todo estaría bien si hubiera mantenido bloqueado su contacto, todo estaría bien si no se hubieran enamorado.
Todos esos pensamientos pasaban por la mente del rizado mientras seguia de rodillas frente al inodoro. Después de tanto tiempo, las lágrimas salieron de sus ojos, aquel ataque de pánico le ayudo a liberar lo que durante tanto tiempo no había podido sacar.
Se levantó y jalo a la palanca del inodoro. Se lavo la cara y mientras tomaba la toalla que estaba enrollada, algo cayó, haciéndose resonar por el eco del baño. Era una navaja.
- Mierda, olvide que la deje aquí, me pude haber matado - La tomo con su pulgar e índice - Hace 4 años que no te veo, se nota que nunca estoy en mi casa - La analizo unos segundos - Quizá... No le haría daño a nadie si lo intento otra vez - Poco a poco la fue acercando a su brazo -
Escucho el ruido del timbre, Saúl llegó, aún así, iba a terminar lo que empezó.
- ¡Mierda! - Dijo mientras soltaba la navaja y la dejaba caer de nuevo -
No se hizo ningún daño, pues le prometió a sus amigos y a su hijo que no volvería a hacerlo, y era momento de cumplir todas esas promesas que iba acumulando.
"Aquel día que decidiste volver, también decidiste caer", era lo que siempre se repetía para darse culpa de ahora sentirse tan mal.
- Memo abrió la puerta - Hola Saúl, hace tiempo que no te veía aquí - Memo mostraba una sonrisa tranquila -
- Pero si nos vimos hace poco - Saúl estaba hablando sarcástico - ¿Qué serán?, Solo pasaron 4 años, casi nada. -
- Claro, claro, pasa - Memo se hizo a un lado para dejar pasar a Saúl -
Ambos entraron a la gran casa y se quedaron en la sala.
Memo decidió preparar un té, pues aún recordaba que a Saúl le gustaba bastante.
- Muchas gracias - Dijo Saúl recibiendo la taza de té en sus manos -
- De nada - Respondió Memo mientras sentaba en el sillón de enfrente - Ahora dime, ¿Para qué querías verme? -
- Cierto, no te lo conté - Dió un sorbo al té para luego dejarko en la mesita frente a él - Últimamente estaba recordando cosas, ya sabes, los viejos tiempos, y no pude evitar pensar en ti - Saúl estaba hablando con toda la verdad -
