Mark Twain.

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¿Quién es usted, impostor?
Se escucha en la madrugada
Ella esperaba el amor
Cómodamente sentada

Teníamos solo la tarde y noche del viernes libre. Lisboa se encontraba calurosa, de los calores más agobiantes que había vivido en un largo tiempo.

Pero la temperatura no iba a cambiar mis planes. Quería disfrutar del único día libre para conocer esta gran ciudad.

Ayer por la noche habíamos tocado por primera vez en Portugal. Increíble experiencia. Que un país, el cual no habla español, nos recibiera con tanto amor, sabiendo todas nuestras canciones.

-Regreso para la cena- comunique a mi hermano mientras tomaba mi teléfono y lentes de sol.

Salí del hotel rumbo a la plaza principal.

Agradecí por llevar puesta gorra y lentes. El sol estaba picante, pero era un día increíble.

Quizás era la emoción de estar girando por el mundo, o la alegría de poder conocer países nuevos; pero todo en Lisboa me parecía espectacular. Las calles, las casas, la gente, hasta el olor que había en la ciudad era espectacular.

Busque un árbol en medio del parque para refugiarme un rato del sol, y poder descansar luego de haber caminado un largo rato.

Varias personas ocupaban la sombra que los pocos árboles del parque daban. Excepto uno, que solo se encontraba una joven rubia leyendo, recostada sobre el tronco del árbol.

Me sente bajo la sombra a unos metros de la muchacha que me observo brevemente cuando me acerque.

Le sonrei y sin hacer un solo gesto volvió a su lectura.

Sus ojos eran de un celeste particular, quizás jamás visto antes. Tan claros e intensos como los celestes más claros, pintados en "La Noche Estrellada" de Van Gogh.

Su lectura era un libro peculiar de Mark Twain, bastante pesado que me habia tocado leer alguna vez en la secundaria: "Un yanquee en la corte del Rey Arturo"

Sin embargo, a pesar de lo que detestaba leer, había sido de los pocos libros que recordaba.

Saque mi telefono y abrí el traductor.

-O humor satírico de Mark é o melhor do livro- pronuncie con dificultad.

Corrió la vista de su lectura hacia mi.

-Eu não esperava que um estranho com aquela aparência lesse Mark Twain- respondió sonriendo.

No había llegado a colocar el micrófono para que el telefono me tradujera. Asique tuve que admitir mi dificultad.

"Desculpe, não entendi. Eu só falo espanhol e sou comunicado por um tradutor. Você pode repeti-lo e, assim, ser capaz de traduzi-lo"

Le enseñe la pantalla del teléfono.

-No te preocupes, se hablar español- me respondió al finalizar de leer.

-Gracias a dios- reí- Martin- me presente.

-Chiara- respondió.

-¿Italiana?- pregunte.

-Portugesa, con padre Italiano- dejó su libro a un costado.

-Y habla español- sonreí.

-Madre Española.

-Entonces, es de varios países.

-Lo soy. Y tu, ¿de donde eres?

-Colombia, Bogota.

-Un gusto Martin de Bogota- me sonrio- ¿y que te trae por Lisboa?

-Estamos de gira con mis amigos.

-¿A si? Que chulo.

-Lo es -respondi- ¿y que fue entonces lo que me dijo?

-Que no esperaba que un desconocido con su pinta, lea Mark Twain- sonreí.

-Como dicen por ahí, no juzgues un libro por su portada- guiñe el ojo- aún que, yo también prejuzgo sobre usted.

-¿A ver?- me respondió con un brillo pícaro en los ojos.

-Como puede ser que una joven tan hermosa como usted, se encuentre sin compañía.

Bajo su mirada sonrojada.

-Espero el amor- bromeo.

Pero para mi su respuesta, fueron signos de comerter una pequeña locura.

-La invito a mi concierto mañana, Chiara- dije en un impulso.

-No me conoce Martin, que sabe usted si no soy una asesina en serie- respondió.

-Una mujer con esos ojos, jamás podría ser mala.

-De hecho, sería lo contrario. Todos los malos llevan ojos claros- rió- o por lo menos así me los imagino yo.

-Entonces, alguien que lee libros de Mark Twain jamás sería malo- carcajao.

-Lo invito a tomar un café- se paro- digo, si me invita a su concierto, entonces debemos conocernos antes.

Había cantado cientos de veces "A donde vamos", y siempre me pareció absurdo recitar que existe el amor a primera vista.

Pero en este instante, comenzaba a creer, con intensidad, que era posible enamorarse de alguien a primera vista.




El Error - Martin VargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora