Lisboa

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Fue fugaz, fue pasajera,
Su relación fue un error
Como si se conocieran
Conocieron el temor

-¿Y como no le pidió su teléfono si la invito a una cita?- pregunto Simon.

-Chino huevon- acotó Villa.

-Y ahora, ¿como va a encontrarla?- pregunto Isaza.

-Chino huevon- volvió a repetir Villa.

-No lo sé, solo sé que la encontraré- les respondí tomando mis cosas- y ustedes se van a re cagar perros.

Los tres rieron y me despedí de ellos.

Sabía dónde ir a buscar, o quizás más bien era el único lugar donde podría buscar, no conocía Lisboa.

Tampoco podría ir preguntando por las calles "Conoce a una tal Chiara, estatura mediana, rubia y menuda".

Camine hacía el parque, aquel del primer día de conocernos.

El primer día había sido ante ayer, pero parecía que nuestro primer encuentro había sido hace años.

Imagine que podría llevar puesto, y la única imagen que se venía a mi cabeza era un vestido floreado.

Siempre llevaba el pelo suelto, no conocía bien su cuello, ya que jamás la había visto con una coleta.

De seguro era igual de resistible que el resto de su cuerpo.

Luego de unos minutos llegué hacia el árbol, nuestro árbol. Pero no se encontraba allí.

Quizás iba temprano. O tarde y ya se había ido.

Ante la duda me sente bajo la sombra a esperarla.

A diferencia del primer día, no hacía tanto calor, el sol brillaba fuerte pero corría una brisa levemente fresca que compensaba el calor que podía haber.

Portugal tenia olor a cedron, o eso creí que era, pues realmente no se mucho de árboles, pero según mi madre ese olor pertenecía al cedron.

Mire mi telefono, esperando un mensaje que nunca llegaría porque no tenía su número.

Cuando estuve a punto de levantarme sentí su voz detrás mío.

-Quizás, estemos más conectados de lo que creíamos.

Su voz, su melodiosa voz. Si una canción tuviera un sonido específico, sin duda sería su voz.

-Ya no me quedan dudas de eso- me pare frente a ella- buenos días Chiara- sonreí.

Sus ojos brillaron.

-Bien, tengo muchos lugares por enseñarte. Lisboa es pequeña pero enorme a la vez- dijo emocionada- te doy opciones y tu escoges.

-Antes- dije acercándome hacía ella- quiero conocer un poco más de ti- la tome de la cintura y la bese.

No tenía tiempo que perder. Sabía que conocer la ciudad era en parte conocerla a ella, pero sentía que no podríamos hacer más que mirar y conversar.

El Error - Martin VargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora