Solo "compañeros"

CAPÍTULO 1

Esto es una mierda. He tenido un despertar horrible. Eso conlleva a una semana de mierda y luego a un mes de mierda. Todo por este puto instituto de los cojones.

Esta mañana me he despertado tarde, genial. Todo se me ha ido retrasando, llegando al punto en el que a las 7.55 de la mañana seguía en mi casa. Mi hermano esta todo el día dando por culo, así que mi madre, la que me lleva a mi nuevo instituto por lo menos el día de hoy, está intentando que salga de casa rápido ayudándolo con la mochila y sus libros.

Salimos rápido de casa. Vivimos en un bloque de apartamentos la mar de normalito. Me alegro de no estar viviendo en alguna barriada, ni en algún barrio problemático, por lo menos eso he observado en lo que llevamos viviendo aquí. No me gustaría para nada estar estudiando en mi cuarto y escuchar los gritos de unos incompetentes-buenos para nada en la calle.

Odio a la gente que se sale de los estándares de la sociedad. Tampoco son tan difíciles, son como seguir las normas de seguridad en un avión; nunca nos han explicado por qué no debemos encenderlos móviles, nosotros como corderitos seguimos al rebaño haciendo lo que el pastor. ¿Tan difícil es ser normal? Digo. Naces con el sexo que naces y mueres con él. Te tapas y no vas provocando si eres mujer. Te callas y te aguantas, como todos. No tienes nadie ni nada que reclamar.

Al llegar al edificio que será durante bastante tiempo nuestro instituto me lo encuentro lleno de gente en la entrada. Me parece raro, porque yo creí que estaba llegando tarde.

- Esperaba que hubiera menos gente por fuera.- dije en un susurro. Miré a mi reloj, eran las 8.04 dela mañana- ¿Estos gilipollas no van a entrar nunca?- La verdad que viéndoles la cara tampoco parecía que hubieran tocado un libro en su puta vida. Algunos fumaban, otros tenían piercings en todos lados, habían alumnos con el cabello teñido de algunos colores extravagantes y para nada naturales.- Espero que ninguno se me acerque nunca.- Hice una cara de desagrado, no sé si pasó desapercibida por la gente a mi alrededor, pero me da igual.

La construcción es de un tono marrón tierra y gris bloque, se ve horrible. No parece que sea muy colorido tampoco por dentro, pero no me importa.

Sin darle más vueltas entré. Al darme la vuelta vi que mi hermano estaba a mi lado, lucía un tanto asustado. Lo miré con un poco de asco. Él había salido un poco grueso como mi padre y yo a mi madre, delgado. Sé que no va a durar mucho en este instituto sin que se metan con él. Pero bueno, él sabrá, es cosa suya.

- Oliver, ya yo tengo mi horario y sé donde está mi clase- me dijo serio. Lo miré de igual manera-¿Te espero?- lo miré mal, no quería que me vieran con él.

-No, no pasa nada Mateo, vete tu tranquilo y haz amigos en el recreo,-lo miré a los ojos pensando en como quitármelo de encima por el resto del día- debes ser un poco más independiente a partir de ahora, estás en el instituto, no eres un crio.- le dije serio. Me miró por última vez y bajó por unas escaleras.

Había un mostrador, así que me acerqué con la intención de preguntar por mi clase. Esperé muy poco porque una mujer bajita, de mediana edad, con gafas y rubia se acercó al otro lado del muro.

- Buenos días- me dijo con un tono amargo. A primera hora de la mañana, un lunes y ya tenía cara de quererse pegar un tiro entra ceja y ceja.- ¿Qué se te ofrece?

- Buenos días- dije con un tono mejor que el de ella. No iba a ser maleducado con ella, ya lo sería con mis compañeros de clase, con adultos no.- Esta es mi primera vez en el instituto. Quería saber en que clase me ha tocado y mi horario, por favor.- La mujer me miró y sacó un archivador gordísimo. Luego me miró como si le faltara algo más de mi.- Oliver Muñoz Díaz, 4º de la eso.

- Aquí- dijo ella después de haber estado buscando por un minuto. Mientras esperaba por su respuesta vi como entraba gente por la puerta de diferentes edades, diferentes alturas, colores de cabello, de peso, de aspecto.- Oliver, estás en el "C", y aquí esta tu horario- Me pasó un folio e hizo una mueca intentando verse menos amargada.