ご - final.

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Efectivamente, ChaeHyun no estaba en casa cuando ambas llegaron. La parte difícil fue convencer a JiMin, porque salió de la pizzería dispuesta a tomar un camino distinto y cumplir la amenaza de comerse la pizza sola, incluso tuvo la delicadeza de dar media vuelta, abrir dramáticamente la caja y levantarle a Minjeong el dedo medio después de "sacarlo" de la caja.

Sólo hubo que seguirla cuatro calles y cuando finalmente la alcanzó, le prometió que había algo para ella y debía acompañarla.

Así, llegaron a casa de la menor, con una pizza fría y una pelimorada confianzuda que apenas puso un pie dentro, se dirigió al refrigerador para buscar una cerveza.

— No hay, JiMin. — responde desde la sala MinJeong, a sabiendas de qué busca su amiga apenas escucha el ruido de la puerta ser abierta.— No hubo ayer, no habrá hoy.

— Debería, se supone que me conoces. — cierra la puerta sinceramente decepcionada, para salir a la sala donde Minjeong está sentada en el sofá.

— Y también se supone que me importas, por eso no fomento tus vicios.

JiMin pone cara de asco.— Demonios, hablas como una madre, Kim.

MinJeong sonríe, cruzando ambos pies bajosu trasero. — Me gusta pensar que muy dentro de ti, te gusta que me preocupe por ti.

— Un poco, tal vez. — JiMin evade lo anterior dicho, porque le pone incómoda admitirlo y además, todavía no se acostumbra a eso de que le guste MinJeong de otra forma— ¿Vas a darme lo que sea que tienes para mi o me puedo ir?

— Te lo daré, sí, pero antes quiero algo. — MinJeong palmea el reposa brazos del sofá.

— No voy a sentarme ahí.

— ¿Eh? ¿Qué tiene de malo?

MinJeong se suelta a reír con ganas, mientras JiMin se molesta más y más a cada segundo. Renuente, no se mueve de su sitio hasta que la menor se pone de pie, con las manos al cielo en señal de paz.

— Vale, tú ganas. Siéntate. — MinJeong señala el sofá ahora vacío.— JiMin~... Confía en mí.

JiMin en serio trata de mantener la expresión estoica y firme pero MinJeong le pone esos ojos de cachorro, esa boquita en puchero y efectivamente, ella no es de hule, así que acepta y se deja caer al sofá de mala gana, con las piernas abiertas y los brazos cruzados. MinJeong sonríe victoriosa y se sienta junto a ella, con la peculiaridad de estar sobre las piernas de JiMin. La menor enrosca los brazos alrededor del cuello de la mayor, con esa dulce y bonita sonrisa todavía en el rostro. JiMin lleva ambas manos a la espalda de MinJeong, mirándola con detenimiento, sin esa expresión de molestia permanente que normalmente carga. Sus párpados relajados, sus ojos brillantes recorriendo las facciones de la menor y sus labios ligeramente curvados hacia arriba mientras pasa los dedos por la espalda baja de MinJeong.

La menor se encoge de hombros.— Esto es chantaje puro, te estoy secuestrando y no te has dado cuenta.

JiMin alza una ceja, una sonrisa divertida en su rostro. Sus dedos bajan un poco, delineando el interior de los muslos de MinJeong.— ¿Ah, sí? — La menor asiente con los ojos cerrados.— Puedo levantarme y llevarte conmigo, y entonces, tu plan habría fallado rotundamente.

— Tal vez quiera que me lleves contigo... — enrosca sus dedos en el cabello de JiMin, mirando bajo sus pestañas el pecho de esta.

JiMin entiende el sentido de la frase y detiene sus movimientos, para observar con atención a MinJeong. Sus ojos tristes y esa bonita sonrisa caída, mientras le acaricia el cabello. Toma de la barbilla a la menor, con cuidado, enfocando sus miradas; los ojos de MinJeong no brillan en la forma que tanto le gusta a JiMin, se sienten apagados.— ¿MinJeong? — La menor baja la mirada.— Oye, dime que sucede.

rude girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora