2⁜⁜

134 12 0
                                    


Kurotsuchi no paraba de reír, desde hace unos días Deidara empezó a salir de su habitación, jugaba más con los niños menores... como ahora, le dijo a un que se quede parado mientras estaba en el columpio. Obviamente se cayó, pero a ella le daba gracia.

El pequeño no paraba de llorar, Deidara le suplicaba que se callase.

[Kurotsuchi] ¡Ya! Deja de llorar que me duelen los oídos -se quejo la niña tapándose los oídos.

[Deidara] Seichi, ya deja de llorar. Ya lo siento mucho no volveré a soltarte así -decía Deidara mientras sobaba la espalda del niño, la cual había sido la parte golpeada-. Kurotsuchi, deja de taparte los oídos y anda a traer uno de mis dulces.

Esa palabra fue tan mágica que el niño dejó de llorar al instante. Iba a comer uno de los famosísimos dulces de Deidara, los niños pequeños no tenían tanta accesibilidad a los dulces, ya que les daba más energía de la que ya tenían.

Solo los mayores podían tenerla pero con mucha responsabilidad, Deidara era conocido por los pequeños como "el brujo de los dulces". Vaya creatividad...

[Kurotsuchi] Ya, ya -camino con pesadez al cuarto del rubio, pero antes de llegar a su dormitorio, escuchó algunas voces de la directora y otras personas.

[Tsunade] Así es, los niños ahora mismo se encuentran en el patio; podrían pasar a verlos, ahora es el horario de los niños de cuatro a cinco años, claro que también hay que uno o dos de otra edad -sonrío.

[xxxxxx] Claro, ¿entonces con normalidad podemos ir, no? -preguntó amablemente la señora.

[Tsunade] Pero disculpe, antes quiero hacerles una pregunta; no es por incomodar, es parte del protocolo. ¿Pero por qué desean adoptar a un niño o niña?

[xxxxxx] Mire, usted sabe que somos conocidos como figuras públicas, sabe qué hay veces que los políticos tienen que hacer actos benéficos. Este es uno de esos -sentenció el señor.

[xxxxxx] Pero también queremos tener un pequeño en casa, lamentablemente ya no tengo edad para tener hijos; mis únicos dos hijos ya son grandes. Me gustaría volver a tener ese sentimiento de estar cuidándolos y jugando con ellos.

La pareja de señores eran muy contradictorios, sus razones eran distintas. Uno por fin sociales y caridad, el otro por un cariño y darle la esperanza a un pequeño menos afortunado...

[Tsunade] Bueno, entonces pueden ir pasando a ver a los niños, yo los acompaño con gusto -guió a la pareja hasta el patio, donde estaban todos los pequeños.

La pequeña Kurotsuchi, con sus cortas piernas corrió lo más rápido para avisarle a Dei; pero fue muy tarde ya que una mano en su hombro la detuvo. Con nervios volteo a ver quien era.

[Tsunade] Kurotsuchi, pequeña, ¿qué haces aquí corriendo? -le sonrió.

La niña no sabía que responder y solo tartamudeaba intentando dar una respuesta sin que se notase que mentía.

[Tsunade] Bueno -la niña al no responder, Tsunade cambió de tema-. Acompáñenme al patio, ahí están los menores.

La pareja siguió a la mujer rubia hasta el patio, sin saber que un rubio estaba intentando calmar a un niño de cuatro años.

[Tsunade] Ellos son -hizo que la pareja mirara a los pequeños que corrían por todo el patio.

Afortunadamente Deidara había solucionado el problema con el niño, ahora se le veía riendo mientras Deidara hacía muecas, intentando hacer que se olvide del dolor.

Claro que Deidara no notó la presencia de los mayores, por eso su comportamiento era más tranquilo. Pero solo con hacerle reír a ese pequeño, logro llamar la atención de la mujer, pensando "es perfecto".

Juego prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora