Último suspiro

II

-Eh -Me quedé pensativo en sí decirle que si o decirle que no, pero finalmente me decidí -Sí, soy yo.

-Sígueme -Me indicó sin bajar la mirada y empezó a caminar. La voz de aquel hombre era grave y relajada.

-Pero -Miré al director, pero no me dijo nada, solo movió su cabeza en forma de que lo siguiera. Me levanté de la mesa y lo seguí.

-Querrás conocer al jefe, te agradará -Me dijo sin mirarme. Estaba caminando alado de él. Es demasiado alto.

-¿Jefe? -Fruncí el ceño confundido.

-Claro, él te quiere conocer y hablar contigo.

Bueno, obviamente no sabía quién era el "Jefe". Pero tenía curiosidad quien era y porque quiere hablar conmigo. Aquel hombre alto abrió la gran puerta del instituto. Cuando salimos había un auto en la cera de adelante, estaba completamente solo. Era un Toyota Century 1990, vidrios muy obscuros. El favorito de mi padre. El hombre que estaba conmigo se acercó al auto y abrió la puerta trasera.

-Sube -Se quitó los lentes y pude ver sus ojos. Eran negros. Más negros que el propio color. Eran intimidantes.

Me quedé inmóvil. No sabía si subir o no. Entonces volvió a repetir:

-Vamos, sube, no tengas miedo. No te vamos a hacer daño -Me sonrió, su sonrisa era linda. En mi punto de vista, aquel hombre era demasiado atractivo. Ojos negros intimidantes, pelo negro, voz grave y relajada, y dientes perfectamente alineados.

-No lo obligues si no quiere subirse -Habló una voz, la cual era grave, seductora, pero, a su vez, intimidante.

-No lo estoy obligando -Defendió el hombre.

El vidrio del lado del copiloto empezó a bajar poco a poco. El hombre de pelo negro cerró la puerta y se fue a mi lado. Entonces aquella persona que estaba ahí me miró directamente a los ojos.

-Así que. Tú eres Marcus Mcclain, ¿Cierto? -Me preguntó aun mirándome a los ojos. Sus ojos eran de color café claro, pelo café oscuro, tatuajes en las dos manos, cuerpo definido...

-Sí, soy yo -Le respondí. Comencé a mirar a todas partes sin mover la cabeza, estaba nervioso.

-Excelente. -Soltó mientras sacaba un cigarrillo del bolsillo de su pantalón.

-¿Quién es? -Le susurré al hombre de pelo negro.

Se agachó hacia mi oído y susurró -Pronto lo sabrás pequeño.

-Mmmm -Fruncí el ceño

El hombre de pelo café oscuro le dio una calada a su cigarro. -Soy-- - Una voz interrumpió la conversación.

Mierda

-Joven Mcclain, ya tienes que entrar. No te podemos dejar que estés afuera por tanto tiempo -Explicó la secretaria del instituto con una voz maquinal.

-Está bien, en unos momentos entro -La secretaria asintió y se fue.

-Ya me tengo que ir, nos vemos después -Les dije a los dos hombres, mirándole de reojo.

-Está bien, vendremos cuando salgas.

Asentí con la cabeza y me fui corriendo a la cafetería con mis amigos. Pero ya no estaban, entonces agarré mis cosas y me fui al salón de álgebra.

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-Eso fue todo de mi clase, pueden salir chicos. -Todos agarraron sus cosas y salieron corriendo. Excepto yo y mis amigos.

-¿Quién era ese tipo, Marcus? -Cuestionó Thiago; mi mejor amigo desde la infancia.

-No lo sé -Le dije, guardando mis cosas.