2.-Historia De Familia

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Ese algo raro no lo lograba descifrar, se le notaba extraña, pero no quería preguntar, ya había tenido suficiente con lo de hacia un rato, y la verdad no creía que la visita del socio mi padre fuera a ser miel sobre hojuelas.

-Está bien, madre- Dije dedicándole una sonrisa-. Tu descansa, te ves cansada- Aconseje dándole un beso en la frente.

-Claro, Fred- Contestó sonriendo.

Subí a mi habitación rápidamente, pero no sin antes intentar arreglarme un poco por lo desarreglado que yo ya estaba por lo pasado. Sacudí ligeramente mi camisa y quite el cabello sudado que tenía en la frente, al mismo tiempo que lo acomodaba hacia un lado. Pare frente a la puerta de mi habitación y limpie con el dobladillo de mi pantalón; solté un suspiro, esboce una sonrisa no muy exagerada y abrí la puerta.

Dentro estaba un hombre de cabellos castaños que están empezando a encanecerse, revisaba mi librero detalladamente como si estuviera buscando algo, pero no había nada que pudiera buscar.

Agarro un viejo y pequeño libro, con encuadernado de color azul. Lo analizo detallada y lentamente, y por el hecho de que el pequeño libro no tenía título empezó a hojearlo lentamente. Necesitaba ver que hacía y como lo hacía, así podría descifrar su humor, por eso es que por un momento me le quede viendo en silencio.

El hombre se detuvo súbitamente en una hoja a la mitad del libro, eso era muy curioso, que yo recordara en ese libro no había nada que como para detenerse de esa manera. Saco una fotografía y la examino analíticamente, no había pasado ni un segundo antes de que yo pudiera notar cual era la foto, era la primera que Dennisse y yo nos tomamos.

Carraspee ligeramente la garganta al mismo tiempo que la puerta se cerraba ruidosamente. Dejo el libro tal y como estaba, para después voltear a verme. Hizo a sonreír y mi sonrisa desaparecido, al igual que mi ligera seguridad. Era una dentadura afilada y muy prominente.

-Vengo a hablar sobre tu nuevo puesto en el negocio de tu padre-. Dijo acercándose. Algo me lleno de miedo, por lo que termine bajando el rostro.

-¿Q-que tenemos que hablar?- Pregunte en tartamudeos de manera temerosa intentando ocultar el temor en mi rostro.

-Por tu expresión logro notar que tu padre nunca te conto nada- Dijo el hombre frente a mí-. ¡Levanta el rostro! ¡Es de mala educación mirar hacia abajo cuando estás hablando con alguien!- Me llamo la atención.

Tenía razón, estaba mal. Yo tenía que levantar el rostro, pero el miedo me invadió. Sus ojos, sus horribles y espeluznantes ojos; pero no solo eso, también es su sonrisa. El simplemente no me permitía el verlo, pero debía verlo; solo Dios sabrá de que es lo que es capaz de hacerme si no lo obedecía.

Levante lentamente el rostro y me encontré con lo que quería evitar, sus ojos. Unos ojos totalmente inhumanos, son... son... son completamente diabólicos. Son rojos, tan rojos que sentía mi interior hervir, a excepción de sus pupilas, las cuales eran de color verde esmeralda, un espeluznante, asombroso y brillante (literalmente) color verde esmeralda.

Sentí un escalofrió de miedo recorrer por mi espalda. Creo que se dio cuenta porque me enseño una amplia, literalmente amplia, sonrisa; ya que llegaba más allá de los que deberían de ser sus colmillos, la verdad no sabía si lo eran, porque todos sus "dientes" eran totalmente afilados cual colmillos. Daban mucho miedo, en especial porque creía que tiene más de una fila de dientes.

-No me tengas miedo, pequeño. No hay nada que temer- Dijo sin desaparecer esa horrida sonrisa de su rostro.

-N... No tengo miedo- creía-, simplemente tuve un mal día- explique-. Así que... hablemos después, por favor- Exprese pasando a un lado suyo para poder sentarme en mi cama.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2015 ⏰

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Frederick: El hijo del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora